Las crisis política, económica y social provocadas por el Covid-19, mejor conocido como coronavirus, ocupan la atención del mundo entero; a éstas lamentablemente se añade la crisis ética.

 

Recientemente, una cardióloga italiana señaló que no hay camas suficientes de terapia intensiva y que todos los días los médicos deben decidir a quién salvar.

 

Los desbordados centros de salud del norte de Italia no se dan abasto y los respiradores artificiales escasean, por tanto hay que decidir quién los usará.

 

“Ya no existe el criterio de que el lecho es para el primer paciente que llega”, afirmó la galena. En este sentido, cuentan la edad, el estado físico, y las otras enfermedades.

 

La situación pone en continua prueba la ética y la emotividad de los médicos.
Un hospital de Milán “ya no acepta en terapia intensiva a los mayores de 60 años”, declaraba con pena su director.

 

La Sociedad Italiana de Anestesia, Reanimación y Terapia Intensiva confirmó que rige el criterio de darle prioridad “a quien tiene más probabilidades de supervivencia”.

 

Así, las portadas de la prensa más amarillista han titulado: “Masacre de ancianos”.

 

¿GUERRA BACTERIOLÓGICA?

Por otra parte, el conflicto ético surge desde el inicio de la catástrofe sanitaria. China ha puesto en duda el natural origen del virus señalando que existen importantes indicios que darían como cierta la teoría de que haya sido creado artificialmente en laboratorios secretos de los EEUU como arma política y comercial.

 

Así las cosas, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Zhao Lijian, escribió en su cuenta de Twitter que el Ejército de Estados Unidos podría haber llevado el coronavirus a la ciudad de Wuhan, que resultó ser la más afectada por el brote e igualmente a Irán.

 

Si la pandemia es el resultado de una guerra preconcebida, esta se le escapó de las manos a sus creadores y ningún presupuesto ético cabe en su planificación.

 

¿QUIERE EL FMI QUE SE MUERAN LOS ANCIANOS?

¿La longevidad es un riesgo financiero? El escenario anteriormente descrito en “la bota de Europa” se repite en menor escala en el Reino Unido, y apuntaría a reabrir de nuevo el necesario debate ético en torno a las declaraciones de la ex directora del FMI, Christine Lagarde, quien en 2012 proponía retrasar la edad de jubilación debido al riesgo de que la gente viviera demasiado tiempo.

 

La “dama” señaló, para entonces, con preocupación: “Hay riesgo de que
la gente viva demasiado”, palabras que muchos catalogaron de inhumanas, pues la dureza y la frialdad de dicho comentario hace pensar si de verdad existen monstruos con apariencia humana.

 

Una pregunta cuya respuesta cada vez es más evidente.

dilema ético/CiudadVLC

AVALANCHA DE DESPIDOS EN PLENA PANDEMIA

El capitalismo no perdona. Ya se registran las primeras denuncias de despidos laborales en puestos de trabajo ocupados por trabajadores y trabajadoras que se encuentran en cuarentena por el coronavirus.

 

Por otra parte, en España movimientos sociales y sindicatos alertan sobre “una cascada de despidos” que se avecinaría en los próximos días, “tras la constatación de que la crisis del coronavirus se va a cobrar miles de puestos en sectores más sensibles: el turismo, transporte, comercio e industria.

 

En el primero, las cancelaciones hoteleras, la paralización de la facturación de las agencias de viaje y el cierre de bares, restaurantes y locales de ocio,  auguran miles de despidos por “falta de actividad”, refieren los diarios.

 

Medios de comunicación del país ibérico aseguran que los empresarios “estaban a la espera de conocer las medidas del Gobierno para proceder a la aplicación de regulaciones de empleo con sus plantillas, algo que harán en los próximos días”.

 

En cuanto a las aerolíneas, las navieras y las empresas de transporte de pasajeros y mercancías, su situación no difiere mucho de las anteriores.

 

EL LLAMADO ÉTICO DEL PRESIDENTE NICOLÁS MADURO

El presidente Nicolás Maduro ha pedido a su homólogo colombiano una pequeña dosis de sensibilidad, sentido común y ética de gobernante; elementos que permitirían el trabajo en conjunto para enfrentar la
pandemia que afecta por igual a ambos países.

 

También ha rogado, a lo interno, el manejo de criterios éticos a los productores, fabricantes y comerciantes de productos de higiene y prevención del contagio: jabones, desinfectantes, alcoholes, mascarillas y tapabocas, entre otros productos de consumo masivo.

 

Como se ve, las implicaciones éticas son múltiples y van desde las expresiones racistas de humor negro contra los asiáticos hasta desear la muerte de los infectados, pasando por quienes ofrecen tapabocas gratis a quienes demuestren “no ser ni chavistas ni maduristas”.

 

La crisis que experimentamos, vista en términos de estímulo para la reflexión, resulta altamente enriquecedora para retomar la conciencia misma y repensar un proyecto de vida donde la ética sea pilar fundamental para el bien común.

 

Solo así podremos recobrar la desdibujada imagen y semejanza de Dios en nuestro ser. Como ha dicho nuestro padre cantor Alí Primera: “Ayúdenla, ayúdenla, que sea humana la humanidad”.

 

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Ismael Noé / Ciudad VLC

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