saul ortega/CiudadVLC

En los espacios y ambientes diplomáticos y parlamentarios es de uso común la hipocresía como práctica política alejada de la ética y los principios, que poco se observan salvo en excepciones de personas con ética política, entre ellos los verdaderos cuadros revolucionarios.

Recientemente se realizó una interpelación en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense a un personaje oscuro y siniestro, el sr Elliot Abram consejero del presidente Donald Trump para asuntos sobre Venezuela.

Resulta impresionante las confesiones de crímenes de Estado que involucran directamente al presidente norteamericano y a su gobierno con relación a Venezuela.

En el pasado había que esperar unos 50 años que desclasificaran documentos secretos para conocer este tipo de crímenes, ahora con semejante descaro, tanto senadores como funcionarios, confiesan su participación en estos delitos graves, recientes y en pleno desarrollo.

Que éstos criminales exhiban sus fechorías es muy grave, pero más grave aún es el silencio y la complicidad de diferentes sectores que en el mundo que se hacen llamar «demócratas», tanto gobiernos, partidos políticos, parlamentos y parlamentarios, algunos se hacen llamar de izquierda.

Impresionante silencio

Impresionante el silencio que se mantiene frente a las públicas y abiertas agresiones contra el pueblo venezolano, su gobierno e Instituciones democráticas y republicanas, un silencio que equivale a un apoyo a las agresiones ilegales y coercitivas del imperialismo y sus aliados, escandalosas las acciones inmorales e ilegales, en el pasado guardaban las formas y con disimulo actuaban para imponer sus intereses.

Ahora actúan con descaro frente a los ojos del mundo, no importa que en ellas se viole abiertamente el derecho público internacional, estás van desde la amenaza militar, guerra económica, bloqueo, embargo unilateral de activos petroleros, activos bancarios, guerra diplomática, agresión directa a embajadas y sedes consulares, restricción de movilidad del representantes ante ONU, violación descarada de la Convención de Viena en materia consular, financiamiento de acciones armadas desestabilizadoras contra el país, injerencia en los asuntos internos, bloqueo de compras de alimentos y medicinas en tiempos de pandemia, robo de empresas venezolanas como Citgo en EE.UU, Monómeros en Colombia, robo de divisas en Novo Banco Portugal, robo de oro en Inglaterra, y un largo etcétera. Esta complicidad criminal también se observó con la persecusión de Julian Assange que puso al descubierto los Crímenes de Estado genocida, de igual forma fue el comportamiento con el agente de seguridad Edward Snowden.

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Los criminales actúan con total impunidad global causando destrucción y muerte como sucede en el Mundo Árabe, Afganistán, Irak, Libia, Siria y muchos países que como Venezuela siguen siendo víctimas del imperialismo y sus aliados.

Saúl Ortega / Ciudad VLC

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