La gata Flora: Dice un viejo refrán popular que la gata Flora siempre chilla. Y eso se aplica a la oposición venezolana. Primero se arrastraban por el suelo no pidiendo sino exigiendo elecciones. Hoy chillan porque el CNE las convocó. Y no solo las presidenciales (bonita oportunidad para que hagan valer su consigna de “Maduro vete Ya”), sino también las legislativas, esas que ellos denunciaban que tenían el período vencido. Pues ahora no quieren elecciones.

 

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Primero pedían “condiciones” y todas y cada una les fueron concedidas, incluida la observación internacional; ahora dicen que no hay condiciones y ruegan a la ONU que no envíe observadores. Primero dijeron que era muy poco tiempo para hacer unas elecciones; se las pospusieron y les dieron más tiempo. Es que ni que el CNE ni el Gobierno hagan lo que hagan van a participar (me refiero al grueso de ella, los golpistas de siempre, pues un amplio sector democrático sí está participando) por una razón sencilla: saben que no van a ganar. Y por eso se justifican en argumentos baladíes y malcriadeces para evadir la vía democrática esperando una invasión gringa que luce lejos. Y cada día se parecen más a la gata Flora: ¡¡Si se lo meten chilla y si se lo sacan llora!! (El dedo en el ojo, porsia).

 

 

Apagones: Arrecian los apagones no solo en Carabobo, sino en todo el país. Y más allá de los argumentos comunes, que muchos (por no decir todos) son ciertos, hay también razones geo-estratégicas que debemos entender. Porque si es muy cierto que hay fallas en la gerencia (falta de mantenimiento, de inversión, abandono de los técnicos para irse a otros países, corrupción, etc.) también es cierto que estamos en guerra, y en una guerra lo primero que ataca el enemigo son los servicios básicos: electricidad, agua potable, telefonía… Por eso a cada rato estamos sin agua y por eso cuesta tanto hacer una llamada o conectarse a internet. Lo que pasa es que como no vemos a los marines ni los misiles pensamos que eso de la guerra es invento del gobierno. Y la guerra económica nos golpea por todos lados: en la imposibilidad de comprar pan, pero también de comprar equipos para el sistema eléctrico. Y ojo: no defiendo las fallas producto de la incapacidad gerencial y de la ineficiencia, sobre todo porque parece que quienes dirigen esas empresas no entienden lo de la guerra. Y eso explica que los saboteos sean constantes y efectivos en detrimento de la población.

 

 

Cambures y gallinas: El hambre obliga, dice un amigo mío. Y lo dice (y lo digo) porque he notado con agradable sorpresa que en muchos patios familiares han empezado otra vez a criar las gallinitas criollas, esas que se alimentan con lo que hay y que cada 2 o 3 días ponen un huevo. Esas que cuando tienen un gallo se “echan” cada cierto tiempo y tienen pollitos que a la vuelta de un corto tiempo se convierten en pollos. Huevos y pollos, exquisitos y muy caros, hoy vuelven a ser producidos en nuestros patios y ayudan a la economía familiar en tiempos de bloqueo económico. Igual pasa con los cambures y plátanos: fíjese usted mismo cuando camine por sectores populares como las plantas ornamentales han ido dando paso en porches, jardines y patios a estos útiles, sabrosos y costosos frutos. Poco a poco vamos entendiendo, y vamos asumiendo nuestra realidad. Que así son los poderes creadores del pueblo.

 

Inflación: Terrible y brutal la inflación que no deja levantar cabeza al pueblo trabajador. Ella se devora en un par de días cualquier aumento salarial y luego continúa de a poquito haciendo su trabajo diariamente. El argumento de los especuladores, que aumentan los precios porque el dólar today sube, se les cayó hace rato, pues aún con ese dólar criminal en bajada o estancado, ellos continúan aumentando precios. Igual pasa con lo de los aumentos de salario: aunque estos no ocurran, igual todo sube. Ya una margarina está en Bs. 400 mil y el nuevo indicador monetario bautizado como “huevo today” esta en Bs. 650 mil. Y para los desprevenidos: eso cuesta un cartón de huevos, antes comida de pobre y hoy un lujo inalcanzable. Es la guerra contra el pueblo, directa, atroz, inmisericorde. Y el pueblo ahí, resistiendo.

