Héctor Lavoe como motivo literario [2] es una aproximación crítica a la Biografía «Cada Cabeza es un mundo. Relatos e historias de Héctor Lavoe» (2003) del periodista puertorriqueño Jaime Torres Torres, segundo panel del díptico dedicado al Tiburón de la Salsa en el 25° aniversario de su partida física. JCDN.

Segunda edición de la biografía de Lavoe por Jaime Torres Torres en 2004

2.- Lavoe según Jaime Torres Torres. La biografía “Cada cabeza es un mundo. Relatos e historias de Héctor Lavoe” (2003 y 2004) de Jaime Torres Torres es, no obstante su inclinación religiosa evangélica, un libro muy simpático que reivindica con sinceridad y empatía al Cantante de los cantantes. La introducción no oculta para nada la admiración melómana del biógrafo por el biografiado: “Desde entonces [la infancia], Héctor, a quien en varias ocasiones confundí con Willie Colón, se convirtió en mi cantante favorito (…) // En 1974 fui uno de los miles de salseros que lamentó la separación de Willie y Héctor”. Esto delata también la histórica dupla musical que formaron Colón y Lavoe desde finales de los ’60 hasta mediados de los ’70, al punto de fundir sus talentos en la diversidad de sus personalidades.

El título de la biografía alude a un pasaje de la canción “El Todopoderoso”, una transfiguración biográfica de Cristo en la música afro-caribeña. Sin embargo, Lavoe era más afín al sincretismo católico y yoruba antes que al rigor cristiano protestante. Afortunadamente, el periodista Torres supera al feligrés para ofrecer al lector un apasionado, documentado y ecuánime [hasta donde puede] texto biográfico sobre el Rey de la Puntualidad.

Primera edición del libro en 2003

Otro acierto del libro es el prólogo de su compañero de ruta iniciática, Willie Colón, quien resume la denuncia [si se quiere profética] del corpus biográfico: “Promotores y empresarios lo explotaron hasta el fin. Hasta en su agonía siguieron vendiéndolo y exhibiéndolo cuando no podía ni con su alma”. La biografía suministra algunos nombres nefastos: Jerry Masucci, Ralph Mercado y David Lugo, además de agregar nosotros un vil programa de RCTV, La Antena Viajera, que lo exhibió en su decadencia física y anímica. Más adelante, dice Colón: “Productores le montan ‘obras’ teatrales y películas, sin hacer las investigaciones apropiadas y sin entender quién era Héctor Lavoe”. Salvamos la pieza teatral de Edgar Borges, “Lavoe contra Lavoe”, pero no la mediocre y amarillista película “El Cantante”, en la que sus productores y actores protagónicos, Jenniffer López y Marc Anthony, además de abultar sus carteras, se aprovecharon de Lavoe para inflar sus egocéntricas carreras artísticas.

Uno de los discos de Lavoe con el sello de la Fania

La segunda edición revisada del año 2004, se asimila a un gran álbum de recortes periodísticos y fotos autografiadas en Blanco y Negro, soportado en papel glasé, que glosa la vida y obra del cantante oriundo de Ponce. Como todo buen reportaje periodístico convencional, respeta el orden cronológico, eso sí, sin escatimar detalles. Ello en el marco autoral que vincula la empatía del biógrafo respecto al protagonista con un ejercicio discursivo moral y religioso.

Se agradecen los apéndices o capítulos finales de esta biografía referidos al Anecdotario, la Discografía brevemente comentada, “Las carátulas del binomio”, el glosario de Héctor Lavoe como picante inventario lexical y, en especial, una selección mínima y comentada de sus soneos más célebres y curiosos. A este último respecto, los pregones de Héctor Lavoe en gran parte de sus canciones se erigen como aforismos picarescos y guapachosos, cuyo efecto produce una conexión cómplice con el melómano y el bailador. Tenemos alusiones autobiográficas a su terruño [Doña Monse se asimila fonética y simbólicamente a su Ponce Natal] o a la familia [la broma inocente y cruel a su suegra en “Soñando despierto” que anticipó su muerte violenta]. Incluso desvaríos de un surrealismo naif  del Caribe que utilizamos en algún ensayo nuestro: “Ay, cásate y no te quedes jamona que en el cielo tienen un elefante ahora”, miniatura que colinda con la brillantez de los aforismos de Lichtemberg o las greguerías de Ramón Gómez de la Serna.

VACÍLATE ESTE MEDLEY DE COLÓN Y LAVOE

A veinticinco años de la partida física y la persistencia en la memoria de Héctor Lavoe, recomendamos la lectura de este libro bien intencionado y amistoso de Jaime Torres Torres, claro está, teniendo como cortina musical las canciones de este gigante de la salsa.

LEE LA PRIMERA ENTREGA DE ESTE DÍPTICO SOBRE HÉCTOR LAVOE

José Carlos De Nóbrega

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