La conformación de una orquesta no es tarea fácil, incluso hasta la creación de un modesto grupo musical es bastante compleja, pero hay dos cosas más complicadas, como lo son, en primer lugar, implementar un estilo propio, original, que se diferencie de los ya existentes, y en segundo lugar trascender, mantenerse en el tiempo y en el gusto de los melómanos.
En la historia de la música afrocaribeña han existido y permanecen aún algunas orquestas cuyos aportes han sido de gran valía para nuestros pueblos del Caribe y más allá.
Les traigo hoy los nombres de algunas de ellas y el origen de sus creaciones, países como Cuba, Puerto Rico, Estados Unidos, Venezuela, Panamá, República Dominicana, Colombia y México, entre otros, han sido protagonistas en este tipo de música popular bailable.
Varias de estas agrupaciones fueron creadas mucho antes de que se hablara de “Salsa” como término aplicado a esta música, aunque después pasaron a representar este estilo mixto en el boom de los años ‘70.
Iniciaré con la más antigua de todas, la llamada “Madre de Todas las Orquestas”, La Sonora Matancera, esta orquesta cubana nació en 1924, no como sonora, y se llamaba “La Tuna Liberal”.
En 1926 cambió su nombre a Septeto Soprano y amenizaban fiestas, bailes familiares y mítines políticos, entre otras actividades; en 1927 pasó a llamarse “Estudiantina Sonora Matancera” y, definitivamente, en 1935 se llamó Sonora Matancera.
En antigüedad le sigue la Orquesta Aragón, también de Cuba, la mejor orquesta de Chachachá y Charanga de la Mayor de las Antillas, fue creada por Orestes Aragón en el año 1939,y figuras como el flautista y compositor Richard Egües y el violinista Rafael Lay, quien fuera su director, dejaron sus mejores años al servicio de esta orquesta.
Otra de las legendarias orquestas cubanas, creada en 1942, fue la Orquesta América, y la primera en interpretar el ritmo de Chachachá debido a que el músico creador del ritmo, Enrique Jorrín, pertenecía a ella. Uno de sus pianistas fue Dámaso Pérez Prado, quien fuera considerado como “El Rey del Mambo” a pesar de no haberlo él inventado, corría el año 1949.
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Ese mismo año, el excelente y respetado flautista José Antonio Fajardo conformó “Fajardo y su AllStar”, convirtiéndose en uno de los íconos más representativo de la Charanga de Cuba.
La máxima figura del canto popular cubano la representa “El Bárbaro del Ritmo”, Benny Moré, quien decidió formar, en 1953, su propia Banda Gigante, como la llamaba. No estoy nombrando a los cubanos por favoritismo, sino porque ellos representaron la mayor fuente en cuanto a la creación de ritmos y repertorios que luego fueron tomados por todos los demás países donde esta música caló.
Cambiando de nación, aunque faltan muchas agrupaciones de Cuba todavía, en Puerto Rico, en 1954, se creó una de las orquestas más influyentes de la Salsa y la cual mantiene su vigencia, aunque no igual que en los años ‘70, la Sonora Ponceña.
Don Enrique “Quique” Lucca, recientemente fallecido con más de 100 años, conformó su orquesta y puso a su hijo, Papo Lucca, a los 14 años, al frente del piano, y al poco tiempo en la dirección y en los arreglos de la misma.
De esa misma nación, en 1957, el timbalero Willie Rosario, “Mister Afinque”, armó su poderosa banda, por la cual han pasado soneros como Gilberto Santa Rosa, Pupi Torres y Tony Vega.
En 1960, el flautista dominicano Johnny Pacheco armó su agrupación Pacheco y su Charanga, ritmo que siempre le ha fascinado.
Para el año 1961 “El Sapo” Eddie Palmieri decidió abrirse paso y conformó su orquesta “La Perfecta”, contando con el respaldo de los trombonistas Barry Rogers y José Rodríguez, y en la parte vocal, el mejor, Ismael Quintana.
Hasta aquí les dejaré por el momento esta lista, la cual es bastante extensa, y aunque me limitaré a destacar las de mayor trascendencia, necesitaré unas cuantas ediciones para destacar, por lo menos, las más reconocidas y las que todavía se mantienen activas.
Algunas se han desintegrado, pero han realizado con cierta frecuencia reencuentros para presentaciones, pero ya no son atractivas para la promoción radial a pesar de la calidad que conservan sus músicos.
Otras, como La Aragón, por ejemplo, han empleado un sistema de relevos que les ha permitido conservar la tradición en su sonido.
Ciudad VLC / Ramón Toro / Pentagrama / Dame Letra