 

Aclaratoria: La Harina Pan NO es de Lorenzo Mendoza ni de la Polar. Eso que por obra de la publicidad llamamos “harina pan” es harina de maíz precocida, la cual ya preparaban por métodos caseros nuestros tatarabuelos mucho antes que los Mendoza acapararan su producción y se apropiaran del nombre.  Sin embargo, nos han hecho creer, y muchos lo repiten, que toda la harina de maíz se llama “Pan” y por tanto es propiedad y hechura de Lorenzo el “mosquito muerto”. ¡¡Por favor!! Es que a Lorenzo Mendoza, acostumbrado a comer pan tostado con mantequilla de maní, ni las arepas le deben gustar. Por cierto, ya hay mucha gente produciendo su propia masa de maíz o su propia harina precocida, por métodos artesanales; muchos la comercializan. Y llegará el día en que como parte de nuestro proceso de independencia económica tengamos muchas empresas, de todo tipo, que la produzcan. O sea: la harina pan NO es de Lorenzo Mendoza… ¡¡Es del Pueblo!!

PD: ¡¡la cerveza tampoco!!

 

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Mercado negro: Cómo florece el mercado negro en época de crisis. Es hasta natural que así sea y en nuestro caso viene marcado por una perversa alianza cívico-militar. Por un lado funcionarios corruptos a quienes no les importa lucrarse con el hambre del pueblo y, por el otro lado, militares alcahuetes que se llenan los bolsillos violando su juramento de defender la patria. Y no generalizo: no son todos, que funcionarios civiles y militares honestos y comprometidos son la mayoría. Pero ahí tenemos un mercado formal donde no hay nada y un mercado negro donde hay de todo, eso sí, a precios asesinos. Me contaba un comerciante chino que ya casi ni abría el negocio, pues cuando Alimentos Polar le envía mercancía ni la recibe; es decir, firma la factura como recibida, le pagan el doble de lo que marca (productos regulados en su mayoría) y todo eso va al mercado especulativo. “Y me ahorro el pago de personal, las colas y los tumultos y gano un poquito más”, concluye el chino. Y en verdad gana un “poquito más”, pues si la harina pan marca Bs. 32 mil, se la pagan en Bs. 64 mil. Pero esta termina en el mercado negro costando mas de Bs. 200 mil. Y en eso andan camioneros, supervisores y un poco de gente de la Polar. Y así pasa con alimentos, medicinas y todo lo que el pueblo necesita. Y miren que hay gente que lucha contra eso, y aprovecho para reconocer el esfuerzo del gobernador Rafael Lacava y su “Carro ‘e Drácula”, quien ha enfrentado mafias y grupos de poder intentando defender al pueblo, cosa que no le ha resultado fácil. ¡¡Pero el esfuerzo sigue!!

 

 

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Mamotreto: Con las mismas caras, los mismos argumentos, los mismos padrinos y las mismas intenciones “nace” el Frente Amplio, nombre con el que ahora la oposición asume su participación en la política venezolana. Y pongo “nace” entre comillas, pues más que nacer es una mutación, ya que no hay nada nuevo. Tal vez lo único destacable es que algunos furibundos opositores que se hacían llamar “chavistas críticos” se dejaron de pajas y asumieron su papel junto a Borges, Ramos Allup y compañía. Oposicionismo puro, irracional y al servicio de los intereses imperiales es lo que representa la MUD hoy mutada en Frente Amplio. Como dicen: “No se hace vino nuevo en odres viejos”. Por tanto ese vino nació piche.

 

 

Ley contra el odio: A riesgo de que me la apliquen, quiero despedir la columna de esta semana con un verso del inmortal José Martí:

 

El amor, Madre, a la patria

no es el  amor ridículo a la tierra,

ni a la yerba que pisan

nuestras plantas;

Es el odio invencible

a quien la oprime,

es el rencor eterno

a quien la ataca.

 

 

JoséGregorioBlanco / @JoseGBlancoC

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