«El Departamento de Interior ha concluido que las condiciones en Venezuela amenazan la seguridad de los pasajeros, aeronaves y tripulación que viaja a o desde el país, y que el interés público requiere una suspensión inmediata de todos los vuelos comerciales de pasajeros o mercancías entre Estados Unidos y Venezuela», sostiene la orden de suspensión de vuelos entre Venezuela y Estados Unidos del Departamento de Transporte, publicada el pasado miércoles 15 de mayo.

 

De esta forma, el Departamento de Transporte suspendió de forma indefinida todos los vuelos comerciales y de cargas entre ambos países, basándose en una legislación estadounidense que afirma que si existe una condición que «amenace la seguridad de pasajeros, aeronaves o tripulación que viaje a o desde el destino en análisis, se debe proceder a la suspensión de los vuelos».

 

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Según el Departamento de Estado, Venezuela, en ese sentido, es un destino para «no viajar» de acuerdo a sus alertas sobre la posibilidad de «disturbios» en el país luego de que Washington apoyara la autoproclamación de Juan Guaidó. 

 

La suspensión así alcanza a los aviones privados con matrículas YV, nomenclatura que identifica a Venezuela, y las aeronaves estadounidenses (NOV), entre muchas otras.

 

Además, la medida induce a que las grandes compañías de vuelos comerciales se retiren de Venezuela, como ya sucedió con las líneas estadounidense de American Airles, United, Delta, Dynamic, Air Canadá, Aeroméxico, Alitalia y la colombiana Avianca. 

 

 

EL IMPACTO DE LA MEDIDA EN VENEZUELA: MÁS DÍAS DE VUELO Y MAYORES COSTOS 

Según el presidente de la asociación de líneas aéreas de Venezuela, Humberto Figuera, «cada vuelo directo entre Venezuela y Estados Unidos ofrecía unas 600 sillas diarias, y ahora sin poder cumplir las rutas habrá muchos pasajeros afectados».

 

 

Esto obligará, como ya está sucediendo, que las aerolíneas hagan triangulaciones para hacer el viaje entre Venezuela y Estados Unidos.

 

 

Pero, además, de dificultar los viajes de pasajeros, Figuera sostiene que afectarán duramente los vuelos de empresas que prestan servicios de «puerta a puerta», como traslados de alimentos, medicinas y otros artículos de primera necesidad. También tendrán un impacto fuerte en los artículos de lujo que la clase media alta de Venezuela compra en los bodegones abastecidos con importaciones desde Miami.

 

 

«Este servicio se demorará más en llegar a Venezuela si hay que hacer cambios en las rutas, por lo que la opción es el envío marítimo, que tarda más tiempo en llegar a Venezuela. Este servicio no ha sido afectado hasta el presente», aseguró al medio digital El Pitazo.

 

El empresario turístico Guillermo Lagos, por su parte sostuvo al mismo medio, que para hacer envíos «habría que acudir a empresas que no tengan matrícula nacional».

 

Sin embargo, Lagos recomienda que se utilice la vía marítima para hacer este tipo de envíos, lo que tarda un promedio de 21 días de navegación entre Caracas y Miami, destino predilecto de las importaciones venezolanas. 

 

Según Feliciano Reyes de la ONG Codevida, esta medida también afectará a los «envíos de ayuda humanitaria» de organizaciones y entre particulares porque aumentará los tiempos de envíos y costo. Susanna Raffalli de Cáritas, en la misma línea, afirmó que el impacto será sobre artículos de primera necesidad y los «más necesitados».

 

 

LA CLASE MEDIA VENEZOLANA: LA MÁS GOLPEADA POR DONALD TRUMP

El primero en poner el dedo en la llaga fue el codirector de la encuestadora Datanálisis, Luis Vicente León, quien tuiteó: «la prohibición de vuelos directos entre Venezuela y Estados Unidos tiene impacto directo sobre los venezolanos no sancionados y con visa americana y sobre los costos de envío aéreo de la población para compensar la escasez y la inflación interna. No encuentro la lógica teórica que la sustenta».

 

 

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El resto de comentaristas del antichavismo se lamentaron por una medida que a quienes más afecta es a la clase media venezolana, conectada al circuito de consumo de bienes y servicios producidos, principalmente, en Miami.

 

Aún cuando la triangulación, y la utilización de las vías marítimas, pueda sustituir a los vuelos, la realidad es que los aumentos en los costos impactará en los bolsillos como en la emocionalidad de una clase media desesperanzada con los dirigentes del antichavismo.

Ahora, además de todo eso, se verá impactada en mantener sus viajes a Miami, donde buena parte de la clase media tiene familiares, amigos y referentes culturales.

 

El golpe de Trump además por ser de inmediato impacto sincroniza con otras medidas que en la vida diaria de Venezuela ya tienen consecuencias.

 

Entre muchas de ellas, se puede enumerar: las colas de gasolina por culpa de la falta de diluyentes debido a las sanciones, la afectación de los servicios eléctricos por el sabotaje y el bloqueo a línea de suministros de alimentos y medicinas, la reestricción al Banco Central de Venezuela de intervenir en el mercado cambiario por el bloqueo a sus operaciones en divisas, por parte del Departamento del Tesoro.

 

La suspensión de vuelos sin duda apunta a la base de apoyo del antichavismo con una saña especial, luego de que no acompañará masivamente a Juan Guaidó. La realidad demuestra que medidas de este tipo acelerarán la desesperanza de un sector, preso de falsas expectativas y un modelo de vida basado en Miami.

 

En ese sentido, si la Casa Blanca considera que ahogar al pueblo venezolano le podrá granjear apoyo a una intervención militar, la realidad inmediata demuestra que el cálculo, además de ser errado, colaborará en destruir a su base de apoyo, agobiada también por las sanciones y el bloqueo financiero.

 

 

 

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Ciudad VLC/Misión Verdad 

 

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