El Grupo de Lima, que reúne a varios países con gobiernos de derecha del continente americano, instó con un «último llamado» a suspender las elecciones presidenciales de Venezuela previstas para este 20 de mayo.
Desde México, la alianza de gobiernos alineados con Estados Unidos, aseguró que los comicios son “ilegítimos” y “carentes de credibilidad”, obviando los cientos de llamados del gobierno venezolano a la oposición para llegar a un acuerdo para realizar elecciones, luego de que la MUD insistiera en los últimos dos años en realizarlas cuanto antes.
“Las elecciones previstas en Venezuela no cuentan con la participación de la oposición, no cuentan con observación internacional ni ofrecen las garantías de un proceso democrático libre y justo”, señaló durante la cita el ministro de Exteriores de México, Luis Videgaray, desconociendo la participación de los opositores Javier Bertucci y Henri Falcón, las invitaciones a la ONU para observar las elecciones, y las fortalezas del sistema electoral venezolano como la posibilidad de auditarlo en cualquier fase.
Irónicamente, este Grupo de Lima que se «preocupa» por Venezuela no ha dicho nada sobre el fraude electoral ocurrido recientemente en Honduras ni sobre la compra de votos público y notorio en las elecciones parlamentarias de Colombia.
Carente de moral y mucho menos de legitimidad para exigir medidas que rayan en lo injerencista e ilegal, la alianza de derecha también expresó su preocupación ante “el agravamiento de la crisis política, económica, social y humanitaria en ese país”. No obstante, no dicen nada sobre la violencia extrema que viven Colombia y México, o la crisis económica y social de Argentina, lo cual revela su falta de legitimidad y su postura antichavista, que apunta sencillamente a derrocar a un gobierno que no comulga con la derecha rancia, conservadora y sumisa ante las órdenes de Washington.
Juha Arellano / Ciudad Valencia
