En agosto del año 1955, el gran bolerista venezolano Alfredo Sadel se encontraba en Cuba en la cúspide de su carrera, con la Mayor de la Antillas rendida a sus pies, lo cual no era cualquier cosa en una época en que Cuba determinaba el gusto musical latinoamericano, así como México lo hacía con su cine en plena Época de Oro.

 

Sadel asumía esta gira en compañía del destacado músico venezolano Aldemaro Romero, quien dirigía su orquesta y era responsable de todos los arreglos, circunstancia que, además, propició uno de los encuentros artísticos más memorables que se recuerden, como lo fue aquel entre el Tenor Favorito de Venezuela y el llamado «Bárbaro del Ritmo», el gran Benny Moré.

 

Alfredo Sadel

El resultado fue un dúo sin igual cantando el famoso bolero «Alma Libre», del compositor cubano Juan Bruno Tarraza; sin embargo, este encuentro está colmado de ciertas particularidades que casi dieron al traste con esta joya musical que hoy les presentamos.

 

La primera circunstancia adversa fue que el también reconocido Sonero Mayor se tardó más de lo esperado, haciendo pensar a todos los que lo esperaban, en los legendarios estudios de la CMQ de La habana, que ya no llegaría; de hecho, se dice que Sadel había ya decidido irse, de seguro algo molesto y tal vez apremiado por algún otro compromiso.

 

Cuando finalmente llegó el Benny, resultó, como segunda adversidad, que estaba bastante pasado de copas, es decir, tan borracho que nadie creía que pudiera sostenerse en pie y cantar con propiedad.

 

Alfredo Sadel-Benny Moré

 

Por otra parte, tampoco habían tenido tiempo de ensayar estos dos colosos de la canción latinoamericana con la envidiable orquesta que dirigía el no menos grande Aldemaro Romero, así que se cuenta que hubo como una especie de acuerdo tácito, entre quienes lo habían esperado por horas, para no desairar al gran sonero cubano, y todos se dispusieron a una «grabación» que consideraban sería un fiasco, dado el estado en el que Benny andaba, con todo y su talento indiscutible.

 

Se dice que fue el gran Sonero Mayor el que le insistió a Sadel en que grabaran «de una», sin más prolegómenos, y que si no resultaba, pues, lo dejaran para otra ocasión.

 

Se dice también que Sadel contaba que otro detalle que lo había sorprendido en este encuentro fue ver como el Benny procedía a sacarse «la plancha» (los dientes postizos) para cantar con mayor comodidad.

 

Lo sorprendente fue que aquellos dos grandes talentos se acoplaron de manera perfecta, como si se conocieran de toda la vida, turnándose en las entradas y en los altos y el los bajos de las voces con una sabiduría casi instintiva.

 

 

Por otra parte, si el Benny andaba borracho y a punto de caerse, pues, nada de eso se aprecia en esta grabación ya mítica; donde el piano que tocaba Aldemaro marcaba atinadamente los compases de su gran orquesta, que siempre se mantuvo a la altura del gran privilegio del cual era testigo.

 

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No hizo falta otro intento, una nueva versión; si alguno de aquellos dos colosos se había equivocado en la letra compuesta por Tarraza, pues eso era bastante secundario, un detalle insignificante, sin mayor importancia entre tantos aciertos como solo son posibles cuando dos superdotados se encuentran.

 

 

Ciudad VLC / Ramón Núñez / Dame Letra

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