El objetivo de la MUD no es la consecución del poder, ni la implementación de un nuevo modelo político, ni muchísimo menos el rescate del país. El objetivo de la MUD es el financiamiento norteamericano, bien como representantes del sector de la población que adversa al chavismo o bien como eventual gobierno entreguista que adjudique nuestras riquezas al capital extranjero.
Hay que diferenciar el objetivo de la MUD, que es dicho financiamiento, al objetivo de la derecha internacional, que sí es la consecución del poder. Ambas metas parecerían que van de la mano, pero no necesariamente es así. La MUD no tiene problemas en ser eternamente oposición, siempre y cuando cobren su cheque. El capital extranjero si está, en cambio, urgido de apoderarse de nuestras riquezas.
Ante la imposibilidad de acceder al poder por las vías democráticas, la MUD fue, desde siempre, el gestor de las acciones violentas propiciadas por la ultra derecha internacional. Era el capataz que recibía los sueldos, se quedaba con la mayor parte y resolvía con unos dulces a los delincuentes que hacían el trabajo sucio de salir a incendiar las calles.
En este contexto, desde el 2014 la MUD hizo reiterados llamados al desconocimiento del gobierno, a la violencia, al caos, a la muerte e incluso al magnicidio. A pesar de las víctimas, de las pérdidas materiales, de las sanciones económicas, no lograron desplazar al gobierno.
Pero eso no importaba para ellos, porque la dirigencia de la MUD, cumplieran o no con el encargo, igual recibía su paga, su sueldo. Igual seguían siendo los agentes del capital extranjero, ese que desea a toda costa adueñarse de nuestros recursos.
Por eso, cuando por fin se concreta las tan solicitadas elecciones adelantadas, la MUD sin sentir el menor bochorno se desvincula y llama a la abstención. Después de años de exigir –por las malas- que se adelantaran los sufragios presidenciales, sin ningún rubor se retiran de la contienda. Y es que no tienen problema en hacerlo: sus amos del norte, sus patrones, les han dado esa orden con el fin de deslegitimar los procesos democráticos en Venezuela y una eventual y muy probable victoria del chavismo.
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Pero ocurre en la actualidad que un sector de la MUD, el sector que no la lidera, que no ha tenido acceso a los grandes salarios y que sólo aparece de relleno; ese sector que no invitan nunca a dar declaraciones, ni a las ruedas de prensa, ni a las reuniones, etc., en fin, ese sector que no teniendo nada lo ha perdido todo, ha decidido postularse.
Los que vemos entonces es como tiembla la MUD. En distintos portales, entrevistas, redes sociales, etc., los voceros de la unidad primero acusan sus ex colegas de traidores, de colaboracionistas con el rrrrrrrrrrrregimen, para luego bajar el tono. Con un poquito más de humildad, piden reuniones y recapacitar.
Pero los excluidos de la MUD, los ex relleno, no sólo se han postulado a las elecciones presidenciales, sino que además están de acuerdo con las megaelecciones: Consejos legislativos, parlamento… La muerte de la Asamblea Nacional opositora tiene fecha.
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Mientras todo esto pasa de manera vertiginosa, la MUD no sabe qué hacer. Si bien ellos son los que están cumpliendo las órdenes del patrón, al no participar en las megaelecciones pierden la legitimidad que otorga el voto y el cargo de elección popular. A su vez, quien si participa capitaliza el voto de los que buscan otra opción y automáticamente se convierte en el nuevo abanderado de la oposición.
La MUD tiene años estafando a la derecha internacional. El capital trasnacional ha puesto sus intereses en peligro al apoyar unas sanciones económicas que a ellos mismos no los favorece, pero que fueron propuestas por la Unidad. Les han dado recursos, apoyo diplomático, plataforma mediática, etc. Han sido tan mediocres que se dieron el tupé de tirar por la ventana una mayoría parlamentaria, que con las megaelecciones están por perder.
El día de mañana, la derecha internacional va a tener la disyuntiva de quién se debe llevar su financiamiento: si una desprestigiada MUD que no tendrá ningún cargo de elección popular que la legitime, o unos partidos opositores que podrán mostrar al mundo concejales, diputados y votos de los descontentos y con ello certificar que en efecto representan a quienes adversan a la Revolución Bolivariana. No es de pensarlo mucho.
JV Castillo/Ciudad VLC
