Economía venezolana: parasitismo al Estado ayer, parasitismo al pueblo hoy

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La economía venezolana ha estado supeditada, lugar común que nadie niega, al alimento proporcionado por la perversa renta petrolera prácticamente desde finales y principios de los siglos XIX y XX, favoreciendo con ello a los grupos privados que vienen controlando de medios producción.

Los terratenientes, propietarios de la tierra venida de sucesiones o transferencias amañadas y perniciosas a los intereses de la recién fundada Patria Bolivariana, desconociendo la fuerza y sacrificio que aportaron los indios, negros y campesinos a la gesta independentista.

No escatimaron esfuerzos para garantizarse una economía vista y supeditada a sus particulares intereses.

La doctrina Monroe, diseñada por los nacientes imperialistas para el control político y por ende la economía de las naciones al sur del río Bravo, luego de haber sido contrariada por el Libertador Simón Bolívar hasta el último día de su vida, permitió que en Venezuela, los gobiernos sucesivos, puestos por la fuerza de las armas y el control económico imperante, se arropara bajo la sombra de una economía monoproductora.

Intereses de quienes controlaron la economía se mantenían intactos

Transcurrieron los distintos gobiernos mientras los intereses de quienes controlaron la economía se mantenían intactos, eso sí, jamás pudieron ocultar la contradicción antagónica que sigue presente hasta nuestros días:

América para los americanos – Para nosotros la Patria es la América.

Juan Vicente Gómez y Cipriano Castro escenifican el más significativo antagonismo, el petróleo y los intereses gringos en la economía fue el detonante.

La conspiración como estímulo fue el arma imperial que acabó con el  Cabito, de allí en adelante USA ha marcado las líneas económicas, fundamentalmente para apoderarse de nuestro petróleo y  garantizarse la hegemonía económica y militar con reserva por los siguientes 100 años.

Intereses de la burguesía

Durante el siglo XX la economía venezolana se desarrolló favoreciendo los intereses de los grupos de la burguesía.

Éstos se presentaron como los modernistas que sacarían a Venezuela del atraso que habían dejado las montoneras, para ello el petróleo se convierte en el gran impulsor y, por su puesto, quienes lo controlaron obtuvieron los mejores beneficios; entiéndase el imperio y la burguesía.

Estando presente en el alma, espíritu y corazón del pueblo venezolano, como esencia de las alertas dejadas por El Libertador, ante la plaga que se vislumbraba en el horizonte patrio, la presencia de los intereses imperiales estadounidenses con su planta insolente.

Es así como no han faltado quienes enarbolen las banderas populares por la soberanía, independencia y libertad; esto, siendo contrario a los intereses imperiales y burgueses, no les ha temblado el pulso para arremeter contra todo lo que perturbe el control de la economía venezolana.

Entre vaivenes de gobiernos “democráticos” o dictatoriales, la burguesía en un parasitismo inusitado no ha descartado métodos para acallar las voces que reivindican los intereses de la Patria y con ello los del pueblo. No les importó ni le importa de quién sea esa voz.

El Gral. Isaías Medina Angarita, primer mandatario que se atrevió a trastocar intereses de las petroleras gringas en función del desarrollo soberano de la economía venezolana con equidad para todos, sin escarmientos, fue derrocado.

Subsiguientes gobiernos, Rómulo Gallegos, Delgado Chalbaud, Pérez Jiménez, padecieron las presiones imperiales hasta que fueron derrocados o asesinados, la causa, el petróleo y la economía.

Y se hicieron de lo dólares

La partidocracia puntofijista, con todo el remoquete democrático y  contando con  el respaldo de USA, garantizaba el dominio de la economía para la burguesía parasitaria, es decir, la renta petrolera, mientras,  silenciando las voces insurgentes, se permitiría hacerse de los dólares provenientes de la bondades del petróleo, tras la importación de productos terminados que les permitía acumular  grandes capitales.

40 años entre bonanzas y crisis petrolera conllevó a remozar los controles del negocio; se hablaba de nacionalización, apertura y convenios estratégicos, los más osados se iban por la calle del medio y planteaban privatización de la industria petrolera venezolana, eso sí, garantizando que cualquier reparto debía servir para no desparasitar a la burguesía.

Llegó el Comandante Chávez y se planteó ponerle un parao’ al parasitismo burgués sobre la industria petrolera, promulga la Nueva Ley de Petróleo con la intensión de darle un giro hacia la izquierda a la llave en favor del pueblo y le dan el golpe de estado.

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Ciudad VLC/ Gustavo Vásquez

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