Cronicón futbolero desde la Madre Rusia (1)
RUSIA PEGA PRIMERO
«Cronicón futbolero desde la Madre Rusia (1)» es la primera entrega de este espacio de opinión sobre el Mundial de Fútbol Rusia 2018. Se refiere al partido inaugural de este torneo.
Se ha inaugurado el jueves 14 de junio el Campeonato mundial de Fútbol Rusia 2018 sin trauma alguno. Bajo la mirada complacida de Gianni Infantino, presidente de la FIFA, y Vladimir Putin, recién reelecto presidente de Rusia, la selección local derrotó con facilidad a su similar de Arabia Saudita 5 goles a 0. Dado el marcador por goleada, este no es el mejor partido inaugural de los Mundiales en toda su historia.
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El resultado trajo consigo el alivio del Comité Organizador del torneo, pues el pase de la selección rusa a la siguiente ronda se hace bastante probable. Por ende, el pueblo de Rusia despierta de su letargo, pues se difuminan por ahora las pocas esperanzas en un hasta entonces poco lucido equipo. Por otra parte, la debilidad manifiesta de la selección árabe no apunta a la competitividad ni al mejoramiento del nivel futbolístico de selecciones alternativas. Por los momentos, ni África ni Asia han logrado codearse con el fútbol europeo y el suramericano. El incremento del número de selecciones nacionales previsto para las próximas ediciones del Campeonato Mundial de Fútbol, apuntará más a los negocios de la FIFA que al deporte en sí mismo.
La salida intempestiva de Julen Lopetegui como seleccionador de España, luego de firmar un contrato con el Real Madrid del arrogante Florentino Pérez, fue levemente atenuada por el entusiasmo de la fanaticada rusa. Bussiness are bussiness, he aquí el lema con que el Capital le saca la lengua a la competencia deportiva leal. Don Dinero deja de nuevo la impronta de su cínica y perniciosa conducta.
Respecto al partido inaugural, valga la insulsez mediática de la grey mexicana de la Fox [Alejandro Blanco, Rubén Rodríguez y André Marín], si bien se caracterizó por el fair play [valga la buena actuación arbitral del argentino Pitana], la oncena anfitriona no tuvo ningún tipo de dificultad muy a pesar de la inútil superioridad árabe en la tenencia de la pelota [del 59%].
El primer tiempo, pleno de las imprecisiones de parte y parte, culminó dos a cero [los goles de Gasinski a los 12 y de Cheryshev a los 43 minutos] a favor de los rusos. Se evidenciaron las notorias debilidades sauditas en la conducción y contención del mediocampo y, especialmente, la precariedad defensiva de los dos centrales. Triunfó pues el equipo que menos se equivocó, lo cual además de alentador no consuela para nada a los espectadores más exigentes.
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El 4-4-2 saudita propuesto por el técnico argentino Pizzi, se hizo astillas en el segundo tiempo: otro gol de cabeza del recién ingresado Dzyuva a los 72, más el segundo de Cheryshev [91’] con un disparo a tres dedos y un cobro precioso a balón parado del mejor jugador del partido [94’], Golovin [quien además hizo tres asistencias], bajaron los brazos y las ganas de los futbolistas árabes. Ello a pesar de la proverbial mala lectura de los partidos por parte del técnico ruso Cherchezov.
En resumidas cuentas, sólo podremos calibrar en su real dimensión a la selección de Rusia cuando enfrente a adversarios de mejor estatura como el Uruguay de Suárez y Cavani, además del Egipto de Salah. La frágil escuadra de Arabia Saudita [destinada a la temprana eliminación] incidirá en el posicionamiento del grupo por vía de los goles por encajar en sus restantes dos juegos. Creemos que Uruguay y Rusia, en ese orden, pasarán a la segunda ronda de la competición.
Volviendo al orden de ideas al inicio de esta columna, ¿qué busca la FIFA en su carácter de corporación internacional?: ¿mayor y mejor participación mundial en el deporte rey?, ¿llenar sus arcas así nomás?, ¿consolidar un discurso de poder afín al complejo industrial y militar que nos reseca?, ¿recuperar el prestigio perdido?
El pasado reciente del organismo multinacional, desconocedor de las legislaciones de los países soberanos, embaucador y manipulador del padrón electoral en los tiempos de Havelange y Blatter, no inspira nuestra confianza en el mejor escenario. Esperemos que la comunidad deportiva internacional recobre la cordura y la soberanía que posibiliten la dignificación del fútbol y la sociedad.
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José Carlos De Nóbrega / Ciudad VLC
