cambiario

Por lo menos 35.000 millones de dólares deberían ingresar este año por exportación de petróleo. Cifra nada despreciable, como tampoco lo es el precio de 65 US$ el barril.

Peores años hemos vivido en lo que a ingresos de divisas se refiere: en 2016 entraron US$ 26.473 MM (30% menos de lo que se espera este año). Adicionalmente ese año debimos honrar, y así se hizo, US$ 16.041 MM de compromisos de deuda externa (50% más de lo que nos corresponde este año). En 2016 las importaciones ascendieron a US$ 17.977 MM.

Los precios del petróleo comenzaron a recuperarse en 2017 y las exportaciones totalizaron US$ 31.449 MM. Los compromisos de deuda no llegaron a US$ 10.000 MM y las importaciones fueron US$ 13.364 MM.

De recuperarse la producción petrolera en por los menos 500 mil barriles y llegar a los 2 millones diarios, unos US$ 10.000 MM más ingresarían a nuestro país. Y si además se cumplen los pronósticos de que el precio del petróleo alcanzará los 70 US$, pues unos US$ 50.000 MM estarían ingresando este año. Sumémosle las 24 TN de oro que llegarán a las bóvedas.

 

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Haciendo un buen uso de las divisas, dedicando no más de US$ 15.000 MM a las importaciones y pagando los US$ 8.000 MM de deuda que nos corresponden este año, deberían quedarnos alrededor de US$ 27.000 MM.

Levantar el control cambiario en cualquiera de sus modalidades, incluyendo el intercambio de bolívares por petros o por otra nueva moneda convertible diseñada con experticia internacional, implicaría que los potenciales ingresos en divisas (US$ 50.000 MM) vayan a parar, libremente y sin restricción, a las cuentas paradisíacas de los grandes capitales industriales y financieros transnacionales. Los mismos que desde 1999 se han llevado US$ 389.062 MM.

Durante estos 5 años de guerra económica se agotaron nuestras municiones: las reservas internacionales están al mínimo (US$ 8.756 MM). El enemigo se encargó de que eso ocurriera: desplomó el precio del petróleo, silenciosamente disminuyó la producción en PDVSA y además nos sobrefacturó los bienes importados. Claro está que nosotros nos dejamos.

Necesitamos apertrecharnos para ganar la guerra.

 

¿Vale la pena el control cambiario?

Necesitamos recuperar los ingresos en divisas y las reservas internacionales para dar de comer a nuestros soldados, es decir al pueblo; para importar las medicinas; para adquirir las maquinarias y repuestos; para producir; para consolidar la otra economía: la socialista.

Levantar el control cambiario es entregar las llaves del arsenal al enemigo. Equivale a entregar las armas. Es rendirse. Es perder la guerra. Es ceder la independencia y la soberanía.

 

Pascualina Curcio

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