George Stinney el niño sentenciado a muerte en juicio express lleno de infamias (II)

En una nación que se autodenomina del primer mundo, los procesos judiciales dejan mucho que desear, sobre todo cuando son las minorías los procesados.

0
1157
George Stinney: el niño sentenciado a muerte en juicio express lleno de infamias (II)

Continuación de la triste historia de George Stinney: el primer niño negro sentenciado a muerte.

 

 

ALEGATOS DE LA POLICÍA

La policía arresta a Stinney usando para ello el alegato de homicidio en primer grado. Presentándolo como culpable sin un juicio previo, un mes mas tarde, en lo que se considera un tiempo verdaderamente record. Por supuesto, muy alejado de todo vestigio de legalidad, el “juicio” fue pautado para el mediodía.

 

La infructuosa defensa de Stinney, integrada en su mayoría por su propia famila, poco o nada pudo hacer, pues el flamante comisionado del caso, Charles Plowden, jamás se molestó en llamar a declarar a ningún testigo a favor del menor.

 

 

DEFENSA DE FAMILIARES

El argumento principal de la familia de George era que el menor había pasado la tarde que se había cometido el crimen, en casa. Sin embargo, la declaración de la policía, la única que a fin de cuentas fe tomada en cuenta como testimonio fidedigno, guió el amañado y por demás dramático caso hacia el nefasto derrotero.

 

5 largas y aparentemente interminables horas llegaron a su fin cuando la audiencia salió de la sala para permitir al jurado, conformado por una docena de hombres blancos, deliberar.

 

 

George Stinney: Culpable

Después de unos muy breve espacio de 10 minutos, el fallo estaba dado y la suerte de George estaba echada. Al joven afroamericano de apenas 14 años, de baja estatura y de 45 kilogramos lo declaran culpable.

 

 

 

A casi tres meses después del horrendo crimen que conmueve a la comunidad norteamericana, Stinney es levantado más temprano de lo habitual y lo guían por los fríos y oscuros pasillos de la penitenciaría Estatal de Carolina del Sur. Dos robustos guardias que lejos de ser una suerte de ángeles protectores, son, de hecho, sus inmutables e inalterables verdugos.

 

 

PREPARATIVOS MORTALES

Con espeso silencio, los dos hombres y el niño entran a la perturbadora sala, donde le dan la instrucción a George Stinney de subir a la silla. El menor escaló con el ánimo de quien se dirige a un lugar sin querer llegar jamás hasta la silla de la muerte. Mientras, una solitaria lágrima corría por su oscura mejilla.

 

Por otras parte, los dos oficiales, con extrema meticulosidad y parsimonia, gradúan todos y cada uno de los cinturones que ajustan la forma de la muerte al diminuto cuerpo en este caso, de George Stinney. Correas de pies, brazos, entre otros, se revisan. Nada, ningún detalle se debe dudar. Luego de eso, que parece un macabro ritual al cual están acostumbrados los verdugos, colocan los electrodos. No obstante, Stinney no tiene la altura necesaria para que su pequeña cabeza hiciera contacto con el dispositivo con la parte superior de la silla mortal.

 

Te puede interesar:  El racismo atropella… literalmente

 

Después de apilar algunos libros, para que los escasos 1,55 metros de estatura del menor  hicieran contacto con la muerte, comenzó el inenarrable suplicio.

 

CONTINUARÁ…

 

José Becerra/Ciudad VLC

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here