Imperdibles del periodismo [3]: A sangre fría de Truman Capote, explora las virtudes de esta novela de «no ficción» publicada por la editorial norteamericana Random House en 1965. JCDN.

Edición de la novela por Anagrama

A sangre fría es una novela, según su propio autor, que inaugura el género narrativo de no-ficción, esto es la asimilación del texto periodístico en el arte novelístico contemporáneo. ¿Acaso «Relato de un náufrago» de Gabriel García Márquez, reportaje por entregas publicado a mediados de los cincuenta en un diario colombiano, no es uno de sus antecedentes más brillantes? Otro tanto pudiera decirse de «Doña Bárbara» de Rómulo Gallegos, publicada en 1928, la cual escondía en el discurso de ficción la verdadera historia de una matriarca del llano venezolano, cuya existencia le fue advertida por el poeta Andrés Eloy Blanco.

LEE IMPERDIBLES DEL PERIODISMO [1]: RELATO DE UN NÁUFRAGO DEL GABO

LEE «A SANGRE FRÍA» DE TRUMAN CAPOTE

No en balde lo interesante de la polémica, ha de reconocerse que la novela del norteamericano Capote no sólo establece un puente deliberado entre el reportaje periodístico y la creación literaria, sino que antecede por muy poco tiempo la eclosión del «Nuevo Periodismo» estadounidense con sus Tom Wolfe, Norman Mailer, Rex Reed y Terry Southern, entre muchos otros que publicarían sus textos en revistas como Playboy y The New Yorker. Como lo plantea Wolfe de manera descarnada, las coordenadas de esta generación de cronistas fueron el oficio escritural compulsivo y la aspiración egotista del novelista latente por romper la cáscara.

Póster del film protagonizado por Phillip Seymour Hoffman

El discurso transgenérico de la novela no sólo fusiona el reportaje y la ficción novelesca, sino que incorpora el arte cinematográfico en la construcción y organización de las secuencias relativas a la resolución del asesinato de los Clutter [Herbert, su esposa y sus hijos Kenyon y Nancy] a cargo de la dupla lumpen de Dick Hickock y Perry Smith. Las técnicas del montaje y la edición propias del cine no sólo dotan de dinamismo a la trama, sino que contribuyen a la profundidad del perfil psicológico de los asesinos y sus víctimas, amén de la polifonía del discurso narrativo. Quizás por tal razón, tenemos una poderosa adaptación cinematográfica del libro protagonizada por Robert Blake y otra más reciente que ensaya el proceso creativo de un Capote representado con acierto por Phillip Seymour Hoffman.

Fotograma del film A sangre fría protagonizado por Robert Blake: Perry Smith es conducido a la horca

Crónica de una muerte anunciada y deformada mediáticamente, el libro alude a la crónica de sucesos y a la novela negra con sus Hammett, Cain y Spillane: No se trata de resolver el caso, sino de indagar en los entresijos de los personajes y las peculiaridades sociológicas del contexto. El oficial de policía Al Dewey no es héroe ni anti-héroe como los detectives encarnados por Bogart en el cine a partir de sus referentes de papel: Se lee y se percibe como un padre de familia típico de la cultura rural norteamericana, puritano y conservador como el que más. Igual ocurre con los asesinos Dick y Perry, quienes de monstruos y sociópatas pasan a ser el detritus social [el uno White trash, el otro un mestizo mitad indio] del modo de vida estadounidense imbuido, por cierto, de un aroma victoriano decadente.

El escritor norteamericano Truman Capote

Simulando la investigación policial y judicial, se intercalan diversos testimonios a lo largo del relato, a los fines de configurar un mosaico de voces que enriquezca el enfoque multilateral del caso. Al punto que se superponen no sólo un cuadro abigarrado de personalidades y miradas, sino la oralidad anglosajona que va de la voz campirana a la correcta e impostada habla británica. Mejor aún, la construcción de la trama o thriller psicológico conforma una nueva Escalera de Jacob por donde suben y bajan ángeles y demonios, de donde el énfasis está en los descansos de tal caracol narrativo, estos son los cierres de las secuencias: “Antes del caso Clutter, los cuatro citados constituían el caudal de experiencias de Dewey en materia de asesinato y, parangonados con el que ahora se enfrentaba, eran como el chubasco que precede al huracán”.

Para ‘evacuar’ la trama mestiza que involucra a la novela y el reportaje, Capote manipula con maestría una gran variedad de materiales que redundarán en la humanización y no la idealización de las víctimas, los victimarios y el resto de los personajes de esta gran comparsa: testimonios, artículos, hipótesis, biografías y autobiografías de Dick y Perry. Se renuevan al punto los géneros de la novela y la crónica periodística con un móvil provocador, no convencional y, si se quiere, prevaricador y a contracorriente del conservadurismo de la curiosa sociedad norteamericana, la cual se halla aún atascada entre el capitalismo más salvaje, el militarismo indigesto, la arrogancia imperial y los usos y las costumbres muy victorianos.

José Carlos De Nóbrega / Ciudad VLC

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