Barca de Papel (18): Juan Calzadilla (1) versa sobre una aproximación crítica a su libro «Poesía por mandato. Antología personal (1978-2012)», publicado por Monte Ávila Editores Latinoamericana en 2014. JCDN. 

Portada de este magnífico libro-prontuario de Juan Calzadilla

Poesía por mandato. Antología personal (1978-2012) es quizás la mejor incursión del poeta Juan Calzadilla en el género de la compilación: No sólo rejuvenece su discurso poético con desparpajo y rigor metodológicos, sino que resalta la cualidad transgenérica de la escritura. Este pastor de las dudas, como bien lo califica Juan Manuel Roca, escruta y desintegra la sosa realidad con un afilado punzón.

Por tal razón, estructuraremos esta reseña inventariando notas, digresiones y aforismos. Que el poeta nos perdone y la poesía nos lo premie.

LEE ESTE ENSAYO BREVE DE JUAN CALZADILLA SOBRE REVERÓN

1.- Se reescribe y reconfigura la obra propia a través de la antología, de por sí un recurso arbitrario de auto-reconocimiento que machaca el egotismo de autor.

2.- Apuesta por una poesía del Decir: Ars poética que se burla y entrampa a sí misma en la transparencia discursiva hecha travesura púber. El poema pivote de esta paradójica colección es “Autorretrato”: “Cuando me miro en él me veo perdido / como si, más que plasmar mi figura, / lo que hice fue cavar mi propia fosa”.

3.- El perro reina orondo en su Bestiario, bien sea el cacri de monte o ciudad: “Te viene con cuentos y ladra en ti tan pronto / descubre que tus argumentos / son los mismos del perro”. El gruñido equivale a hablar entre dientes.

4.- Las precariedades de forma y fondo justifican y modelan a la Palabra: “Observa con qué facilidad escribes / sobre pájaros. / Pero ¿cuántos has palpado / amorosamente con el calor de tus manos”.

5.- La fusión transgenérica no obedece a ninguna moda post-modernista. Por el contrario, nos muestra el bullir contingente del intelecto, el corazón y las tripas.

Contraportada de este libro bellaco

6.- Desmonta con humor corrosivo el formalismo patético y patente en las plantillas de la literatura: A la par cómplice de César Vallejo, nos dice del poema “Que refleje pero que deje ver / Como el cristal, no como el espejo”. Reivindicación voyeurista de la ventana que abomina de las puertas.

7.- Desdiciendo a la crítica convencional, distraída y confortable, encontramos que el tratamiento paisajístico de la ciudad lo reconcilia con lo rural [la Anti-Arcadia, claro está]: “Estos alegres bucares, estos apamates / en general nos hablan poco. / ¿Por qué tendrían que hablarnos?”

8.- El humorismo en su poesía no es plano sino que asume múltiples caminos como la ironía, la parodia y la sátira. Por ejemplo, confundir una soga con una culebra: “-Entonces agarre usted la cabeza / que yo asiré la cola. ¡No vamos a pelearnos / por un problema semántico!”

9.- El discurso no evade el tenor político ni comprometido. La discusión de temas ligados a la identidad latinoamericana [“El primer aviso”], la reconsideración historiográfica [“Robinson pintaba las ideas con palabras” y “El último amor de José Leonardo”] y el rol ideologizante de los medios de comunicación social [“Después del deslave” y “Escenas virtuales”], así lo confirman. El rol desconfiado, humorístico y dubitativo del poema va de la heterodoxia a la apostasía. La poesía acribilla el panfleto político como envilecimiento propagandístico.

10.- El poema es multisugerente e incluso escurridizo. “En el zoo”, el Bestiario remite no sólo a la constitución luminosa del Hombre en contraste con su sombra, sino que la puesta en escena refiere la identidad Museo / Mausoleo / Manicomio [al punto de cuestionar a la voz autorizada].

Presentación del libro en el Museo de Arte Valencia

11.- “Aprendo estrategias de la gente, sin andar / con rodeos. De mí también ustedes aprenden / lo propio. Y leyendo mi rostro me conocen / y no se apiadan de mí / ni me perdonan”. Leer al Otro es un presupuesto ético difícil de completar en la contingencia, el tropiezo y la contradicción. Amar al Prójimo no es un lugar común esterilizado por la literatura políticamente correcta.

12.- Juan Calzadilla es, insistimos, el poeta más joven del país. Persiste en la rebeldía inconformista de los días de “El Techo de la Ballena”. No es anacronismo ni ridiculez de viejos verdes, es pulsión de vida. ¿Quién recuerda a su impostura o heterónimo resucitado de nombre Esteban Muro? Sólo la ballena boquea con propiedad.

13.- Cultivo de la poesía como obsesión objetual: “El hacha habla y el bosque responde. / El hacha pone la música pero el árbol es el instrumento”. ¿Acaso alude al concierto de violonchelo de Dvorak que le saca astillas a sus propios bosques?

14.- Pasión lúdica por la poesía. Por ejemplo, el fundido encadenado de dos haikús: “El lavamanos // Del chorro brota una cascada. / Las rocas son mis manos. // Emerges por el chorro de la voz / cuando abres el grifo de tu boca”. Jugar con la Palabra es el móvil de vida de la literatura auténtica.

15.- Nos complace la inclusión dinámica y complementaria de poemas inéditos, así como también la agrupación de los textos bajo categorías meta-poéticas y vitalistas [la literatura y la realidad, la problemática de la recepción, la mirada con su estética portátil, lo políticamente incorrecto].

Algunos de los libros del poeta Juan Calzadilla

16.- Los aforemas y las protofixiones: ¿Nuevos géneros literarios o una forma divertida de nadar a contracorriente?

17.- El juego y el divertimento afectan al género de la Antología Poética: Curaduría responsable de la obra literaria que resguarda el más impune de los despropósitos.

El polígrafo y artista plástico Juan Calzadilla

18.- El poema-objeto [trabajado por el catalán Joan Brossa o el venezolano Franklin Fernández] se convierte en instalación, ready made y performance extremista. Luego de construir un ensamble con los restos de un autobús accidentado, nos dice entre la decepción y la ironía: “En la vía sólo quedaron el recuerdo y la ceniza / de las víctimas del choque. / Con sus huesos no pudimos hacer nada. / Pues ya se los habían llevado”.

19.- En alusión a Ambrose Bierce, construye también un diccionario del cínico que evidencia la banalidad del discurso y la maldad de los hombres. Valgan las acepciones para nada consolatorias de los términos Runsfeld [Donald] y Dalí [Salvador].

20.- “(…) Si yo ladrara, / no lo haría en plena calle, delante del público, / para que se viera que no estoy / interesado en volverme centro de la atención / cuando en realidad es eso / justamente lo que quiero”. La poesía auténtica rechina los dientes ante la sumisión que es la categoría infame del deber ser. Por cosas de protocolo, la poesía no es prioridad de la alta investidura. La vida, pues, no consiste en acatar un balurdo manual de instrucciones.

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José Carlos De Nóbrega / Ciudad VLC

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