He aquí un par de reseñas breves a los libros más recientes de Rosa Elena Pérez Mendoza e Yris Villamizar, escritoras entrañables nacidas en Venezuela. En ambos casos, celebramos que la literatura venezolana vaya por muy buen camino.

1- Conjuro (El perro y la rana, 2016) es un exquisito manjar-poemario de Rosa Elena Pérez Mendoza. Nos remite a una poética del Decir que homenajea el discurso transparente de Enriqueta Arvelo Larriva, se subleva muy mujer por vía del ars poética, además de nadar de madrugada en las intermitencias y contradicciones de la voz y el Ser. Por supuesto, todo ello a contracorriente de poses culteranas y explosiones chirriantes del estilo.

Presentación del poemario «Conjuro» de Rosa Elena Pérez Mendoza en la Feria del Libro de Caracas 2016

El poema inicial homónimo delata una pulsión dinámica, placentera y problemática de vida. La graciosa y ágil embarcación atraviesa «el corazón de las tinieblas» y el claro de luna al punto, tomando distancia de la grandilocuencia egocéntrica y la sumisión de la carne y el espíritu: «Todo esto hago hoy / desde mi territorio / voy navegándome íntegra en poesía / y llevo así el alma a buen resguardo».

La desnudez del fondo y la forma apuntala la variedad de registros, desde el erotismo liberador, fluyendo el reconocimiento esclarecedor de sí misma en el Otro —su complementario—, hasta un contagioso, agudo y saleroso giro humorístico que nos reivindican a la poesía como afortunado encuentro comunitario.

El discurso poético de Rosa Elena Pérez Mendoza va a la par de su obra como cronista: diafanidad e inmediatez expresiva, dominio del oficio y el toque milagroso que conmueve al lector.

Rosa Elena Pérez Mendoza, Violeta Mendoza Angulo y el autor de esta reseña

«Giro», si bien suena a bolero de despecho, ata el cuerpo deseado con la captación amorosa del mundo: «Una semilla / una hormiga muerta / una brizna de paja // como oráculos se desprenden / y llegan a mis manos». La rotación y traslación planetarias equivalen a los espasmos orgiásticos de la materia tocable y al ascenso terco del ser bordeando el abismo.

«Ojos abiertos» conjuga lo ilusorio, lo retorcido y lo revelador del ver a través del Otro en el imperio del tutelaje: «Yo nací con los ojos abiertos / supe suavemente sacarlos / depositar cada uno en tus manos // debí conservarlos en su espacio». «Mujer-rana» y «Amo a un hombre», son cálidas parodias de la voz femenina que, tras los peripatéticos encuentros  amorosos, traen consigo una paradójica liberación enclavada en la escritura pícara y vitalista de raza.

Esta caja de bombones nos emborracha y encanta en el apetito primordial por la poesía verdadera.

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2.- Por todos los cuerpos (Madriguera, 2016), poema objeto carnal de Yris Villamizar, se deja palpar con gusto al igual que los poemas de María Calcaño y las confesiones lúbricas de Anaïs Nin.

La transparencia del discurso poético aprieta la mano dadivosa de una teología lírica y sexual de la liberación (¿de esto no trata la «Oración por Marilyn Monroe», de Cardenal?). La púber y asombrada voz poética explora la intrincada, contingente y sabrosa red de la unión amorosa y erótica.

La voz lírica de Yris Villamizar no se intimida en el acecho de los aparatos ideológicos y represivos del Poder fáctico, por el contrario, se vale de sus propias máscaras para desvestir su decir institucional destructivo: «Piedra de toque / reconoce su aptitud / sutil hipocresía / que viste una máscara». Esta Lolita (¿una de las Brujas de Oswaldo Vigas?), ardorosa y manipuladora, desparrama la cruel agudeza de su ingenio en un ejercicio por partida doble, esto es la yunta del cinismo como inteligencia exquisita y la sabiduría sexual hecha manipulación: «Ese tiempo perdido / que conjura / la angustia, / la dependencia / y compra / voluntades».

La poeta Yris Villamizar (izquierda) con la profesora Alicia Montero

Se opone, incitando al voyerismo más perturbador, a madres castradoras, hijos monigotes y eyaculadores precoces: «Seamos / inmensamente un solo cuerpo / ante el destino / bajo una red de miradas». Para ejercer la libertaria ciudadanía amorosa, hemos de pasar por el narcisismo e incluso el ser objetos sexuales.

El llamado es que accedan al universo maravilloso de la poesía venezolana actual, eso sí, en las voces de este par de sirenas seductoras: Rosa Elena Pérez Mendoza e Yris Villamizar. ¡Salud, Afición!

José Carlos De Nóbrega / Ciudad VLC

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