abstención

Hay muchos irresponsables tratando de culpar al chavismo de la abstención de la oposición. Esto refleja la desesperación de un sector que perdió la brújula hace mucho tiempo y que prometió fórmulas mágicas para esconder la verdad, que no es otra, que aplicar medidas neoliberales y, que por cierto, hoy tienen en la quiebra a Argentina, y vaya que una crisis con Macri jamás será igual a una crisis con Maduro.

 

El primero defenderá a los empresarios, el segundo a su pueblo.

 

Nuestros adversarios políticos no han podido construir una propuesta y no es por falta de inteligencia, sino por intereses de clases. Es imposible presentar una plan económico sin disimular el apego anacrónico que tienen con el capitalismo.

¿A quién se le ocurre presentar como propuesta la impresión de un billete norteamericano para captar voto? Es una subestimación a la inteligencia del venezolano, al crecimiento político que hemos obtenido.

Y entonces, el otro candidato, el pastor «mesías», vino con la propuesta que Dios lo llamó a esta tarea de la liberación para hacer de Venezuela el paraíso en la tierra. Nada que envidiar a los colonialistas que vinieron con espejos y cruces a someternos y saquear nuestras riquezas.

 

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Ahora bien, ¿Usted votaría por unos imbéciles que apenas llegaron a la Asamblea Nacional prometieron la salida de Maduro sin son ni ton? Luego participaron en saqueos, guarimbas, crímenes y quema de seres humanos. Yo creo que alguien con dos dedos de frente analizaría por un instante estos acontecimientos y sacaría sus propias conclusiones.

 

De pasapalos y, por si fuera poco, asumiendo su incapacidad para derrotar a la revolución bolivariana, se van al extranjero a mendigar invasión, bloqueo, sanciones y triquiñuelas mediáticas para sacar a Maduro, generar caos y darwinismo social dentro de nuestro país. Lo peor es que este grupo de turistas políticos asumen el abstencionismo que ellos mismos generaron, como su candidato. ¡Fin de mundo!.

No es la incredulidad al CNE lo que produjo su abstención, fueron las constantes frustraciones que esa dirigencia política le causó a su gente. Esto es público y notorio.

Nosotros por nuestro lado debemos mejorar. Hay que acabar con la impunidad y ganarle al ataque que se ha hecho contra nuestra moneda. Debemos, como revolucionarios, aplicar medidas efectivas y creer en la formación política; sin ella no hay bono que valga. Casi seis millones de votos en un momento de crisis habla muy bien de un pueblo que merece más calidad política por parte de nosotros que estamos en estructuras de poder estatal.

 

Guillermo Vizcaya 

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