esperma

Un médico canadiense especializado en el tratamiento de la infertilidad perdió su licencia este martes por inseminar a varias mujeres con espermas equivocados durante varias décadas. Llegó incluso a utilizar en las intervenciones su propio esperma.

 

El comportamiento de Bernard Norman Barwin, de 80 años, fue considerado «espantoso» y «reprensible» por el Consejo Disciplinario del Colegio de Médicos de Ontario.

 

Le han condenado al pago de 10.000 dólares canadienses (6.700 euros).

 

«Usted traicionó la confianza (de sus pacientes) y sus acciones ha afectado gravemente a las personas y sus familias, y causó daños irreparables que afectarán a varias generaciones», señalaron los médicos del Consejo.

 

El médico no se personó pero sus abogados han comunicado que no recurrirá la sentencia y que asume la condena.

 

El Sr. Barwin ya había dejado de practicar la medicina en 2014 después de una primera acción disciplinaria. Se le había declarado culpable de inseminar artificialmente a tres mujeres con el esperma de un mal donante, invocando en ese momento un error de manipulación.

 

Ahora es objeto de una acción legal colectiva por una serie de nacimientos, entre 50 y 100, de bebés concebidos artificialmente con el esperma de un donante malo, incluyendo 11 casos en los que usó el suyo.

Las prácticas de Norman Barwin habían salido a la luz cuando uno de los niños nacidos de la inseminación artificial había buscado a su padre mediante pruebas genéticas.

 

Rebecca Dixon explicó a la Comisión de Disciplina que había descubierto tres años atrás, a la edad de 25 años, que el Sr. Barwin era su padre biológico.

 

«En ese momento, mi vida cambió para siempre», así como la de su familia, explicó. Ha asegurado sentirse «contaminada».

 

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Su padre, gravemente enfermo, «tuvo que aprender a aceptar que la niña que él había criado y amado no era su hija biológica», dijo.

 

En cuanto a su madre, «ella ha tenido que digerir el hecho de que algo le había pasado a su cuerpo sin su conocimiento o en contra de su voluntad», según Rebecca Dixon.

 

«Me encuentro buscando personas que se parezcan a mí, que podrían ser hermanastros o hermanas menores». La joven dice haber encontrado 15 de ellos y espera encontrar a otros.

 

Danilo González / Ciudad VLC / ABC

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