Desde los albores de esta Revolución Bolivariana, la revisión de nuestra historia nacional se hizo un tema reiterado en la permanente comunicación que se empeñó en establecer Hugo Chávez con sus compatriotas.
Porque de cierto fue Chávez nuestro más grande comunicador, un incesante “comedor de libros» con una capacidad de trabajo sorprendente, pero sobre todo necesaria para la misión de vida que asumió desde sus 46 años.
Chávez estableció así una comunicación diaria con todos nosotros, desde la cual nuestra historia, de Colón para acá, comenzó a cuestionarse para limpiarla de ese largo manoseo oligarca que hizo del Libertador Simón Bolívar el derecho exclusivo de políticos corruptos en fiestas patrias.
¿qué “dictador” iba a atentar contra sus propios intereses mezquinos abriéndole los ojos al pueblo desde los libros a manos llenas?
Chávez nos invitó entonces a leer para abrir los ojos, e imprimió por millares la Constitución Nacional para que todos la lleváramos en el bolsillo. ¿Qué presidente se había ocupado antes de eso?
Y si, como lo acusaban, era él un dictador, ¿qué “dictador” iba a atentar contra sus propios intereses mezquinos abriéndole los ojos al pueblo desde los libros a manos llenas?
Y hoy que Chávez habría cumplido 64 años, nuestro mejor homenaje es seguir su ejemplo de lectura, de revisión histórica constante para entendernos cada vez más y no perder la brújula de nuestros libertadores y, sobre todo, para que no vuelvan a engañarnos.
