LA BARCA DE PAPEL [5]: FÚTBOL Y LITERATURA 1
La barca de papel [5]: Fútbol y literatura 1 está dedicada a reseñar la compilación “Reglas de Juego. Cuentos latinoamericanos de fútbol”, la cual fue publicada en el año 2007 por Monte Ávila Editores Latinoamericana. La curaduría y la presentación del libro estuvieron a cargo del poeta y editor Fidel Flores, ello a propósito de la Copa América que se había realizado ese año en Venezuela. Valga esta nota crítica en el marco de la próxima edición del Mundial de Fútbol Rusia 2018. JCDN.
El volumen “Reglas de Juego. Cuentos latinoamericanos de fútbol” (2007) compilado por Fidel Flores para Monte Ávila Editores Latinoamericana, no sólo satisface una curiosidad estética y sociológica de los lectores, sino también constituye una muestra pertinente de la relación contingente y de Poder entre el fútbol, la política, el mercado y la literatura. Partiendo de antecedentes como los cantos homéricos y las odas pindáricas, nuestros narradores reconfiguran o deconstruyen el mito del ídolo deportivo a la luz del contexto histórico que los cobija junto a jugadores, técnicos, politicastros, funcionarios flojos, mujeres buenas y espectadores en el Infierno de las asimétricas relaciones sociales. En este caso, la veneración del fútbol se transfigura ficcionalmente en instancia mestiza, discontinua y díscola del alma latinoamericana.
No obstante la pluralidad en el enfoque y el estilo [desde el decir claro y comprometido de Mario Benedetti hasta los desvaríos dadaístas de nuestro Francisco Massiani], esta colección cuentística esclarece y resalta las vinculaciones de lo culto y lo popular en un ánimo festivo, solidario y rebelde que se desparrama en un discurso cultural, estético y político muy propio. Ello hasta el punto de impostar y falsificar los discursos mediáticos, académicos, artísticos y populares que se tejen alrededor del circo del fútbol. Por ejemplo, el brasileño Edilberto Coutinho en “El final de la agonía”, tomado de su libro Maracaná, adiós [Fundarte, 1989], desarrolla una sátira polifónica en torno al uso abusivo que los politicastros hacen del deporte para apuntalar el estatus quo explotador de la mayoría: retazos de oralidad maledicente y lúbrica entre los amantes; la proclama edificante y políticamente correcta que esconde el corazón fascista de los detentores del Poder vertical; falsificación de la voz maternal y humilde e, incluso, el discurso amarillista de los medios que se valen de la notoriedad efímera del astro del balón del momento, Leleco. ¿No recuerdan la relación simbiótica, unas veces cómplice y otras muy problemática, entre las dictaduras y las selecciones nacionales de fútbol en los casos de Brasil y Argentina de las décadas del 60 y el 70 respectivamente?
A Mempo Giardinelli no se le escapa la tensión y la desesperanza del inconsciente colectivo argentino a la luz relampagueante de las bombas, los misiles teledirigidos y las bayonetas gurkhas que destrozaron a la joven soldadesca argentina en Las Malvinas. “Tito nunca más” es un relato transparente, desconsolado y conmovedor de este dantesco episodio que refiere la amputación física y anímica de Tito di Tullio que truncó de cuajo una prometedora carrera como crack del fútbol. La Junta Militar de los Videla y Galtieri embriagó al pueblo argentino con el título mundial de 1978, para ahogarlos luego en la mar amarga de la derrota militar en 1982. Cuatro años más tarde, un arisco y picaresco Diego Armando Maradona derrotaba a la selección inglesa con dos goles de fábula en el torneo México 1986 [un título lava al otro que solapó la represión milica en campos de exterminio aledaños a los espacios deportivos].
En cambio, “Buba” de Roberto Bolaño se solaza en el morbo, la superstición y el misterio que involucran las rachas ganadoras o perdedoras en el fútbol. El cuento logra un homenaje curioso, travieso y pertinente al realismo mágico de García Márquez y a lo real maravilloso de Carpentier: El azar, la fortuna y la providencia forman parte de nuestra condición mestiza y, si se quiere, religiosa con sus Edades y Ciudades de Oro. La inmigración de latinoamericanos y africanos trae consigo la desconfianza racista e intolerante del nacional europeo. El narrador protagonista, el jugador chileno Acevedo, pareciera recrear una crónica del Barcelona F.C. de los brasileños Ronaldo y Ronaldinho amén del camerunés Samuel Eto’o.
«Recibir al campeón» de Silvia Lago encarna un mosaico o relato coral in crescendo que revela el impacto multifactorial del fútbol en la sociedad latinoamericana contemporánea. La multiplicidad del punto de vista narrativo que incluye en la comparsa del triunfo futbolístico a la ama de casa desconsolada, el ministro aterrado por una inminente interpelación en el parlamento, el padre de familia que extraña al hijo mayor, el comerciante y el Director Técnico, hila un texto apretado cuyas voces se entremezclan en el bullicio de la celebración de un nuevo campeonato. Liliana Heker en “La música de los domingos”, apela al aliento poético que recupera, simula y redimensiona la alegría minimalista del barrio -una confortable y bullente Arcadia- un domingo de fútbol por la tarde, ello en homenaje al patriarca más viejo del clan familiar.
ESCUCHA ESTA CANCIÓN DE LOS FABULOSOS CADILLACS: LA MARCHA DEL GOLAZO SOLITARIO
Si bien el uruguayo Mario Benedetti abre el libro con “El césped”, en el que el fútbol es un motivo poético y de habla, no obstante los sentimientos de culpabilidad de Benja respecto a la muerte por suicidio de su colega y amigo Martín Riera, así como los intermedios hiperbólicos de la narración radial y televisiva de los partidos; cierran esta acertada selección el divertidísimo “El penal más largo del mundo” de Osvaldo Soriano con sus grescas y expulsados del campo por polémicas arbitrales, y especialmente “El crack” del paraguayo Augusto Roa Bastos, una deliciosa crónica sobrenatural protagonizada por el aindiado Goyo Luna, jugadorazo que nos retrotrae al gran Mané Garrincha, pues el marginado social se reivindica a sí mismo en la coreografía acrobática con el balón. Una copa mundial de fútbol, paradójicamente, nos permitiría reencontrarnos con lo mejor de nuestra literatura más allá de la comercialización golosa, obscena y globalizadora de productos que muy pocos necesitan.
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José Carlos De Nóbrega / Ciudad VLC