El término «mafia» como tal, aparece por primera vez entre 1862 y 1863 cuando se representa en Palermo con rotundo éxito el drama popular de los autores Giuseppe Rizzoto y Gaetano Mosca titulado «I mafiusi di la Vicaria» (Los mafiosos de la prisión de la Vicaría).

 

La representación de esta obra hizo de la palabra «mafia» una expresión corriente para designar a una agrupación secreta de malhechores, grupos de individuos violentos y muy temibles, con códigos éticos cuestionables ligados entre ellos por una espesa niebla misteriosa y no menos fuertes lazos secretos, dedicados a actividades delictivas o inconfesables.

 

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Algunos atribuyen el origen del término a tiempos mucho más lejanos e improbables. Estudiosos del fenómeno se remontan al año 1382 cuando Sicilia fue invadida por los franceses.

 

Cuenta la leyenda, la cual está envuelta en el romance, que un soldado invasor violó y mató a una chica que se dirigía a Palermo para casarse.

 

 

Entonces, el novio ofendido, viendo su pundonor mancillado, puñal en mano, y sus ojos desorbitados a cusa de la rabia, se abalanzó iracundo cual energúmeno sobre el criminal gritando: «Morte A Francia Italia Anella», cuyas iniciales forman la palabra «mafia».

 

No obstante, son muchísimas las versiones que existen sobre el origen de la “mafia”. Es quizás este mismo detalle algo que confirma de manera fehaciente lo oscuro y por demás sombrío que se ha convertido hablar del tema.

 

El vestigio más remoto de la mafia lo encontramos como un extraño efecto del nacimiento del Estado Moderno.

 

Antes de que existieran Estados, lo político lo encarnaba la Iglesia, por lo menos en gran parte de Europa, que era lo que se podría considerar como “lo público”, aunque nunca recibió ese nombre.

 

En lo que hoy, y ya para entonces era Sicilia, la isla más grande del Mediterráneo, alrededor del siglo XIII, el rey Federico II creó un poder centralizado.

 

 

SICILIA, TERRITORIO SIN LEY

Federico II fue considerado un hombre muy inteligente. Había logrado constituir un poder centralizado en el Mediterráneo a través de los impuestos que cobraba a todos sus súbditos. Y como bien sabía, incluso hoy en día, el dinero es el aceite que puede lubricar, y así poner en marcha cualquier motor por más oxidado y atascado que este se encuentre.

 

Aunque su hijo Pedro heredó el poder, una vez fallecido, el pequeño Estado que había creado, de alguna manera, regresó a la época feudal.

 

Una vez muerto el Rey Federico, que fue “elegido” (o mejor dicho, aceptado) por su pueblo, los hombres que recaudaban los impuestos reales, a pesar de que el Estado se había fracturado, seguían cobrándoles, sin que el dinero o los diezmos llegaran a las arcas públicas.

 

De esa deshonrosa manera, cobrando ese “diezmo”, ese “impuesto obligado” o “permiso” se puede considerar que nació la mafia.

 

 

SICILIA, 1860

Probablemente más acertado, por el parecido con la actualidad, sea decir que la mafia nace alrededor del año 1860 también en Sicilia.

 

En aquellos tiempos, era habitual que bandas organizadas de delincuentes robaran las cabezas de ganado y practicaran el vandalismo aterrorizando a los lugareños.

 

Lejos de recurrir a la autoridad, los propietarios solicitaban la ayuda de los jefes, lo que se conoce hoy día como capos, de las familias locales, una especie de patriarcas, unos semidioses, que tenían la delicada misión de negociar con los ladrones, de poca monta algunos, para recuperar lo robado.

 

El terrateniente recuperaba su ganado y aportaba a “la familia” una cantidad de dinero, generalmente un tercio del valor de lo sustraído. Poco a poco la organización ganó envergadura y comenzó a extender sus actividades hacia el lado delictivo.

 

A finales del siglo XIX, el magistrado de Palermo, en una carta al Ministro del Interior italiano, escribía: “El rico se vale del mafioso para protegerse de los bandoleros, o lo utiliza para conservar una preponderancia que está viendo reducirse debido al progreso de la libre empresa”. Por aquél entonces, como vemos, ya se utilizaba el término “mafioso”.

