Por José Ávila: El gobierno que nunca existió y la organización para el saqueo

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Cuando aquel 23 de enero del año 2019 la opinión pública nacional e internacional fue sorprendida por ese aventurero de la política, de apellido Guaidó, quien se autojuramentó en una plaza pública, sin que mediara voto alguno, ni los elementos legales que la constitución obliga; como falta del presidente legítimo de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro; nadie sabía que detrás existía una trama de asalto y saqueo a la República por la vía de 27 empresas petroleras extranjeras y que el método «jurídico» apuntalaba el despropósito de anular la defensa legal de los activos de Venezuela en el exterior.

Tal patraña se erigía sobre el maderamen de cientos de demandas que se iniciaron contra la Patria, escamoteando, de manera frontal, su justo derecho a ejercer soberanía sobre sus recursos.

Al principio, preso del desespero y ante la poca, por no decir ausente, base de apoyo político, se lanzó a la aventura de tomar por asalto el poder nacional.

Se activó, además, una poderosa maquinaria de propaganda para hacer ver estas acciones gangsteriles como algo heróico, necesario y, sobre todo, una arremetida directa y personal contra el presidente de la República.

A ésta acción conspirativa e ilegal se suman los grandes medios internacionales en los que resuenan los principios fundantes de la Doctrina Monroe, ahora reeditada.

Siendo así, entendemos porqué 50 países «dizque engañados», no dudaron en reconocer, en tiempo récord, al pirata Morgan de estos tiempos y a su mega banda criminal para proteger los derechos de empresas transnacionales en detrimento de todo el pueblo.

En días posteriores, dicho personaje, trató de restaurar las concesiones, al singular estilo de Juan Vicente Gómez, y darle vida, nada más y nada menos, que a la derrotada y pretérita Apertura Petrolera de la era Giusti y Caldera.

Para ello se alió con bufetes internacionales, ex empleados de Pdvsa y la CVG, dando inicio a un lobby ante EEUU e Inglaterra, para, en lo sucesivo, iniciar una política saqueo ilimitado por medio de un conjunto de sansiones ilegales y unilaterales; herramienta que ha resultado para el imperialismo una vía expedita de ahorcamiento contra aquellos países que no ceden frente a su proyecto de recolonización y tutelaje.

La puesta en marcha de éste nuevo esquema de presiones económicas, que busca la asfixia económica y la precipitación de una crisis interna, se inaugura con el bloqueo ilegal de cuentas bancarias de la República, el asalto a CITGO, Monómeros y parte del oro depositado, a manera de custodia, en Reino Unido.

No fue una expedición conquistadora, que por vía del fuego y la espada tomaría por asalto las riquezas públicas, sello de la guerra tradicional.

No, inauguraron un nuevo método de robo y agresión económica y financiera, sin precedentes, con argucias legales, chantajes y traiciones, sobre todo la que hicieren a la «buena fe» de quienes llegaron a creer en ese circo que crearon.

Simultáneamente, esta banda delictiva encabezada por Guaidó y manejada desde el centro hegemónico imperial, EE.UU, instaló un TSJ, una fiscalía, una instancia diplomática y hasta una procuraduría, que a confesión del tal procurador: «nunca ha existido».

Buscaron delatores, traidores y apostadores de oficio, para engatuzar a la opinión pública y sumar simpatizantes. Vacunaron, cual pistoleros, y a la vieja usanza, a organizaciones no gubernamentales.

Anularon y luego reactivaron los bonos de la deuda de CITGO, para martillar a los tenedores y gestionaron ante la OFAC la petición para que «levantaran las sanciones a esos bonos» y así justificar una junta de facto nombrada en CITGO, que permitiece hacer caja para seguir financiando fechorías y repartiendo el botín.

Contaron con la anuencia de esa corporación para el crimen en la que se convirtió el «gobierno» de los EEUU y dieron inicio a una sofisticada y efectiva forma de asaltar las riquezas de Venezuela, sin que llegaran colonos extranjeros y sin que reviviera el pirata Morgan.

Esta es la misma historia, pero con nuevos métodos, en un mundo «globalizado» dónde al parecer, todo se vale, incluso el hecho de inventarse gobiernos de mentira, casos Venezuela y Bolivia, dispuestos a concretar el plan de saqueo y pillaje, a través del cual a las grandes potencias se les haga fácil y cómodo expoliar recursos y materias primas.

Es tal el grado de ignominia, que, no siendo suficiente, acusaron a nuestro gobierno legítimo de criminal, porque gestiona, en su justo derecho, claro está, la compra de alimentos, medicinas, materias primas, combustibles y repuestos, para recuperar la normalidad de toda la nación.

Esta historia está apenas comenzando y seguirán apareciendo los delitos, los robos y los extravíos de Guaidó y su banda, así como las variadas formas de crimen contra todo el pueblo venezolano, al que hoy no le queda duda alguna de que las sanciones nunca tuvieron carácter personalizado y hoy son la principal causa de las penurias y las vicisitudes cotidianas que padece el pueblo en general.

Venceremos junto a Chávez!

 

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José Ávila

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