Un equipo de neurocientíficos ha descubierto que cuando movemos los ojos, los tímpanos lo hacen en sincronía. La conexión entre ojos y tímpanos ocurre aunque nos encontremos en completo silencio. Por lo que si desplazamos los ojos a los lados mientras mantenemos la cabeza en posición recta, se producen cambios en la presión de nuestro canal auditivo y vibraciones que hacen que los tímpanos también se pongan en movimiento.

 

 

Relación ojos y tímpanos

Es más, el equipo de neurocientíficos que se ha percatado de ello asegura que, por sorprendente que parezca, esto último ocurre unos milisegundos antes de que los ojos se muevan, lo que, en su opinión, sugiere que un mismo mecanismo cerebral controla ambas cosas.

 

«En esencia, es como si el cerebro planease mover los ojos y, en ese momento, dijese ‘espera, mejor que también lo hagan los tímpanos'», explica en un comunicado la profesora Jennifer Groh, de los departamentos de Psicología y Neurociencia y Neurobiología de la Universidad Duke, que ha coordinado esta iniciativa.

 

Los científicos saben desde hace tiempo que en nuestra capacidad visual y auditiva participan tanto los ojos como los oídos.

 

De hecho, la mayoría de la gente encuentra que es más fácil entender a una persona si pueden verla, en concreto si prestan atención a sus labios.

 

No obstante, la forma en que el cerebro combina ambos tipos de información aún suscita muchos interrogantes. Groh y sus colaboradores sospechan que esta sincronía facilita nuestra comprensión del entorno.

 

 

Un mecanismo básico

En un experimento, se les pidió a 16 voluntarios, a quienes se habían colocado unos micrófonos muy sensibles, capaces de captar las vibraciones de los tímpanos, que siguieran con sus ojos las evoluciones de un bombillo led.

 

ojos y timpanos

Los expertos encontraron que cuando los movían, sus tímpanos lo hacían en consonancia con ellos y que los movimientos más pronunciados ocasionaban asimismo mayores vibraciones.

 

 

 

La cuestión es que aunque los tímpanos responden sobre todo a los sonidos que les llegan del exterior, el cerebro también puede controlarlos a través de unos pequeños huesos situados en el oído medio y unas células con microvellosidades en la cóclea, una estructura del oído interno.

 

Este mecanismo ayuda a modular al intensidad del sonido y produce las denominadas emisiones otoacústicas.

 

Ahora, los investigadores planean estudiar el papel que juega este fenómeno en nuestro sentido del oído y si los movimientos oculares de arriba hacia abajo originan igualmente estas vibraciones.

 

‘Estos desplazamientos timpánicos contienen información sobre la actividad ocular. Esto demuestra que ambas vías sensoriales están conectadas a un nivel básico’, recalca Groh.

 

La neurocientífica espera que su trabajo arroje algo de luz sobre el modo en que el cerebro coordina estas capacidades y que sirva, asimismo, para conocer mejor algunas dolencias del oído o a desarrollar mejores audífonos.

 

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Ciudad VLC/con información de MUY INTERESANTE

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