Boris Jhonson

El primer ministro Boris Johnson anunció un giro radical en su estrategia para contrarestar el coronavirus gracias a un informe elaborado por el Imperial College of London, que, utilizando un modelo matemático, concluyó que de no tomarse medidas más duras la pandemia podría cobrarse en Reino Unido la vida de medio millón de personas.

Mientras que la semana pasada las medidas eran solo tres: lavarse las manos, no irse de crucero si se es mayor de 70 años y quedarse en casa siete días si se tienen síntomas de la enfermedad.

El Gobierno británico es uno de los que hasta el momento ha puesto en marcha medidas menos drásticas para hacer frente a la pandemia del coronavirus.

También podría provocar el colapso del sistema sanitario, así como de 2,2 millones en Estados Unidos, cifras que podrían reducirse a la mitad con la puesta en marcha «inminente» de una estrategia de «supresión».

«Incluso si todos los pacientes pudieran ser tratados, predecimos que aún habría del orden de 250.000 muertes en Reino Unido y 1.1-1.2 millones en los Estados Unidos», señalan los firmantes del documento.

 

Las primeras medidas implementadas por Boris Johnson obedecían a una estrategia conocida como «mitigación», es decir, paliar el impacto de la enfermedad pero sin paralizar a la nación entera.

No obstante, la treintena de especialistas que llevaron a cabo el informe consideraron que ya era necesario pasar a una etapa de supresión semejante a la que adoptó el Gobierno chino, y que implica el aislamiento social.

La mitigación se centra en la desaceleración en la propagación y la protección de las personas con mayor riesgo de complicaciones, mientras que la supresión pretende “revertir el crecimiento epidémico, reduciendo el número de casos a niveles bajos y mantener esa situación indefinidamente”.

 

«Podríamos estar viviendo en un mundo muy diferente del que conocemos durante un año o más», le aseguró al diario Financial Times Neil Ferguson, jefe del programa de modelos matemáticos de la institución.

Y es que el estudio, titulado «Impacto de las intervenciones no farmacéuticas (NPI, por sus siglas en inglés) para reducir la mortalidad por COVID-19 y la demanda de atención médica», asegura que es necesario «un distanciamiento social de toda la población combinado con el aislamiento de casos en el hogar y el cierre de escuelas y universidades».

Así mismo para «evitar un repunte en la transmisión, estas políticas deberán mantenerse hasta que haya grandes existencias de vacunas disponibles para inmunizar a la población, que podría ser de 18 meses o más».

 

Boris Johnson, en sus conclusiones, explican que «es difícil ser definitivo sobre la probable duración inicial de las medidas que serán necesarias, excepto que serán varios meses». Sin embargo, el grupo de expertos destaca que «la supresión a largo plazo puede no ser una opción de política viable en muchos países» y que «las intervenciones deben implementarse mucho antes de que se sobrecargue la capacidad de atención médica».

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