Biografías Paralelas (2): Borges / Cortázar

Biografías Paralelas (2): Borges / Cortázar se refiere a estos dos gigantes de la literatura en el continente. JCDN.

INTRODUCCIÓN

Pese a que las ideologías (falsa conciencia según K. Marx / L. Silva) e ideólogos (propagandistas nefastos) pretendan enemistar a Borges y a Cortázar en lo personal y lo literario, ambos forman parte de nuestro lúdico anti-canon latinoamericano y universal.

¿Sabían que Borges publicó por primera vez a Cortázar en una revista literaria, más o menos secreta? Fue en la década de 1940. En 1986, un par de años después de la muerte del Cronopio mayor, con la segunda entrega de la Colección Biblioteca Personal “Jorge Luis Borges”, nos dimos un banquete con una selección de cuentos apretada y pertinente de nuestro Julio.

Nos dice nuestro Borges en el prólogo: Poco después, Julio Cortázar leyó en letras de molde Casa Tomada con dos ilustraciones a lápiz de Nora Borges. Pasaron los años y me confió una noche, en París, que ésa había sido su primera publicación. Me honra haber sido su instrumento. Sin comentarios, no importan que argumenten los necios un sesgo apócrifo de la anécdota y el libro.

Ambos colegas y paisanos incursionaron en el relato fantástico, cada quien con su personalidad indiscutible. El motivo de la casa intervenida por fuerzas y fenómenos sobrenaturales, es compartido por los dos escritores: Se resquebraja la cotidianidad empalidecida por el orden establecido (literario, filosófico o político).

En El Aleph de Borges, la voz narrativa balbuce su asombro ante el portentoso punto del espacio que contiene todos los puntos del universo. El recuerdo enamorado de la fallecida Beatriz Viterbo, además del insufrible poema de Carlos Argentino Daneri, se difuminan así nomás ante el sorprendente panorama del mundo a merced de la mirada y el intelecto morboso del protagonista Borges.

LEE EL ALEPH DE BORGES: EL ALEPH

La parrafada que describe el Aleph, es un ejercicio de enumeración parcial, poética y perfecta. Borges, el autor, pintó con palabras lo inefable e irresoluble.

Casa tomada de Cortázar juega con todos nosotros en la multiplicidad de lecturas posibles: el incesto; la soledad de Irene y su hermano enclavada una extraña misantropía compartida; el miedo, la claustrofobia, la alusión a la mitología clásica y urbana; la presencia indefinida de elfos, duendes, fantasmas o espíritus chocarreros. Tomados todos los espacios de la casa por no se sabe quiénes, el final de feria:

Antes de alejarnos tuve lástima, cerré bien la puerta de entrada y tiré la llave a la alcantarilla. No fuese que algún pobre diablo se le ocurriera robar y se metiera en la casa, a esa hora y con la casa tomada.

LEE CASA TOMADA AQUÍ

Las ruinas circulares de Borges y La noche boca arriba de Cortázar, exploran la yuxtaposición y el fundido encadenado de sueños que se imponen al presente contado (y fabulado). Ello en abierto desafío de las concepciones cartesianas y positivistas del tiempo y el espacio.

Los cuentos Funes, El memorioso y El perseguidor acometen y se enseñorean de los lectores, recreando con maestría a un par de personajes borderline: el Funes borgiano es un freak rural y aindiado de Fray Bentos, aprisionado en su memoria extraordinaria y para él mismo inútil. Johnny Carter excede su saxo y genio del jazz. Más que homenaje a Charlie Parker, Johnny es todavía un metafísico e inédito viajero del tiempo.

Guayaquil de Jorge Luis Borges parte de la ficción literaria (la novela “Nostromo” ambientada en la Gran Valencia, la de Venezuela), para proponer inquietantes hipótesis históricas (el enigma resbaladizo de la entrevista entre Bolívar y San Martín en dicha ciudad). Sólo que las cartas del egregio venezolano que develan el misterio, provienen de una fuente ubicada en la novela de Conrad: Don José Jovellanos. ¿Qué es la verdad, pues?

Las puertas del cielo de Julio Cortázar es uno de nuestros cuentos más entrañables: Una recién fallecida, Celina, ama de casa pobre y ex lumpen, ata cielo y tierra en un bar, milonga o antro, ante la mirada alelada de su viudo Mauro, el proletario, y el pequeño burgués que nos refiere este episodio metafísico, el doctor Hardoy, amigo de ambos.

FERVOR POR EL HABLA PORTEÑA Y GAUCHA

Borges y Cortázar se han inclinado también por el habla u oralidad argentina, gaucha y porteña. Como muestra tenemos los cuentos orilleros y los ensayos de poesía pampera del primero (El Sur, Hombre de la esquina rosada, La poesía gauchesca); y, claro está, Rayuela, un fabuloso mural porteño (y cortazariano) en el exilio parisino.

IMPOSTURA LITERARIA

También esta díscola yunta clandestina, ha dedicado ocio y malsanos oficios a la impostación literaria. Con el pseudónimo común de H. Bustos Domecq y la complicidad autoral de Bioy Casares, Borges nos lleva al goce con Seis problemas para Don Isidro Parodi, título paródico del relato policial. Mientras que Cortázar no deja de apabullar a los agradecidos lectores con Historias de cronopios y famas y el cómic antiimperialista de Fantomas.

No deberían perderse tampoco las estupendas entrevistas que los dos concedieron por separado a Joaquín Soler Serrano, las cuales se encuentran en el portal Youtube. Destilan poesía, ingenio y ansiolítica simpatía.

TRADUCCIÓN LITERARIA

Borges y Cortázar se precian de ser eminentes traductores. Jorge Luis Borges con La metamorfosis de Kafka al castellano (Losada, 1938, la primera como se sabe con el título La transformación: Es un disparate, yo no sé a quién se le ocurrió traducir esa palabra del más sencillo alemán). Por su parte, Julio posee la mejor traducción castellana de los cuentos de Poe.

LA POLÍTICA

Finalmente, la disimilitud abisal de sus posiciones políticas, no les resta nada a la maravillosa obra literaria de cada cual. Sólo que ser políticamente incorrectos en extremos opuestos de la opinión pública mundial (validada por la Academia sueca), no los hizo acreedores del Nobel de Literatura.

Jorge Luis Borges siempre fue un cínico y excelso provocador, no obstante nuestras diferencias en el campo político. Fuere su presunta caricatura de Neruda encarnada en el Carlos Argentino Daneri de El Aleph; o, mejor aún, el boicot del circo milico que fue el Mundial de Fútbol 1978, cuando programó a la misma hora del primer partido de la albiceleste una conferencia sobre la inmortalidad.

En cambio, Julio Cortázar fue un crítico consecuente de los totalitarismos en América Latina, además de respaldar con activo entusiasmo los procesos revolucionarios en Cuba y Nicaragua. Por supuesto, empero su perplejidad con el caso del poeta cubano Heberto Padilla.

Decir entonces que Borges y Cortázar son figuras irreconciliables, no pasa de ser un mal chiste y peor hablilla sonsa de pasillo. ¡A releerlos a ambos para arrancarle las gríngolas a los caballos de Galia!

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José Carlos De Nóbrega / Ciudad VLC     

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