Guaidó

El 24 de febrero, las tapas de los diarios del mundo se hicieron eco del incendio de la «ayuda humanitaria» que buscaba entrar a la fuerza por Cúcuta. Inmediatamente el gobierno venezolano fue catalogado como responsable.

 

«La comunidad internacional, pudo ver, con sus propios ojos, como el régimen usurpador violó el protocolo de Ginebra, donde se dice claramente que destruir la ayuda humanitaria es un crimen de lesa humanidad», afirmó Juan Guaidó un día antes rodeado del presidente colombiano Iván Duque y el secretario general de la OEA, Luis Almagro.

 

La misma línea fue repetida por voceros como John Bolton o Mike Pompeo, además del senador Marco Rubio, que herido en su orgullo personal presagio que en el futuro Maduro sería linchado igual que el líder libio Muammar Gaddafi.

 

 

Seis días antes, el antichavismo en boca de Guaidó señaló que la ayuda entraría sí o sí en una avalancha humanitaria, movilizada por 600 mil voluntarios inscritos para esta tarea.

Finalmente, el número de voluntarios fue mucho menor de lo esperado en una operación que The New York Times calificó como «un intento de la oposición de socavar las bases de apoyo del presidente Maduro en la entrega de alimentos».

 

Según el politólogo Dimitri Pantoulas, esa entrega se trataba «en un 99 % de los militares y 1 % de los aspectos humanitarios», y si ella fallaba, podría dañarse la imagen de la «presidencia interina de Guaidó».

 

El resultado fue que ningún militar de importancia se plegó al llamado de Guaidó, y Estados Unidos tuvo que dejar de hablar de los camiones quemados cuando The New York Times publicó unos vídeos que demostraban que habían sido incendiados por militantes del antichavismo.

 

 

AYUDA HUMANITARIA COMO FORMA DE PRESIÓN 

Sin embargo, la entrega de ayuda humanitaria continúo siendo utilizada como una forma de presión contra el Estado venezolano para influir en sus asuntos internos. En este contexto, el tema fue uno de los más nombrados por la coalición de países latinoamericanos y europeos liderados por Estados Unidos en la última sesión del Consejo de Seguridad de la ONU.

 

LA CRUZ ROJA, EL GOBIERNO DE VENEZUELA Y LA PRIMERA ENTREGA

Diez días antes al 23 de febrero, la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, se reunió con autoridades de la Cruz Roja para «revisar los mecanismos de cooperación apuntados a fortalecer el sistema de salud venezolano», luego de que en 2018 se firmara convenios con esta organización y la Organización Panamericana de Salud con el objetivo de sortear el bloqueo de medicamentos e insumos por parte de Estados Unidos.

 

A principios de febrero, la Cruz Roja había sido clara con su decisión de no participar en la entrega de la ayuda humanitaria de Estados Unidos para cerca de 40 mil personas, el 0,13% de la población venezolana.

 

 

«No lo haremos porque viola los principios de neutralidad, independencia y no interferencia en los asuntos internos de un Estado soberano», remarcó la organización quien en el mismo tono pidió que dicha entrega fuera acordada con el gobierno venezolano.

 

 

Así fue que luego de entrega de alimentos y medicamentos por parte de China, Rusia y la OPS, la Cruz Roja anunció a mediados de marzo que en abril traería a Venezuela insumos, medicamentos y alimentos para 650 mil personas.

 

Por su parte, el presidente Nicolás Maduro informó sobre un acuerdo entre la Cruz Roja y el gobierno bolivariano para «trabajar con los organismos de la ONU con el objetivo de traer a Venezuela toda la ayuda de carácter humanitaria que pueda traerse».

 

 

Guaidó

 

Este martes finalmente, el primer cargamento de la organización arribó al Aeropuerto Internacional de Maiquetía.

 

 

Durante su entrega, el ministro de Salud, Carlos Alvarado, detalló que se tratan de 24 toneladas de insumos, medicamentos y 14 plantas eléctricas, entre otros elementos, que serán distribuidos en una mitad a los ocho hospitales de la Cruz Roja y en la otra a los hospitales del servicio público de salud.

 

«Pedimos que no se politice esta gran logro», afirmó el representante venezolano de la Cruz Roja, Mario Villarroel, durante la descarga del avión. Se espera que más desembarcos de este tipo lleguen a Venezuela por el plazo de dos años según informaron las autoridades.

 

 

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CONTROL DE DAÑOS, APROPIACIÓN Y AISLAMIENTO DE LA OPOSICIÓN VENEZOLANA

Uno de los principales promotores del canal humanitario en Venezuela, Francisco Valencia de la ONG Codevida, sostuvo que la entrega «alivia el sufrimiento, pero no resuelve por completo la emergencia humanitaria».

 

Según esta tesis, en Venezuela se necesita atender a siete millones de personas de acuerdo a las cifras de la secretaria de Asuntos Humanitarios de la ONU, quien elaboró este número sin consultar con organismos oficiales.

 

Pese a que Valencia pidió no politizar esta entrega, rápidamente, Juan Guaidó señaló que la entrega de «ayuda humanitaria» es un logro de la lucha de la oposición venezolana.

 

En este sentido, pidió a sus seguidores controlar la entrega para que no sea utilizada como “un chantaje político”. De esta forma, evitó referirse a que si no hubiera intentado ingresar camiones por la fuerza a Venezuela, en una operación dirigida por una fuerza extranjera, el arribo de estos cargamentos se habría coordinado con mucha antelación entre la Asamblea Nacional y el Ejecutivo nacional.

 

 

Mientras Elliott Abrams, quien dirigió la fallida operación de Cucutá del pasado 23 de febrero, advirtió: «esa ayuda no va a resolver los problemas que enfrentan los venezolanos. El tipo de ayuda que se necesitan para una recuperación general es reemplazar al régimen».

 

La declaración por altisonante, por otro lado, no puede esconder que el gobierno de Venezuela ha socavado la narrativa humanitaria como una forma de presionar puertas adentro del país.

 

La intención de Guaidó de tratar como logro el arribo del cargamento, además, revela cómo pretende atribuírselo a su «presidencia interina». Eso en vez de fortalecer su narrativa, contribuye a ampliar la percepción de que Guaidó ha perdido completamente la iniciativa en la escena local frente al gobierno venezolano.

 

En ese sentido, el hecho político que festeja el autoproclamado es que Nicolás Maduro encontró una nueva vía para aliviar el bloqueo de medicamentos e insumos que sufre Venezuela. El bloqueo que Guaidó pidió, y le hizo llegar a donde llegó.

 

 

 

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Ciudad VLC/Misión Verdad 

 

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