El 7 de marzo de 2019, Venezuela fue víctima de un sabotaje eléctrico, que interrumpió el servicio eléctrico. Según lo reseñado por el presidente Nicolás Maduro este ataque constó de cuatro fases:

  • Un ciberataque al sistema computarizado en la Central Hidroeléctrica de El Guri, que dirige y autorregula todo el proceso de generación y distribución de la principal planta del país. «Las pantallas quedaron negras, se perdió el mapa de conducción. Así estuvimos más de 36 horas», indicó el Presidente.
  • Otro ataque al sistema computarizado del cerebro de conducción de la empresa eléctrica estatal Corpoelec ubicada en Caracas. «Quedó también en negro, anulado, muerto», explicó el Mandatario sobre estos ciberataques originados en Houston y Chicago.
  • Un tercer atentado contra las líneas de distribución a través de aparatos móviles, digitados desde Estados Unidos, que causaron sobrecargas electromagnéticas. «Los posicionaron en las torres de transmisión y en los grandes cables para tumbar la transmisión con el fin de interrumpir y revertir la recuperación del sistema», afirmó.
  • El incendio de subestaciones como los que ocurrieron en Prados del Este (Baruta), Acarigua, El Hatillo, entre otros evidentes atentados contra el sistema eléctrico. Este tipo de ataques se enfocaron, por todas las formas posibles, en evitar que el último tramo de recuperación del servicio se diese con total normalidad.

 

sabotaje eléctrico
El ministro Jorge Rodríguez desmontó la teoría de Juan Guaidó.

CARACTERÍSTICAS DEL SISTEMA, VULNERABILIDADES Y EL EFECTO CASCADA

Pablo Varela, exasesor en Energías Renovables y Planificación del Ministerio de Energía, explicó a Misión Verdad, para entonces, que el sistema eléctrico en Venezuela es vulnerable por varios factores.

«Venezuela como país asediado por una forma de guerra moderna es vulnerable a este tipo de ataques, en un momento donde, además, desde hace varios años se registra un sabotaje sistemático al sistema eléctrico», sostuvo Varela.

En ese sentido, uno de los tantos atentados contra el sistema recordados por Varela fue el de 3 de septiembre de 2013 cuando se efectúo una falla deliberada en una línea de transmisión de El Guri que dejó sin servicio a quince estados del país.

La oposición culpó del corte, en ese entonces, a un incendio originado supuestamente en la falta de pica y poda de la vegetación, según un comunicado de la Mesa de Unidad Democrática, casualmente borrado de su portal web.

GUAIDÓ, SU HIPÓTESIS Y EL DIÁMETRO DE AFECTACIONES

Por esos días, Juan Guaidó, luego de tratar de conspirativa la tesis de un sabotaje, culpó del apagón como en 2013 a un incendio de vegetación que afectó las tres líneas de 765 kilovoltios entre El Guri y las subestaciones Malena y San Gerónimo. El autoproclamado, nuevamente, argumentó que este incendio se dio por la falta de pica y poda en el área.

Según Guaidó, el incendio «recalentó estas líneas por donde pasa más del 80% de la energía que va al centro del país», lo que habría generado un rechazo de carga en las turbinas de El Guri, y provocado el corte del suministro eléctrico.

Según Varela, si la teoría del incendio fuese cierta, eso no explicaría tampoco que la afectación de El Guri dejara sin suministro a toda Venezuela, dado que es mentira que abastece en más de un 80% al país.

El experto afirma que, en realidad, El Guri es la fuente de aproximadamente el 60% de la energía de los venezolanos, mientras que el restante 40% proviene de las plantas termoeléctricas y otras fuentes de suministro.

Estas no son las primeras mentiras detectadas en la versión de Guaidó porque fue José Aguilar, un técnico eléctrico antichavista, quien desmintió que El Guri fuera un sistema analógico en vez de uno computadorizado vulnerable a un hackeo.

LAS PALABRAS DE RICARDO DURÁN Y EL SABOTAJE ELÉCTRICO COMO UNA POLÍTICA SISTEMÁTICA

En 2011, el periodista Ricardo Durán, asesinado cinco años después por un grupo de efectivos de Polichacao, reveló que el sistema tecnológico de supervisión, control y requisición de datos (Scada), utilizado como cerebro de distribución de El Guri y Corpoelec en Caracas, tiene una vulnerabilidad a hackeos en un 50%, según un trabajo realizado por el Estado venezolano.

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Desafortunadamente, este sistema usado a nivel mundial en industrias y empresas eléctricas, había sido adquirido en este año 2010 a la filial canadiense de la empresa suiza ABB, una de las pioneras en este tipo de software.

En el mismo año de la investigación de Durán, Dyllon Beresford, analista de seguridad de la auditora NSS Lab Researcher, junto con el investigador independiente Brian Meixell suspendieron una conferencia titulada «Reacciones en cadena: pirateo a SCADA» en el evento de hackers TakeDowncom realizado en Dallas, Estados Unidos.

La suspensión se debió al pedido del Departamento de Seguridad de Estados Unidos de no revelar vulnerabilidades del sistema que pusiera en riesgo infraestructura crítica como represas, hidroeléctricas, refinadoras de petróleo y centrales eléctricas.

Según el diario estadounidense The Washington Times, los investigadores planeaban publicar la forma en la que habían creado una arma cibernética similar al virus Stuxnet, que en 2010 atacó el sistema Scada de las instalaciones nucleares iraníes, para mostrar su vulnerabilidad.

BUSCABAN PROVOCAR UNA EXPLOSIÓN

Posteriormente, el ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, denunció que se cortó el suministro de gas de la termoeléctrica de Tacoa, estado Vargas, con el fin de provocar una explosión que podría haber generado decena de muertos.

«Tacoa podría haber abastecido a la Gran Caracas luego del sabotaje, pero fue dañada con esta explosión», informó el ministro un poco antes de detallar otro serio ataque a una torre de transmisión en Zulia en el momento que se restituía el servicio.

 

UN MODELO DE CONDUCTA SIMILAR

En este contexto, Durán identificó en 2011 el principal punto de sabotaje eléctrico en la distribución, a través de la manipulación de las computadoras de Corpoelec.

La política sistemática de sabotaje eléctrico, por otro lado, solo entre 2008 y 2012, contabilizó once de estos episodios entre los que destacaron cortes de cable, falta de tornillos, incendios, entre muchos otros episodios.

Desde la muerte de Chávez, en periodos preelectorales o de tensión política, los atentados recrudecieron con picos como los registrados en las guarimbas de 2014 y 2017, donde el sistema eléctrico fue atacado solo en «La Salida», convocada por Leopoldo López, en más de diez oportunidades.

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Por estas razones, la quema de subestaciones y explosiones en plantas eléctricas durante el último «apagón» no llaman para nada la atención por representar un modelo de conducta similar al de los últimos años.

La diferencia con otros contextos es que, con un acumulado de crisis económica, agudizada por el bloqueo y el embargo petrolero, es fácil prever que la estrategia de Washington estaba dirija a inutilizar el servicio eléctrico de tal forma que inmediatamente se afectaran nudos críticos de la vida del país como el suministro de agua, el sistema de salud, las telecomunicaciones y la producción petrolera, entre otras áreas.

 

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Ciudad VLC/Misión Verdad

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