Este domingo se presentó un apagón masivo en Argentina que dejó a 48 millones de personas (incluyendo lugares de Chile y Uruguay) sin electricidad, agua potable y otros servicios públicos.

 

El medio argentino Página/12 retrató de la siguiente manera un domingo marcado por esta coyuntura:

 

 

 

«No televisión, no radio, no wifi que permitiera la conexión en computadoras que tuvieran sus baterías cargadas. Sólo los celulares que contaban con carga suficiente podían dar cuenta de qué se suponía que ocurría: el país entero amaneció en penumbras por un apagón masivo que también dejó sin servicio eléctrico a Uruguay, ciudades de Brasil y de Chile».

 

Este apagón contribuyó a agudizar la presión social y económica que vive el país suramericano luego de que Mauricio Macri contrajera con el FMI una colosal deuda, dando a grupos energéticos locales la posibilidad de disparar su tasa de ganancia con la liberación en el control de tarifas a los servicios públicos.

 

La falla ocurrió en el sistema de transporte de energía entre Yacyretá y la central de Salto Grande, el corazón eléctrico de la Argentina.

 

Incertidumbre

La falta de información pública sobre lo ocurrido se hizo patente y aumentó notablemente el clima de incertidumbre, sólo reducido parcialmente tras el restablecimiento del servicio a finales de la tarde y noche en algunas zonas del país.

 

El presidente Mauricio Macri intentó hacer control de daños aludiendo no saber la causa del incidente, mientras el secretario de energía, Gustavo Lopetegui, horas después, detallaba el lugar del incedente sin ofrecer mayores detalles.

 

 

Alertas que no fueron atendidas

Refleja Página/12 que «versiones que trascendieron a los medios indicaban que el gobierno había recibido alertas sobre el desperfecto y que no fueron atendidos. De todos modos, Lopetegui, en la conferencia negó que se hubiera tenido aviso».

 

En su momento, cuando se dispararon las tarifas del servicio eléctrico, el gas, y los servicios públicos en general, el gobierno argentino lo justificó asegurando que habría una mejora del servicio. El objetivo, según decía, era «no terminar como Venezuela».

 

Ante el apagón de este domingo dicha retórica ha demostrado basarse en una premisa falsa, sumando ingredientes al descontento social que se expande contra la administración de Macri, a tan sólo cuatro meses de las elecciones presidenciales.

 

 

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Ciudad VLC/Misión Verdad 

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