Cuando una mentira se repite mil veces termina siendo una verdad dicen, pero ¿qué sucede cuándo esta tiene patas cortas?.
Desde la comisión de los hechos que se sucintaron ese 4 de febrero de 1992 muchos son los secretos que se irán develando con el pasar de los años.
Algunos confesados por sus propios autores, tal vez embriagados por las ansias de poder, otros simplemente motivados quizá por el remordimiento que, aun cuando corrió con todas sus fuerzas intentando en vano superar diversos escollos, jamas pudo escapar de la mirada inquisidora y aplastante de la historia que se encargó de demostrar cuan falsos fueron sus testimonios.
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El general de brigada Nelson Ojeda Valenzuela, quien era responsable del Cuerpo de Tránsito Terrestre en el momento de la rebelión militar que lideró el comandante Hugo Chávez Frías el 4 de febrero de 1992, había revelado por televisión que la acusación que circuló profusamente para desprestigiar a los oficiales alzados contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez fue una mentira planificada.
“Hay una cosa importante: la magnitud de este movimiento -militar-determina la información tanto al país como al extranjero”, explicó Ojeda Valenzuela en el año 1996, durante una entrevista en la que participaron personeros del gobierno adeco, entre ellos el hoy militar opositor retirado Iván Carratú Molina, en el programa Vox Populi que conducía el periodista Nelson Bocaranda en la televisora privada Venevisión.
“Cuando a las 7 de la mañana el presidente Pérez le dice al doctor Diego Arria: ‘doctor Arria, con el general Ojeda redacten ustedes la información para las agencias noticiosas’, el doctor Diego Arria dice: ‘vamos a informar de que esto es una asonada de un grupo de fascinerosos que quieren asesinar al presidente’”.
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“Yo inmediatamente le dije: ‘mire, doctor, hay más de 17 unidades de alto nivel involucradas en esto, verdaderamente es una sublevación militar. ¡Vamos a tratarla como tal y no comencemos a mentir porque vamos a enredarnos más!”, afirmó.
Esta grave revelación por parte de un excepcional testigo presencial de la trama palaciega, sin embargo, no produjo ningún interés en el periodista. El conductor del programa fue al “corte” y no se trató más nunca sobre esta mentira de la que se hicieron eco todas las agencias internacionales de noticias y también la “gran prensa” de Venezuela.
Y es de suponer que, con el devenir inexorable del tiempo y su extraña forma de realizar juicios y más aún de dictar sentencia, muchos más intringulis serán rasgados cual velo que celosamente oculta un misterio, serán expuestos cual exótica criatura circense ante la opinión pública que a fin de cuentas, tiene la última palabra.
Ciudad VLC/José Becerra/Con información de VTV
