YO JOSÉ CARLOS V EL CRONISTA

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Yo José Carlos V el cronista se refiere a una propuesta para cubrir la vacante de cronista de la ciudad de Valencia, la de Venezuela. JCDN.

YO JOSÉ CARLOS V EL CRONISTA

Oferta para cubrir vacante en la oficina del cronista de la ciudad de Valencia

José Carlos De Nóbrega

Dado que nadie se ofrece para ese servicio público, a pesar del cabildeo subterráneo, me propongo a mí mismo como Cronista de la ciudad de Valencia.

1.- Si bien nací en Caracas, soy junto con Alejandro Bruzual, muy buen pana de Enrique Bernardo Núñez, valenciano que es aún el mejor cronista de la ciudad de Caracas.

Por lo que desde el punto de vista del gentilicio, no hay problema. Muy a pesar de la rivalidad histórica entre caraqueños y valencianos, o, mejor todavía, el encono entre caraquistas y magallaneros.

El valenciano Roberto Hernández Montoya migró a Caracas, mientras yo me exilé en Valencia: Esto es muy divertido y más peripatético que un intercambio internacional de estudiantes.

2.- Para todo aquel que diga que el perfil para el cargo sólo involucra a los historiadores de silla y número, tenemos que el cuarto cronista de la ciudad fue un poeta, periodista, cuentista y novelista que amó a Valencia. Ná má y ná meno, como dicen en el quilombo, que José Joaquín Burgos.

En mi nada modesto caso, soy también polígrafo: Primero ensayista, luego traductor, después cuentista-cronista [escojan si mi dragón lusitano es crónica o cuento, qué más da] y, gracias al poeta Armando Amanaú, me hice coplero urbano, católico-libertario e historiador del Decir [está a disposición de cualquier editor mi coplario inédito «A la Pasión de Sandino»].

Por la silla ni el número se preocupen, tengo una plegable y portátil –de aluminio y tela estampada- con el número cinco, la cual mal utilizaba en la Plaza Montes de Oca durante mis días universitarios y por demás perezosos.

3.- Si cuestionan mi venezolanidad debido a mis antepasados portugueses de la isla de Madeira, tampoco eso obstaculiza mis aspiraciones.

La comunidad lusitana, de mayoría insular [el escritor Vila Matas decía en “El viaje vertical” que Madeira era un pedacito de la Atlántida], inundó de abastos, bodegas, panaderías, bares y polleras la ciudad de Valencia de San Simeón el estilita. Lo cual supone un aporte en el desarrollo del sector terciario de la economía valenciana.

Más a mi favor, porque el director técnico de la vinotinto es portugués y se llama José como eu.

Es más, Denis Miraldo, descendiente como yo de la Lusitania que enfrentó a los romanos, es hoy Director de Cultura de nuestra atribulada pero queherida urbe y municipio [Luis Cedeño dixit]. ¿Acaso ningún portu les fió unas cervezas con su medio pollo?

4.- Respecto a mi perfil psicológico, pueden someterme a cualquier test o evaluación.

Reconozco mi condición de paciente psiquiátrico que no da mucha lata, pese a la sintomatología neurótica de caminar de un lado a otro, escribir compulsivamente y, eso sí, pensar en voz alta [lo cual sazona al pensamiento con musicalidad sinfónica, poética y popular].

Les garantizo que no tengo tendencias psicótico-ecocidas, ni lame-suelas que bordean el masoquismo.

He dejado el alcohol, por lo que a la Alcaldía y, en especial, a los contribuyentes les salgo barato. Con una provisión de buen café, pan de guayaba, una buena biblioteca como la del Centro Cultural Llano Ancho, una laptop decentica y un buen sello editorial me conformo.

5.- Finalmente, mi condición de anarco-teísta tampoco debiera preocupar a la Valencianidad ni a la ciudadanía del Norte de la ciudad.

Mi centro de operaciones hoy comprende Naguanagua-Avenida Bolívar, no por cuestiones socio-económicas sino de afectividad inmediata.

Por supuesto, a mis panas del Sur no les importan las distinciones clasistas como se puede mal creer.

El complot de las cachifas no es de mi invención, pero para no exponer a sus verdaderos creadores, sólo puedo hablar en parábolas: Asumo la condición de testaferro de un escribidor y diagramador de oficio hasta la Zeta: ni es Zabala ni tampoco de la ETA. Así como también de un conocido suyo de tez muy rumana, solo que no es familia de Vlad el empalador, pese a sus arrestos político-literarios es buen tío y mejor ensayista que no oculta su rostro.

Mi estilo literario no es romántico ni costumbrista de los de antes, pero muy querendón, picaresco y crítico que derriba el Templo y lo levanta en tres días sin cobrar comisiones.

Soy un Quijote que ha ganado algo de peso, pese a la crisis, combatiendo con la pluma a la burocracia indolente, al Rey Trumpeta y su hijo el Infante Don Juan el Guiado –el mote se lo diseñó el poeta Amanaú-, la desaparición de Bibliotecas en la UC y otros cuantos crímenes patrimoniales más.

No me vengo por las ramas, ciudadanía bombardeada por politicastros, funcionarios malucos y rastacueros, y urbanistas mediocres.

¿Quién se atreve a apoyarme como quinto cronista de la ciudad de Valencia, la de Venezuela?

Se aceptan panas y los no tanto [pues hay que amar –de lejitos- a los adversarios] que se atrevan a recoger las firmas que han de consignarse en la cámara edilicia.

Sería, entre otras cosas, el primer cronista anarco-teísta de la ciudad y el primero con Anti-canon literario carabobeño publicado a la fecha.

LEE EL ANTICANON LITERARIO DE CARABOBO

Este quinto malo no puede ser peor que la mayoría de alcaldes, gobernadores y presidentes de estado que han saqueado y esquilmado a la ciudad. ¿A la quinta irá la vencida? Quién quita, ¿verdad?

LEE NUESTRA ENTREGA ANTERIOR

José Carlos De Nóbrega / Ciudad VLC

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