Biografías Portátiles (15): Gelindo Casasola es una aproximación a la vida y obra de este poeta merideño vinculado a Carabobo por medio del Grupo Talión (1977-78), la revista Poesía y la Universidad de Carabobo. JCDN.

El poeta merideño Gelindo Casasola (Udine, Italia, 1956-Mérida, Venezuela, 1980). La fotografía es de Gabriel Pilonieta y aparece en el libro «Argunáutica» (Piedemonte-Predios, 1998)

Gelindo Casasola (Udine, Italia, 1956-Mérida, Venezuela, 1980) estuvo vinculado a la ciudad de Valencia, la de Venezuela, a finales de la década de los 70. Formó parte del Grupo Talión (1977-78) y fue docente contratado en la Facultad de Educación de la Universidad de Carabobo. Al igual que los escritores Andrés Mariño Palacio, alumno del Liceo Nacional Pedro Gual, y José Manuel Briceño Guerrero, profesor de esta misma institución educativa, ha integrado el grupo de notables residentes provisionales de nuestra ciudad.

En el suplemento literario de Talión, publicado en el extinto diario “Hora Cero” de la capital carabobeña, publicó sus primeros poemas. Compartió el amor compulsivo por la Poesía con sus cófrades de grupo tales como Luis Alberto Angulo, Roldán Montoya y Ramón Elías Pérez.

En vida publicó el poemario “Pasturas” (Fundarte, 1980) y de manera póstuma el también volumen de poesía “El honguero apasionado” (Ediciones Solar, Mérida, 1993). En 1996, poemas suyos aparecieron en la compilación poética “Rostro y Poesía” (Universidad de Carabobo, coordinado por L.A. Angulo, 1996).

Portada de «Rostro y Poesía» (1996), antología poética de escritores vinculados a la Universidad de Carabobo

Bajo la curaduría del poeta Luis Alberto Angulo, se publicó “Argonáutica” (coedición de Piedemonte-Predios, 1998), obra poética completa que además de los dos títulos referidos añade su primer poemario -en lo cronológico- “Fuera de Pasturas” (1975-1977) y “Catálogos diarios” (1980).

Portada de «Argonáutica» (1998), la cual recoge la obra poética completa del poeta Gelindo Casasola

 

Partiendo de “Argonáutica”, la Fundación editorial el perro y la rana publicó “Espacios” (2014), suma poética en la que se incluyó el prólogo del poeta Angulo de 1998 (“Bitácora”); el corpus poético como tal, además de agregar los ensayos “Espacios de Casasola” (2005-06) de Stephen March Planchart y “Gelindo Casasola: el paisaje literal y el misticismo fúngico merideño de los 70” (2013) de Daniel Arella, tres cartas de Casasola fechadas en 1979, una introducción inédita del poeta para “Pasturas” y una breve reseña crítica de Alejandro Varderi publicada en el suplemento “Papel Literario” del diario “El Nacional” (marzo de 1980).

LEER «ESPACIOS» DE GELINDO CASASOLA

Portada de «Espacios» de Gelindo Casasola

Releyendo “Argonáutica”, el proyecto poético y de vida de Gelindo Casasola, nos topamos con una expresión discursiva transparente, no obstante las complejas implicaciones existenciales, místicas y estéticas. El habla se presenta en prodigiosos giros que encabritan la legión o, mejor aún, el vocerío interior. El primer texto, “Apocalipsis”, excede lo finisecular y el final del mundo exterior: “La cabalgata más extraña / de jinetes salpicados de mar / y de agosto, / sobre la tierra asolada, / profundiza su muerte”. Pareciera conducirnos a un estado de transición en pos del conocimiento de sí mismo y no del estridentismo medieval que oscurece y distrae al alma.

La belleza, toda carnadura y emanación psíquica alucinadas, concilia la revelación poética y la contingencia concomitante a la cotidianidad épica de un argonauta, trascendiendo las veladuras implícitas en los grandes relatos ideologizantes –religiosos, esotéricos y/o políticos- que inquietan y envilecen a la humanidad. He aquí una de sus muestras más contundentes: “Amo tu amor / por esfuerzo / y no por deseo. / Comencé entonces / con el eco / y tú y yo nos hicimos / verdaderos / y falsos”.

El Bestiario se nos aparece ennoblecido en el paisaje interiorizado, despojado y desdibujado, ello por vía de un lenguaje poético inmediato que echa de sí la retórica que nada dice en su fabla barroca y enrevesada. ¿Se trata acaso de una prosopopeya invertida? El tríptico integrado por “El asno flautista”, “Pastor de Cabras” y “Un Mulo” es una magistral muestra que funde la licantropía, el humor crítico al estilo budista y el arduo trabajo de ascenso místico.

Retrato fotográfico de Gelindo Casasola tomado del libro «Rostro y Poesía» (U.C., 1996)

La desnudez enajenada de la palabra que triza la artificialidad del estilo, excede el laconismo a secas, pues forja imágenes extrañas que emparentan lo místico y lo psicodélico. Si nos detenemos en un texto poético como “El tambor”, nos parece entrever un diálogo peculiar que vincula o relaciona a San Juan de la Cruz, Carlos Castaneda, Héctor Murena, Sid Barret o Bob Dylan.

La travesía poética de Gelindo Casasola se concentra en lo polifónico: La voz esencial y, si se quiere, fauvista que se regodea el día entero en la metamorfosis, esto es el intercambio dinámico y lúdico de roles que propende a la unidad del espíritu en lo diverso, contingente y contradictorio.

Postdata: Con todo respeto, nos quedamos con el prólogo entusiasta y esclarecedor del poeta  Angulo, centrado en la poesía de Gelindo, y no con las inquisiciones psico-críticas y hermenéuticas (¿policiales o forenses?) del investigador Miguel Marcotriguiano Luna en su libro “Poesía y suicidio en Venezuela. El caso de Martha Kornblitth” (Celarg, 2012). Creemos que la infausta decisión del poeta no le resta nada a la pulsión vital inmanente a su viaje oceánico sin igual en nuestra poesía.

 LEE ESTA RESEÑA SOBRE GELINDO CASASOLA DE RAFAEL RATTIA

LEE LA ENTREGA ANTERIOR DE BIOGRAFÍAS PORTÁTILES (14): DAFNI GIANNITSOPULOS

José Carlos De Nóbrega / Ciudad VLC  

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