“La política como espectáculo”, por Ismael Noé

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“La política como espectáculo”, por Ismael Noé

Hemos tomado la palabra a nuestro amigo Luis Salvador Feo La Cruz, quien gentilmente nos invita a seguir escribiendo para la edición web del Diario Ciudad VLC.

Nuestros amigos cómplices en la escritura, Carlos Gómez Gil y José Ramón González-Parada, nos alertan desde España sobre los riesgos de convertir la política en una simple mercancía de consumo impulsada por los medios de comunicación y las redes sociales, bajo la dirección de publicistas y especialistas en marketing.

Y aunque sus análisis surgen bajo el contexto de las crisis políticas ibéricas, bien se aplican en parte a nuestra realidad o a la de cualquier conglomerado humano donde se tenga la sensación de que la sociedad va por un lado y sus representantes políticos van por otro, “hasta el punto de que nos preguntamos con insistencia cómo puede resultar elegido de forma mayoritaria un candidato o candidata con un perfil y unas capacidades tan mediocres”.

 

¿Para qué molestarnos en más si de esta forma se pueden ganar unas elecciones? Nadie podrá reprocharnos que incumplimos un programa electoral que no existe, unas promesas que nunca realizamos o unos proyectos inexistentes. La nada como oferta política para tener un cheque en blanco, la ausencia de compromiso alguno con un electorado que solo va a respaldar a una marca, una imagen y un lema.

En nuestro caso, igual da exhibir un par de ojos vigilantes que un mamífero volador, si en su vacuidad ninguno de los dos representa una oferta concreta de bienestar para las mayorías. La salud democrática de un país se ve amenazada por la proliferación de magos de la política, pero también por la predisposición al engaño del espectador.

Nos pueden tildar de anarquistas, pero igual insistiremos en cuestionar los procesos electorales signados por los antivalores de la sociedad de consumo. Lo peor del caso es cuando ese espíritu «showsero» que distinguió al candidato y le brindó el éxito electoral le acompaña durante su desempeño como gobernante legítimo.

 

Citaremos varios enunciados lapidarios de nuestros dos autores:

“La sociedad del espectáculo alimenta la ceguera de la que hablaba Saramago y la anomía –esa pérdida de referencias normativas- contribuye al debilitamiento del cuerpo social, a la pérdida de conciencia sobre lo que acontece a nuestro alrededor”.

“La política como espectáculo es la degradación de la democracia, convertida en objeto de consumo electoral, una mercancía más que ya no se interesa por programas, propuestas o proyectos para la sociedad. Interesa dar espectáculo, captar la atención de los medios de comunicación de masas, abrir telediarios, ocupar las tertulias, ser trending topic en Tweter”.

 

Los votantes son meros consumidores de los productos generados por los especialistas en campañas publicitarias, quienes mediante técnicas de marketing y el uso masivo de redes sociales, tratan de polarizar sus mensajes de consumo, de la misma forma que se hace con otros muchos objetos de consumo diario.

Por razones de espacio, acortaremos las reflexiones, a las puertas de un sobrevenido escenario electoral en Barinas, deseando total éxito al candidato de la revolución Jorge Arreaza, quien dicho sea de paso en su breve campaña electoral ha pasado bastante “pena ajena” debido a la pésima gestión saliente. A la derecha fascista “Ni tantico así”.

 

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Ismael Noé / Ciudad Valencia