TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN (3C): DIETRICH BONHOEFFER

0
1163

TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN (3C): DIETRICH BONHOEFFER

Teología de la Liberación (3C): Dietrich Bonhoeffer se refiere a su ensayo teológico «Vida en Comunidad». JCDN.

Vida en Comunidad (1979) es un libro breve que colinda con la Teología de la Liberación, pese a que no hay un tratamiento directo del tema político como en Resistencia y Sumisión, otro de sus títulos póstumos.

En este caso, tenemos un brillante ensayo teológico sobre la comunidad cristiana que excede el formalismo religioso, ello para ratificar su condición de modo de vida colectivo en Cristo.

LEE EL PRIMER CAPÍTULO DE «VIDA EN COMUNIDAD»: http://www.sigueme.es/docs/libros/vida-en-comunidad.pdf

Cotidianidad, rituales y esencia de la comunidad cristiana

Aborda con sencillez discursiva y claridad argumental-bíblica la cotidianidad, los rituales y la esencia de la comunidad cristiana enclavada en el calor de la vida en el mundo.

Los cristianos, convocados por Dios en la Iglesia, viven en la vorágine o Pandemonium del entorno histórico-social que les toca vivir. Por lo que la comunidad en Cristo no está bajo una cúpula segregacionista de cristal.

La comunidad cristiana que es la Iglesia, ha de constituir un estado de gracia, no una institución burocrática, ni autoritaria, mucho menos clasista.

El tema preocupó a Dietrich Bonhoeffer, no sólo en lo teológico sino en lo vivencial, pues recordemos que además de la prisión y la ejecución sumaria, los nazis lo separaron ilegal e ilegítimamente de la comunidad evangélica que él dirigía en Alemania.

El principio rector de la vida en la iglesia cristiana es éste: “comunidad cristiana significa comunidad en y por Jesucristo”. Cristo es el único mediador entre Dios y los hombres. De lo contrario, la Iglesia ejercería un poder opresor desencaminado y reñido con el evangelio de liberación.

“Ensoñaciones piadosas”,

Una categoría que nos sacudió el entendimiento y nuestra experiencia de fe en Cristo, fue el de las “ensoñaciones piadosas”, enclavadas en un egocéntrico e insufrible ‘deber ser’ que esclaviza al pecador a un anti-bíblico código moralista. Estos esperpentos psíquicos y –por qué no- ideológicos, no son más que el fundamento pernicioso, funcionarista y elitesco de un discurso intolerante y explotador del Poder.

En la vida en comunidad cristiana ha de prevalecer lo espiritual a contracorriente de lo psíquico (paranoia, neurosis y megalomanía desde arriba) y el Poder vertical que apoca al prójimo pecador y más vulnerable.

En este sentido, Bonhoeffer es categórico: “Dios no creó a mi prójimo como yo lo hubiera creado. No me lo dio como un hermano a quien dominar, sino para que, a través de él, pueda encontrar al Señor que le creó”.

Importa, en esa atmósfera liberadora, vivir intensamente el día a día en la comunidad cristiana: Desde el alba hasta la noche, reconozcamos la mayordomía o, mejor aún, el amoroso comando, de Jesucristo en nosotros. Por ejemplo, compartir el Pan –la eucaristía- es un acto comunitario y libertario en Cristo por excelencia.

Compartir con mis hermanos de fe 

El silencio que conlleva la meditación, referido a la experiencia cristiana de cada quien, no desdice a la comunidad en Cristo. Por el contrario, el diálogo individual con Dios se complementa con el compartir y la conversación con mis hermanos de fe.

La intercesión, orar por el otro presentándolo a Cristo, es un acto de Amor y Liberación que repercute naturalmente en el entorno histórico-social. La oración no es un pliego de peticiones compulsivo, sino entraña una poética del Decir concreto e inmediato que transforme al mundo.

Servir al Otro, dentro y fuera de la Iglesia auténtica, constituye otro de los principios rectores de la vida en comunidad, el cual se opone a un sistema jerárquico religioso que la reseque. El servicio comunitario cristiano supone el desmontaje de los discursos y prácticas del Poder malsano.

El que es fiel en lo poco, es fiel en lo mucho: No juzgar para atizar e inducir la culpabilidad del Otro. Se propone la confraternidad participativa de “débiles” y “fuertes”. Lo cual involucra a la Iglesia y al mundo que la constriñe.

He aquí una pregunta clave que nos formula nuestro teólogo: “¿cómo, finalmente, podría ser liberadora y salvadora (la comunidad en Cristo), si en lugar de proceder de la caridad que lo soporta todo, procede de la impaciencia y del espíritu de dominio?”

Esta es una materia pendiente no sólo de la jerarquías religiosas (¿qué decir del Episcopado venezolano?), sino de una clase política indolente, corrupta y cómplice que apuesta por la destrucción de una nación a su favor. Claro está, el pueblo –religioso o no- tiene este estímulo para reformular la lucha por su liberación y, por ende, la recuperación de la República de nuestros fundadores.

LEE NUESTRA ENTREGA ANTERIOR:

José Carlos De Nóbrega / Ciudad VLC

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here