Conversar libremente sobre las relaciones sexuales es aún un tabú en muchas sociedades, pero cuando se refiere a asociar el sexo con la discapacidad y las actividades sexuales resulta aún más descabellado, fuera de orden y hasta imposible.
Esto se debe a la mala información y al papel sobre-protector que con el cual se casan la mayoría de padres que tienen algún hijo o hija con discapacidad.
Precisamente, porque no se educan al respecto de las diferentes condiciones de sus hijos para no dejarlos exentos de poder realizar diferentes actividades. Es decir, que les lleven a vivir una vida plena que les proporciones una mayor suma de felicidad y calidad de vida.
En otras palabras, que les permita a las personas con alguna discapacidad poder interactuar sexualmente y llevar una vida en pareja a plenitud.
A propósito de estas dudas y falta de conocimientos, pues vayan enterándose de ciertos aspectos que aclaran el panorama en cuanto al tema de la sexualidad y las personas con discapacidad.
Interés sexual y la discapacidad
Todos sabemos que la sexualidad y las diferentes manifestaciones eróticas son episodios que revitalizan y hacen la vida más saludable y placentera.
La sexualidad es un buen canal para establecer una excelente comunicación entre los seres humanos de todas las razas, costumbres, religiones y además condiciones físicas.
Cuando nos referimos a diversidad de condiciones, nos referimos a que todas, pero todas las personas tienen derecho a vivir y experimentar la sexualidad, y esto incluye, por supuesto, a las personas con discapacidad.
En la sexualidad de las personas con discapacidad, son más las limitaciones y tabúes que la sociedad les acredita que las propiamente pudieran existir en estas parejas, bien sean entre una persona capacidad convencional y una con discapacidad o con otras condiciones.
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Pero, en realidad, el problema radica en la falta de información por parte de los padres, madres y representantes al considerar que por el hecho de tener alguna limitación física, mental o motora no presentan interés por la intimidad.
Además, se tiene la falsa creencia de que todas las personas con discapacidad serán niños toda la vida. Sin embargo, aun cuando algunas áreas del desarrollo se vean comprometidas por cada condición, la sexualidad sigue siendo un área presente en todos los seres humanos.
Toda persona tiene derecho a experimentar el erotismo, así como la exploración corporal y las sensaciones que se disfrutan más allá del placer de los genitales.
Por lo que ya va siendo hora que la sexualidad en las personas con discapacidad deje de ser un tema tabú, porque ellos también se interesan por concretar citas, vivir romances, noviazgos, casarse e incluso se sienten atraídos por aspectos físicos del sexo.
Es muy común el ver que personas con capacidades convencionales mantienen relaciones amorosas con otra que sí presenta alguna condición. Estas se dan sin ningún problema.
Estas parejas rompen con paradigmas sociales y dejan en evidencia que una pareja es plena y libre cuando conecta aspectos profundos en su ser, deseos, sentimientos, intereses, por lo que cualquier barrera desaparece, lo que resulta beneficioso para ambos.
Satisfacción y procreación
La satisfacción, lógicamente en la sexualidad, va a variar según la discapacidad que la persona presente. En el caso de los caballeros, algunos podrían tener dificultades de erección, eyaculación o disminución en la movilidad del esperma, causando infertilidad.
Cabe destacar que todos estos posibles inconvenientes se presentan asociados con la discapacidad de la persona. Además, pueden aplicarse terapias que incluyen la estimulación y el uso de medicamentos.
En cuanto a las mujeres con discapacidad, si existiera una lesión grave, pudiese retener el impulso del orgasmo. También en algunos casos pueden perder la capacidad de satisfacción, sin embargo, pueden concebir hijos sin problema alguno.
Propias decisiones sexuales
Cada persona con discapacidad es libre de determinar cómo quiere vivir su sexualidad, ya que existen diferentes alternativas para disfrutar de una sexualidad satisfactoria.
Hay que tomar en cuenta que el disfrute de la sexualidad no solo es el acto sexual. Este disfrute erótico se puede encontrar a través del contacto de la piel, lo que indica que cada hombre y mujer con discapacidad puede vivir su sexualidad responsable y libremente a plenitud.
Ante todo lo dicho, es muy importante que la sociedad termine de entender que las personas con discapacidad pueden y están en todo su derecho de desarrollar, vivir y experimentar una vida sexual plena.
Solo falta más educación y orientación, partiendo desde el núcleo familiar para que todas las personas, con o sin discapacidades, desde la niñez y la adolescencia vayan teniendo la suficiente seguridad, madurez y confianza en sí mismos para cuando llegue la hora de que cupido toque a sus puertas.
Johanna Méndez/ Ciudad VLC
