La ciencia y sus adelantos esta vez se encargan de la cabeza (+video) II

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La ciencia y sus adelantos esta vez se encargan de la cabeza (+video) II

Tal y como van las cosas, la ciencia y sus adelantos, no debería sorprendernos. En un futuro no muy lejano, algún científico (o no), aparecerá anunciando el descubrimiento del «método» para  trasplantar «el alma».

En días pasados, científicos cuánticos aseguran poder probar la existencia del alma dentro de las células de nuestro cerebro. El científico cuántico norteamericano, Dr. Stuart Hameroff y el británico Sir Roger Penrose, han diseñado una teoría que explicaría la consciencia humana y la existencia del espíritu o también conocido como el Alma.

Sin embargo, todavía muchos no se recuperan de la sorpresa del trasplante de cabeza.

 

LA PRIMERA INTERVENCIÓN CON SERES HUMANOS

Ante las dudas que estas investigaciones clínicas suscitan entre numerosos médicos, Canavero manifestó con vehemencia, que todas las críticas que le hacen están equivocadas. «Dan su opinión sobre cuestiones que no conocen. Yo llevo trabajando en este proyecto 30 años y he inventado un montón de cosas para llegar al objetivo. Algunos dicen que es imposible, pero no saben de qué hablan», dijo el científico.

El cirujano italiano obtuvo un sobresaliente avance en junio de 2017. Canavero y un equipo de investigadores chinos, dirigido por el doctor Xiaoping Ren, de la Universidad de Medicina Harbin, presentaron públicamente una rata con dos cabezas. Tampoco en este experimento intentaron unir la médula espinal; tan solo redirigieron los vasos sanguíneos para permitir que la segunda cabeza sobreviviera unida al cuerpo de la otra rata durante seis horas.

 

En este extravagante ensayo, los cirujanos no actuaban por puro entretenimiento. Perseguían ahondar en el problema del rechazo inmunitario a largo plazo y en la isquemia o estrés celular que provoca la falta de riego y oxígeno en una zona determinada. El modelo bicéfalo de trasplante les permitía estudiar estos aspectos de un modo más preciso.

 

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Meses más tarde, en noviembre de 2017, un nuevo anuncio de Canavero y su equipo de científicos chinos, revelaba que habían completado el primer trasplante de cabeza con humanos, aunque los cuerpos del donante y del receptor estaban muertos.

No obstante, esta prueba con cadáveres recientes les habría servido para conectar con éxito la columna vertebral, los nervios y los vasos sanguíneos. Se les estimuló con impulsos eléctricos y magnéticos y se comprobó si pasaba o no la corriente por toda la médula, e incluso si propiciaba la reacción de algún músculo.

 

CANAVERO Y SU COLEGA, XIAOPING REN, PUBLICARON UN ESTUDIO EN EL QUE DABAN A CONOCER OTRO EXPERIMENTO. CONSISTIÓ EN CORTAR LAS MÉDULAS ESPINALES DE 12 PERROS, PARA LUEGO APLICAR POLIETILENGLICOL SOBRE LA INCISIÓN EN SIETE DE ESOS ANIMALES.

 

También les administraron estimulación eléctrica. Durante los siguientes dos meses, los perros del grupo tratado con el adhesivo químico recuperaron algunas funciones motoras, manifestando una movilidad descoordinada y acompañada de múltiples espasmos. En cambio, los del grupo de control sin polietilenglicol mantuvieron su parálisis.

 

 

El doctor Ren manifestó: «Hemos demostrado con esta técnica que la fusión espinal es posible». Sin embargo, otros especialistas no son tan optimistas, porque el polietilenglicol es tóxico para el ser humano. Por ello, en palabras de Mark Hardy, cirujano de trasplantes y uno de los pioneros en inmunosupresión, el trabajo desarrollado por Ren en animales es (ciencia bastante buena), pero de momento no resulta traducible a los seres humanos.

 

DONANTES Y VOLUNTARIOS

Probablemente, la única manera de despejar cualquier duda sobre la fiabilidad de la técnica consista en ponerla en práctica en seres humanos vivos. De hecho, ya se han ofrecido algunos candidatos. Es el caso de Valery Spiridonov, programador informático ruso de 30 años que sufre una forma de atrofia muscular espinal llamada Werdnig-Hoffmann.

Por culpa de este trastorno genético, Spiridonov está en silla de ruedas y físicamente incapacitado para cuidar de sí mismo. La necesidad de requerir asistencia constante es la circunstancia que le ha animado a dar un paso tan arriesgado. (Necesito que la gente me ayude todos los días varias veces, aseguraba el programador), incluso para salir de la cama y sentarme en mi silla de ruedas, por lo que mi vida es bastante dependiente de otras personas.

Si hubiera una manera de cambiar esto, creo que debería ser valorada. Sin embargo, su novia se opone a la operación, porque lo acepta tal como es.

A pesar del ofrecimiento, el Dr. Canavero subrayó que la primera operación de trasplante de cabeza en un humano solo se llevará a cabo una vez que estuvieran seguros de que había una probabilidad de éxito superior al 90 %. Las últimas noticias con respecto a Spiridonov son que se ha echado atrás en su decisión, pero Canavero afirma disponer de otro candidato chino que se prestaría a la cirugía.

Además de la lista de candidatos y las dificultades implícitas de la cirugía en sí, hay otros problemas que solventar en este tipo de intervenciones.

 

LO QUE PODRÍA COSTAR ESTE ADELANTO

Canavero estima que la investigación, hasta dar con un método óptimo de trasplante, podría costar unos 100 millones de dólares, involucraría a varias decenas de cirujanos junto a otros especialistas y se prolongaría durante cerca de 24 horas de procedimientos mientras receptor y donante permanecen sentados en el quirófano.

Por otro lado, están las secuelas psicológicas en el paciente. En este sentido, hay especialistas muy optimistas que confían en la capacidad de ajuste de nuestra mente ante la novedad. Así, la mayoría de las 44 personas que hasta el momento se han sometido a una intervención de trasplante de cara, refieren que su identidad personal salió reforzada, además de su calidad de vida y salud mental. Aunque, ciertamente, para lograr esta satisfacción fue necesario hacer una buena selección previa del candidato y predisponerlo al cambio.

En cuanto a los dilemas éticos que una operación quirúrgica de este tipo conlleva, conviene recordar que también los primeros trasplantes de órganos suscitaron muchos reparos populares e intelectuales. Pero en la medida que las intervenciones se fueron multiplicando y generalizando, la sensibilidad cambió de una forma tan radical que ha pasado de un extremo al otro: de la aprensión inicial a valorarlo como un gesto de lo más humano y solidario. 

No obstante, hay quienes plantean la cuestión en otros términos éticos. Interpretan que se trata de un trasplante de cuerpo más que de cabeza, puesto que se estaría beneficiando a un único receptor cuando se podrían emplear los múltiples órganos alojados en ese mismo cuerpo para salvar las vidas de muchas más personas. ¿Merece la pena arriesgar tantos recursos biológicos en una sola cirugía de resultado incierto?.

 

José Becerra/Ciudad Valencia/Información AñoCero

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