Roberto Hernández Montoya Ave María Corina Purísima

Roberto Hernández Montoya: ¡Ave María Corina Purísima?

 

Una “tregua”? Qué significa una “tregua”? Alabar los ejercicios militares, reconocer las “cifras oficiales”, obviar la responsabilidad total que tiene el régimen sobre la vulnerabilidad de la sociedad venezolana ante esta enfermedad y la destrucción de nuestro sistema de salud? (tuit de María Corina Machado).

Admiro la pureza. ¿Tú no? Nada de tregua, ni paz con la miseria. Hay que combatir la destrucción de nuestro sistema de salud destruyéndolo con más “sanciones”.

Pero ¡cuánta tragedia provoca la pureza! Tragedia mística, que nace de la tensión neurótica entre lo que es tan inaccesible como irrenunciable. Y el fariseísmo, que disfraza de puro lo radiantemente impuro.

¿Hay inocencia en la oposición? Provocar penurias mediante un cerco financiero descarado y luego culpar de ellas al rrrÉgimen roza la perfidia perfecta. Ondear el tricolor de Miranda y alegrarse porque Trump, ¡Trump!, pone precio a la cabeza de unos venezolanos, violando la soberanía, podría ganarse el segundo puesto. O el primero, no sé, dime.

 

Roberto Hernández Montoya: ¡Ave María Corina Purísima?

 

La obsesión por el Bien Absoluto está a un paso de la manía del Mal Absoluto. Si el rrrÉgimen es el Mal Absoluto, todo otro mal es relativo, menor, por enorme que sea, de modo que provocar una guerra civil con un magnicidio es una trivialidad si se la compara con el Mal Absoluto. Y es hasta deseable.

Por ese camino de perfección la Santa Inquisición, al combatir el Mal Absoluto de la herejía, encontró santo y bueno quemar viva gente inocente en nombre de la bondad absoluta de Dios. En Venezuela se quema gente viva.

Tu madre arde dando alaridos en la plaza mientras los inquisidores te dejan en la ignominia y en la ruina al apoderarse de los bienes de tu familia herética.

Cuando la Santa Inquisición hallaba culpable de brujería a tu madre la entregaba a un tribunal seglar con el ruego de perdonarla, pero si no la achicharraba, ese tribunal se volvía reo de la Inquisición, de modo que el Santo Oficio nunca quemó a nadie. Impecable pureza. También hay una mística del mal y el hermano Torquemada murió en olor de santidad.

Aprovechar la pandemia para invadir a Europa con 20 000 soldados y arreciar el asedio a Irán y Venezuela son actos místicos de que solo Trump es capaz. El Diablo existe y es humano.

Roberto Hernández Montoya: ¡Ave María Corina Purísima?

@rhm1947

 

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