El baño (todos los sabemos) es una parte vital de la vida por razones médicas y sociales. Para la mayoría de nosotros, bañarse es una rutina diaria agradable. Para las personas con ablutofobia, sin embargo, puede ser aterrador.

La Ablutofobia es una  fobia específica en la que los que la sufren tienen un miedo irracional por absurdo que suene a bañarse o lavarse.

Puede afectar a niños y adultos y es más común en mujeres que en hombres.

 

 

Algunos síntomas pueden ser:

Según la Asociación de Trastornos de Ansiedad de Columbia Británica, los niños tienden a desarrollar fobias específicas, como la ablutofobia, entre los 7 y 11 años de edad.

Las fobias específicas son dos veces más comunes en niñas que en niños, y afectan aproximadamente al 16% de los adolescentes y al 5% de los niños más pequeños.

La falta de baño puede tener consecuencias importantes. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) afirman que lavarse el cuerpo, el pelo y la cara regularmente, junto con lavarse las manos con frecuencia, es una excelente manera de prevenir la propagación de enfermedades y afecciones, incluidas la diarrea crónica y los piojos.

Los síntomas de la Ablutofobia difieren mucho del típico comportamiento de un niño malhumorado que no quiere bañarse o de adultos que no son demasiado exigentes con sus hábitos de aseo.

El síntoma más frecuente de la ablutofobia es el miedo. Este  miedo no se basa en ningún peligro realista asociado con el baño.

Los síntomas físicos asociados con la ablutofobia incluyen: pulso acelerado, respiración dificultosa, sentirse débil o mareado, pálpitos del corazón, tener repentinamente mucho calor o mucho frío, falta de aliento, temblores, mareos, sudores repentinos, boca seca o náuseas.

El miedo también es persistente, lo que significa que dura mucho tiempo, generalmente más de 6 meses.

Además del miedo que experimentan las personas con ablutofobia, también pueden sentirse desconectadas de la realidad y de sus cuerpos. Pueden tener miedo a: tener un colapso nervioso, desmayarse, perder el control o incluso morir.

 

 

A menudo, una de las formas en que los pacientes tratan de lidiar con la angustia es evitar la situación que la desencadena. Para las personas con ablutofobia, eso significa tratar de evitar bañarse y lavarse, lo que puede conducir a diferentes problemas de salud, bienestar y aceptación social.

Consecuencias

Las personas que evitan bañarse debido a la ablutofobia pueden acabar teniendo problemas en el trabajo o la escuela y pueden quedar socialmente aisladas y deprimidas.

Su autoimagen y autoestima pueden sufrir. Los niños con ablutofobia pueden enfrentarse a un mayor riesgo de acoso escolar, particularmente a medida que se acercan a la adolescencia.

Existe el riesgo de que algunas personas traten de lidiar con su miedo a las drogas o al alcohol, lo que puede conducir a problemas de dependencia química.

 

 

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Algunas de sus causas pueden ser:

Muchos piensan que la genética puede contribuir al desarrollo de la afección, junto con factores ambientales y experiencias de desarrollo individuales. Por ejemplo, si alguien de la familia tiene fobia al baño y un niño desarrolla el mismo patrón de comportamiento, podría deberse a que existe un vínculo genético. O podría ser porque el niño ha visto el comportamiento modelado por una figura familiar clave.

Trauma

Algunas personas pueden desarrollar ablutofobia después de una experiencia aterradora o traumática al bañarse o tomar agua, que haya tenido que ver con el ahogamiento o con una situación familiar abusiva. También es posible que las personas desarrollen una fobia específica, como la ablutofobia, después de enterarse de algún evento trágico o peligroso asociado con el desencadenante. Un ejemplo sería una noticia sobre alguien que resultó herido en un extraño accidente en la bañera.

¿Cuál es su tratamiento?

Se ha descubierto que la terapia y la medicación son efectivas en el tratamiento de personas con esta afección. El primer paso generalmente será ver a un médico para verificar que ningún problema médico esté causando el problema.

Es vital que los niños con ablutofobia reciban tratamiento. Sin tratamiento, existe la posibilidad de que su fobia no desaparezca y, quizás, muy a pesar de los buenos deseos de familiares y amigos… empeore.

 

 

José Becerra / Ciudad Valencia / Muy Interesante

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