Alexis Mujica

BIOGRAFÍAS PORTÁTILES (34): ALEXIS MUJICA

Biografías Portátiles (34): Alexis Mujica es una aproximación a la obra de este gran escultor venezolano. JCDN.

Alexis Mujica (Tucacas, Falcón, 1952-Valencia, Carabobo, 2006) es uno de nuestros maestros de la escultura. ¿Quién no recuerda su Montacadáveres, galardonado en el Salón Michelena del año 1981? ¿Qué decir de sus androides y perros post-industriales (y por qué no, post-petroleros) cosidos a retazos por su pulso firme?.

Su afán hiperrealista que puede asociarse con las sarcásticas esculturas del italiano Maurizio Cattelan [“La Nona Ora”, en la cual un meteorito aplasta al Papa Juan Pablo II]  y la fotografía desafiante del norteamericano Robert Mapplethorpe que bordea la pornografía, la cultura underground e incluso la estatuaria, se forja universos afines al relato fantástico, la distopía futurista y el bestiario real maravilloso.

LEE ESTA SÍNTESIS BIOGRÁFICA DE ALEXIS MUJICA: http://vereda.ula.ve/wiki_artevenezolano/index.php/Mujica,_Alexis

Universo imaginativo

Precisamente, Montacadáveres es una obra fundamental para la captación atenta y multisugerente de su propio universo imaginativo: Este sepulturero, vecino de la poesía tremendista y post-simbolista de Baudelaire, posa para el escultor y el espectador en un homenaje a su desdichado oficio, hasta el punto de convertirse en el retrato o autopsia volcánica de un monarca post-industrial con báculo incluido.

El ojo caníbal lo apropia como el dispensador ejecutivo de la muerte, no en balde su morbosa y terrorista apariencia que remite a los caballeros cruzados, los marines norteamericanos o los brigadistas policiales de choque.

He aquí este verdugo pendenciero a punto de decir su monólogo de fin de fiesta: El Gran Hermano es una sociedad secreta opresora que involucra a una legión de funcionarios, académicos, represores uniformados o no que participan en una presuntuosa e insomne Coreografía de la Muerte.

Esencia rabiosamente figurativa

La exposición antológica póstuma de su obra escultórica, llevada a cabo en la Galería de Arte Nacional (2011) y el Centro de Artes Vivas que lleva su nombre en Valencia (2010), ratifica su esencia rabiosamente figurativa.

Mujica, al contrario de nuestra tradición artística, ha construido un discurso de Ciencia Ficción que colinda con las Distopías má

s inquietantes del arte universal.

Entre ellas las de los libros de Phillip K. Dick y George Orwell (política ficción), incluyendo el cómic argentino El Eternauta de Oesterheld.

Mujica trabajó con puño seguro y lírico gran diversidad de materiales: bronce, hierro, madera, yeso y, claro está, resina.

 

Hermanó en lo figurativo al ser humano transfigurado -por vía de insertos mecánicos y tecnológicos- con el Bestiario de su preferencia: los perros (en especial el doberman), el águila en referencia a un poema de Ana Enriqueta Terán, otras aves y reptiles de cuero endurecido.

Ello en la recreación del cielo y el infierno del entorno socio-histórico que le correspondió vivir y confrontar.

Protesta contra la sociedad

Los personajes encerrados en las extrañas cabinas que seducen al espectador, constituyen un gesto airado y solidario de protesta contra la sociedad post-industrial y su tufo asfixiante y depredador. Al igual que Pocaterra en la literatura, su obra artística se regodea en un hiperrealismo crudo pero enternecido en el fondo.

Sus portentosas, intimidantes y vigilantes esculturas, las podemos hallar en medio del caos de ciudades como Valencia, Maracay y Caracas.

A tal respecto, Juan Calzadilla nos sugiere su propia lectura a los héroes nacionales (el guerrero creador Ezequiel Zamora o la matriarca Negra Hipólita), androides, argonautas espaciales, homúnculos y bestias que pueblan la imaginación arrebatada de Alexis Mujica (a la manara de un Armagedón latente que lo emparenta con El Bosco): “La respuesta estética del artista a la violencia de la sociedad contemporánea amplía el repertorio iconográfico de las representaciones de la figura humana (o bestia humanizada, paréntesis nuestro) en la escultura venezolana”.

Nos ha parecido que la notabilísima obra de Mujica ha sido soslayada, dado el silencio de la crítica endogámica y el academicismo de cartón piedra. Sin embargo, los críticos auténticos y los espectadores de ayer y hoy, apuestan por la persistencia de su lectura lúdica en el asombro y la expectación que siguen causando su universo onírico e hiperreal.

Cuando los exprima la urbe del centro del país, deténganse ustedes ante cualquiera de las esculturas de Mujica que les importune la rutina en la calle. Les aseguro que si abren el entendimiento y el corazón, el giro radical y festivo del día les deparará una gran experiencia artística y humanística sin par. La estatuaria suya y nuestra, se alza en el caos y las trizas de la Urbe.

LEE NUESTRA ENTREGA ANTERIOR: BIOGRAFÍAS PORTÁTILES (33): JOSÉ SOLANES

José Carlos De Nóbrega / Ciudad VLC

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