BIOGRAFÍAS PORTÁTILES  (26): MUEVE

Biografías Portátiles (26): MUEVE se trata del desempeño del Movimiento Universitario Evangélico Venezolano en la Valencia de Venezuela. JCDN.

A Ismael Noé y Pedro Téllez

Mural de MUEVE en el Rectorado de la Universidad de Carabobo

MUEVE o el Movimiento Universitario Evangélico Venezolano, estuvo integrado por una llamativa y estupenda generación de universitarios carabobeños entre las décadas del 60 y el 80 en la ciudad de Valencia. Estudiantes y docentes de la Universidad de Carabobo como el Doctor Víctor Cuadra, el historiador José Francisco Jiménez, José Sada, Aristóbulo Chirivella, Edmundo Lasdinz, Roco Nocella, Pepe Perdomo, Enrique “Quique” García Grooscors, Ismael Noé y el gordo Martín, hicieron sentir la voz plural, ecuménica y unitaria de la organización en los tiempos posteriores al Mayo Francés de 1968.

Ismael Noé, ex integrante del grupo MUEVE

Oriundo de otra organización universitaria por desgracia fundamentalista, el Grupo Alfa y Omega del acaramelado capitalista Bill Bright, los conocí en los inicios de mis estudios de Educación en la UC. Al punto de migrar al MUEVE, pues me cautivó su inquietud intelectual y fortaleza crítica enclavadas en un cristianismo verdadero de catacumbas: Esto es una propuesta comunitaria distante de las Iglesias como aparatos ideológicos del Estado.

No se trataba de la evangelización compulsiva por vía del ardid publicitario e ideológico de “Las cuatro leyes espirituales”, ello en procura apresurada de nuevos clientes religiosos, sino la realización de la comunidad en Cristo en el teatro de operaciones de un mundo muy complicado. Hablar de Cristo no es una operación mercantil-confesional, sino diálogo abierto sobre el cristianismo como modo de vida no desvinculado de la actuación histórica y social. Nuestras referencias tutelares, en el buen sentido del término, son aún un Cristo vivo no idealizado ni ideologizado –claro está-, Martin Luther King, Gandhi y el teólogo alemán Dietrich Bonhöeffer martirizado por los nazis.

LEE EL BLOG DEL GRUPO MUEVE HOY

Nos alimentábamos también de la revista y los libros publicados por la Editorial argentina Certeza: Especialmente accedimos a Samuel Escobar, René Padilla, C.S. Lewis y John Stott, autores teológicos que apostaban por una Teología de la Liberación desde el protestantismo.

Era una referencia el Mural de MUEVE en el Rectorado de la Universidad de Carabobo. Ilustraba a la ciudad con figuras y versículos bíblicos extraídos de versiones populares muy accesibles al pueblo latinoamericano. Evidenciando, eso sí, un tenor profético de denuncia política, religiosa y social. Precisamente, el MUEVE se escindió en dos bandos debido a una imagen del Mural que hacía referencia al tricolor de la golpista bandera liberadora de Venezuela 1992: Los fundamentalistas evangélicos, liderados por Víctor Cuadra y Edmundo Lasdinz; y los ecuménicos socialistas entre los que destacaron José Francisco Jiménez, Quique García Grooscors e Ismael Noé. Por supuesto, dada mi formación anarco-teísta, apunté por el segundo grupo “rojo”, valga la alusión a la Segunda República Española escarnecida por falangistas y estalinistas.

El muralismo muevista no sólo se expresó en el Rectorado, sino también en el centro de Valencia (donde por fortuna todavía está su mural) y diversos espacios de Bárbula, al que los poderes fácticos mientan Campus Bárbula en una alienada nomenclatura de Centro Comercial con Club Dubi-Dubi en el sótano a manera de night club decadente.

Mural de MUEVE ubicado en la calle Vargas

Los volantes de MUEVE, en esténcil o fotocopias, no eran simples slogans pseudo-religiosos de ocasión, sino documentos de una cuartilla que tocaban temas como el desmadre y envilecimiento del sector universitario, la represión policial, una lectura dinámica del ministerio de Cristo más allá de la Semana Zángana, el ecologismo y la proliferación de sectas extranjerizantes.

El ingeniero Enrique García Grooscors, otra figura del MUEVE histórico

Nuestro ministerio universitario enfrentó a los poderes fácticos dentro de la UC. Por ejemplo, al Procónsul cultural Don José Napoleón Oropeza quien pretendía arrebatarnos el cubículo ubicado al lado de la no muy santa ni pro-estudiantil Federación de Centros Universitarios. En las primeras de cambio nos impusimos, sólo que años después, el nefasto Gobernador Henrique Salas Römer Padre ordenó un brutal allanamiento de la universidad que confiscó los cubículos a los grupos políticos, religiosos y culturales alternativos.

La Historia nos dio la razón, no sólo en lo tocante al daño que El Comisario estalinista Oropeza propinó años después a la cultura de la ciudad, ello por vía de la corrupción, la exclusión y la ideologización esteticista y falangista en el Ateneo de Valencia; sino también en lo concerniente al apiñar en el partido ORA de Godofredo Marín una clientela evangélica exclusiva (antecedente del vasallaje ciego y fundamentalista que votó por Javier Bertucci en Venezuela y por Jair Borsolano en Brasil). La lucha por restituir la justicia y una sociedad mejor, no sólo debe ser ecuménica sino también plural, universal y progresista.

Pude participar en dos jornadas de protesta memorables: El desmontaje del hipócrita festejo relativo al Bicentenario del Natalicio de Simón Bolívar (Casa de la Estrella, centro de Valencia, 1983) y la denuncia de los crímenes policiales en el caso del estudiante ucevista asesinado Ismael Humberto Bolívar Ríos (1984). Respecto al primer grito libertario, todavía –que yo sepa- ningún Congreso ni ninguna Asamblea Nacional ha derogado la infamia de la Casa de la Estrella, 1830, que proscribió y expulsó a Bolívar del país liquidando a la Gran Colombia. El segundo, nos trajo consigo a José Francisco Jiménez, Edmundo Lasdinz y mi persona un breve presidio con ruleteo añadido del tristemente célebre Cuartel policial de la Navas Spínola a la DISIP de la Urbanización La Alegría.

Lamentablemente, el vacío generacional y la intolerancia del sector evangélico fundamentalista de Cuadra y Lasdinz fueron los catalizadores de la descomposición y desmembramiento del MUEVE-Valencia. Sin embargo, en ese grupo aprendí el significado solidario del término “conciencia de clase”, no sólo a través de la Biblia, los volantes y murales del Grupo sino en la acción evangélica a campo traviesa: Cuando me secuestró la DIVINTEL en el Rectorado, con motivo de una protesta contra los crímenes policiales, el flaco Ismael se guindó del carro postizo de los polizontes para rescatarme en una arriesgada y poética maniobra. Como dicen los jesuitas, para la mayor Gloria de Dios.

LEE NUESTRA ENTREGA SOBRE JOSÉ FRANCISCO JIMÉNEZ

José Carlos De Nóbrega / Ciudad Valencia

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here