 

 

LA PALABRA «MAFIA»

El término mafia no es, ni por asomo, el que emplean los integrantes de la cuestionable Organización, que prefieren y utilizan el de “Cosa Nostra”, aunque también se la conoce como el “pulpo”, una figura o término por demás gráfico que poca o ninguna explicación necesita.

 

El origen de la palabra “mafia”, como todo lo que la rodea, y como se mencionó antes, es confuso. Por la raíz, podría proceder de las palabras árabes “muáfah” que significa inmunidad, protección, tutela; o “m’ ahfal”, que significa agrupación, reunión de varias personas.

 

la mafia actúa con sigilo y muchas veces bajo la sombra y protección de un estado inoperante
La mafia actúa con sigilo y muchas veces bajo la sombra y protección de un estado inoperante.

 

Pero se trataría de una influencia lingüística relativamente distante. En el francés antiguo, existe la palabra “meffier” que expresa desconfiar, quizá más acertada.

 

En cualquier caso, mafia significa “miseria” en toscano, mientras que en Palermo designa “belleza”. Aunque también en los mercados de Palermo se puede escuchar vocear la frase “haju scupi d’a mafia” que significa “tengo hermosas escobas”. Lo dicho, la confusión está servida.

 

 

PACTOS DE SANGRE Y JURAMENTOS SECRETOS

Los miembros de la Mafia se obligan, bajo juramento, a ayudarse mutuamente y a no servir de testigos ante ningún Tribunal de Justicia, violar este principio podría acarrear penas verdaderamente severas, mortales sin más.

 

Deben evitar el asesinato, salvo para vengar cualquier tipo de traición. En la antigüedad, para ser admitidos dentro del Clan, debían sostener un duelo: era la auténtica y única prueba del verdadero valor de un miembro de “La Familia”.

 

 

CÓDIGOS SECRETOS DE LA MAFIA

La Mafia Siciliana inventó una forma de comunicación basada en los gestos para transmitir, entre sus miembros, información útil. De hecho, existen distintos dialectos de mímica según las regiones.

 

Algunas de estas señas o gestos son:

  • El mafioso que llevara el sombrero inclinado hacia la derecha hacía significar que en ese momento estaba vigilado o le seguían.
  • Si el sombrero se inclinaba hacia la izquierda, se estaba indicando al interlocutor que más tarde se verían.
  • Si el sombrero se situaba en una posición inclinada hacia atrás, significaba señal de peligro o socorro. Estos gestos se hacían de forma discreta, sin exageración, para que solo los iniciados del clan supieran entender el mensaje cifrado.

 

 

LENGUAJE PROPIO DE LA MAFIA

Además de los gestos, la Mafia Siciliana ha creado un vocabulario que ni si quiera los propios sicilianos, que no estuvieran iniciados o pertenecieran al círculo mafioso, eran capaces de entender. Veamos algunos ejemplos:

  • Un peso de 90 (referido a kilogramos), en italiano “un pezzu di 90”, significa “pez gordo”.
  • Apagado, “astutatu”, significa asesinado.
  • Abadesa de convento, “batissa”, significa mujer muerta.
  • Vacío, “vacanti”, significa armado.
  • Amigo, “amicu”, significa abogado de la mafia.
  • Ceniza, “cenniri”, significa droga.
  • Suciedad, “grasciu”, significa oro.
  • Zambullida, “tufa”, significa revólver.

 

Dentro de una conversación entre miembros de la “Cosa Nostra”, estos términos cobran un sentido distinto al que el idioma concede a cada una de las palabras.

 

Cuenta Jacques Kermoal en su libro “La Onorata Societa que en un Tribunal de la ciudad italiana de Palermo, un jefe de la Cosa Nostra acusado de asesinato, indicó todo lo que tenían que declarar a los testigos que se encontraban en el banquillo, sin que ningún abogado, magistrado o policía se diera cuenta de ello. Lo hizo con gestos.

 

José Becerra/Ciudad VLC

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