De nuevo nos toca recordar el viejo aforismo: La historia la escriben los vencedores, esta vez en ocasión de recordar un nuevo aniversario de la salida del poder de Isaías Medina Angarita, hecho suscitado el 18 de Octubre de 1945. Los victoriosos de entonces  una vez consumado aquel vulgar golpe de estado lo preconizaron como la “Revolución de Octubre”, no sabemos si pretendían equipararlo con la gran revolución rusa de 1917, pues a la hora de falsificar la historia importa un bledo extrapolar, salvar las distancias ni ponderar las contingencias históricogeográficas de cada evento.

A partir de la muerte del dictador Juan Vicente Gómez ocupó el cargo de ministro de guerra y Marina bajo el gobierno de Eleazar López Contreras, el presidente Medina a pesar de que fue elegido para el período 1941-1946, no terminó su mandato presidencial, ya que fue derrocado por un golpe de Estado perpetrado por un sector golpista del ejército, alentado y aliado con dirigentes y militantes del partido Acción Democrática. Fue un modernizador del Estado, introduciendo audaces reformas, las que convirtieron a Venezuela en una república moderna y plenamente integrada al siglo XX.

Medina sufrió una perversa campaña de difamación y desacreditación muy al estilo de la que vivimos hoy en contra de la revolución bolivariana y sus principales dirigentes, fue acusado de fascista y simpatizante de Benito Mussolini, el gobierno del General Medina permitía y garantizaba la plena libertad de expresión, situación aprovechada por los dirigentes adecos para calumniar al propio presidente y su gestión.

Medina Angarita legalizó el Partido Acción Democrática y permitió el libre funcionamiento del Partido Comunista, por lo cual no hubo persecución política ni desterrados, por primera vez en Venezuela. Otro de los logros más importantes de la administración de Medina fue la reforma de la Constitución, mediante la cual se establece el voto directo y popular para la elección de los Diputados, y por primera vez se concede el voto a las mujeres.

 

SIN PRISA PERO SIN PAUSA

De carácter afable, tomó contacto directo con la gente y con sus problemas, no sustentó su autoridad en el terror, bajo su mandato la educación recibe un impulso decisivo asi como también la seguridad social, estableciendo en 1944 el seguro social obligatorio. «He contribuido, con toda la medida de mis fuerzas a hacer efectiva la justicia social y la libertad del ciudadano, y hoy como ayer, puedo decir que por mi voluntad ningún compatriota sufre de prisión, no se halla alejado de la tierra natal», refirió Medina Angarita en su mensaje al Congreso el 21 de abril de 1945, antes del golpe de Estado.

 

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En su particular análisis, Manuel Caballero refirió: «…el general Isaías Medina Angarita no se conformaría con ser Presidente ungido por la voluntad del Gran Elector y de sus pares, sino que buscará la confirmación en la calle”. El mérito de Medina Angarita fue el de quitarse el ropaje de militar servil a la dictadura gomecista para proyectarse en la historia como hombre cordial, popular y reformista comprometido con la evolución política de la nación.

 

Isaias Medina Angarita/CiudadVLC
Tropas leales a Medina resisten en el Cuartel San Carlos.

 

Las logias militares presentes en el seno de las fuerzas armadas descontentas por carecer de soporte presidencial para sus aspiraciones personales ya habían realizado lobby ante Rómulo Betancourt para afinar la conspiración, asi se integró la macabra alianza, la misma fue precedida por el incremento del descrédito anteriormente señalado, el presidente incrementaba su prestigio y apoyo popular y perfilaba un importante impulso a los campesinos por medio del proyecto de reforma agraria, el cual sería engavetado luego de su caída.

 

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Los líderes de AD activan entonces el golpe en unión con los jefes del sector descontento de las Fuerzas Armadas, los cuales fundaron un círculo clandestino que se hacía llamar Unión Patriótica Militar (UPM). Sin disimulo los adecos proclamaban que: «Nosotros admitimos que aspiramos a un golpe de Estado pacifico, es decir, que procuramos encontrarle una salida evolutiva a la compleja situación política del país.”

 

El golpe, de poca duración, deja un saldo mortal de 84 fallecidos y 221 heridos, según cifras consultadas que de seguro fueron mayores. Medina va al exilio en Nueva York, donde sufrió un accidente cerebro-vascular en 1952. Su regresó al país fue autorizado debido a su condición médica y murió en Caracas el 15 de septiembre de 1953 a los 56 años de edad. Grandes multitudes de pueblo espontáneo se volcaron a las calles a darle el último adiós.

 

ISMAEL NOÉ / CIUDAD VALENCIA

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