La agenda estaba establecida, los medios masivos de información, particularmente la televisión, habían hecho un trabajo (y lo seguía haciendo ese abril del año 2002) en lo que se refiere a Venezuela y al contexto de América Latina, como en el resto del mundo.
Luego de la posición activa, propagandística, abiertamente insurreccional, los medios televisivos privados pasaron a un silencio informativo que delataba su nivel de conspiración.
Pero antes, silenciaron el canal del Estado, Venezolana de Televisión (VTV).
José Ramón Rodríguez, analista político vinculado a largas luchas sociales e identificado con posiciones progresistas y de luchas de los pueblos, expresa su óptica de los hechos ocurridos en los primeros días de abril del año 2002 contra el gobierno del Presidente Hugo Chávez.
Tras 16 años de esos acontecimientos, que llevaron al derrocamiento del Presidente venezolano por espacio de 48 horas, Rodríguez recuerda que luego de los hechos propiamente del 11 de abril, los canales de televisión privados de Venezuela ni siquiera asumieron su programación regular sino que transmitieron dibujos animados (comiquitas), creando así un ruidoso “silencio informativo”.
Particularmente los medios televisivos privados decidieron un ocultamiento de la verdad.
Rodríguez ironiza al señalar que los medios le decían a su público, algo así como: “Todo está bien. Quédense en sus casas que nosotros y las clases dominantes resolvemos la situación”.
Señaló que la juramentación de Carmona Estanga fue un verdadero show romano en el escenario nacional. Mientras tanto, había un silencio en toda América Latina, salvo contadas excepciones desde Cuba, China, Rusia y otros países de Europa, que se convirtieron en cajas de resonancia de las diferentes opiniones salidas de Venezuela, como la rueda de prensa de Isaías Rodríguez y las declaraciones de María Gabriela, la hija de Chávez.
Sostiene Rodríguez que lo ocurrido el 11-A “fue un golpe militar. No fue un vacío de poder, no fue que la sociedad civil trató de imponerse a un régimen totalitario; fue un brutal golpe militar, premeditado” en el cual participaron factores decisivos de la cúpula castrense con complicidad de los sectores económicos (Fedecámaras), de la alta dirigencia sindical (CTV) y una indudable, y develada, coordinación internacional.
“Hablar de la brecha del silencio informativo del 11 al 14 de abril del 2002 cuando se condujo a una población previamente trabajada a nivel de la semiótica y de la imagen, de que era necesario salir del régimen político”.
Explica Rodríguez que estos hechos de abril del 2002 dejan en claro una ausencia de investigación en cuanto a lo que pasó allí, no solamente la Comisión de la Verdad, sino en sistematizar toda esa experiencia de cerco informativo, “que aún hoy las empresas transnacionales de la comunicación sostienen”.
Rodríguez analiza que la filosofía informativa de los grandes medios tiene un patrón que dice que importan los hechos si tengo mis prejuicios y “eso forma parte de la agenda de los medios, de la matriz epistemológica en cuanto a concepto, imagen, discursividad y opinión pública, que tiene que ver con lugares comunes y cliché audiovisual, clichés informativos que permiten tener al usuario de los medios recibiendo un producto ya elaborado sobre determinados hechos con un prejuicio, por ejemplo, que hoy termina siendo la post verdad y la falsa noticia (fake news). Ejemplo: El ‘régimen’ del Presidente Hugo Chávez iba a ser un régimen que motivaba la conexión cubana, china, ¿soviética?, un régimen en el cual iban a sobresalir todos los elementos del totalitarismo comunista, eso inicialmente”.
Asegura Rodríguez que el 11 de abril los venezolanos pudieron ver una gotica de lo que ellos (la oposición y sus jefes internacionales) son capaces de hacer.
Y recurre a un episodio de la Divina Comedia en el cual Dante, acompañando a Virgilio a la entrada del infierno, expresa: “Al entrar aquí perderás toda esperanza”…
Afirma, además, que en los programas de la oposición no hay esperanza no hay propuesta: “Es una propuesta vacía, la que sostenga que hay que acudir a los organismos de financiamiento internacional. Esa no es una repuesta de un economista”.
Ciudad VLC / William Hernández L.
