Medicinas falsas, el peligro que toca tu puerta a solo un clic de distancia. Desde 2008, la mayor operación internacional coordinada a nivel mundial por la Interpol destinada a desbaratar la venta en línea de productos sanitarios falsificados e ilícitos ha permitido retirar de la circulación, según datos actualizados de la Guardia Civil española, más de 105 millones de unidades –entre píldoras, ampollas, sobres, botes…– y practicar más de 3.000 detenciones.

La operación se llama Pangea, como el megacontinente que agrupó la mayor parte de las tierras emergidas del planeta hace unos 335 millones de años.

Hay razones para ese nombre: la unidad internacional ha demostrado ser un arma eficaz para minimizar los riesgos de exposición a un problema que, como recuerda la Organización Mundial de la Salud (OMS), no hace excepciones.

Porque la práctica que antes se asociaba a países en desarrollo y de bajos ingresos se ha universalizado gracias a la Red. De hecho, otro de los objetivos de Pangea es concienciar al público sobre los riesgos asociados a la adquisición de medicamentos en webs no reguladas.

 

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Pero ¿quién los compra? Miguel A. Marcos, sargento primero de la Guardia Civil, asegura que “el perfil de este tipo de consumidores es muy variado, y se da en todos los estratos de la sociedad”.

Los motivos son igualmente variopintos y fácilmente interpretables si atendemos a los medicamentos que están a la cabeza del comercio ilícito: los potenciadores sexuales, los anabolizantes y las sustancias psicotrópicas.

Su comercio ilegal sigue en auge gracias a la proliferación de páginas web –generalmente con dominios fuera de España–, plataformas de anuncios o el boca a boca en los gimnasios.

¿Por qué existe el Mercado negro?

Esos fármacos tienen en común que hace falta receta médica prescrita por un facultativo y dispensada en una oficina de farmacia para adquirirlos.

Por tanto, el mercado negro existe básicamente por tres razones: porque un consumidor demanda un producto sin padecer un problema de salud; porque no consigue acceder a él a través del canal legal, ya que su médico jamás se lo prescribiría; o porque, aun padeciendo ese problema de salud, decide no visitar a su médico. “Es una vía más fácil y anónima”, concluye Marcos.

De aquí se deduce la otra gran vía para luchar contra este comercio clandestino: concienciar a la ciudadanía de que el origen de esos compuestos es totalmente desconocido, con sus posibles consecuencias.

Según la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), más de la mitad de los fármacos que circulan por la Red son falsificaciones “fabricadas sin garantías a partir de sustancias no autorizadas, de baja calidad o con efectos tóxicos, que pueden producir daños irreparables en la salud”.

 

¿Cómo reconocer una web ilegal?

La AEMPS recuerda que suelen presentar estos rasgos:

–Comercializan medicamentos no autorizados o que requieren receta médica. Tanto los fármacos autorizados en España como los que requieren receta se pueden consultar en la página de la AEMPS.

 

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–No se corresponden con oficinas de farmacia autorizadas a vender por internet. La Comisión Europea ha diseñado un logo con la frase “Haga clic aquí para verificar si este sitio es legal” y la bandera del país como sello de garantía.

–No informan de quién es el propietario, ni el farmacéutico responsable, ni tiene una dirección física de la oficina o forma alguna de identificarla. La web de la AEMPS actualiza periódicamente la lista de establecimientos que pueden realizar venta online.

 

Ciudad VLC/MI

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