¿Será verdad lo que me comentó recientemente una vecina acerca de ciertos negocios turbios que parecen tener algunos técnicos de la CANTV a la hora de reparar averías, y con los motivantes “billetes verdes” de por medio?
El hecho es que mi vecina me contaba que una amiga suya tiene un tío jubilado de la antigua CANTV, es decir, “antigua” porque aquella era una compañía donde los trabajadores cumplían con su deber y no les pasaba por la mente andar cobrándole a nadie para ponerle a funcionar el teléfono o el internet, claro que nunca faltaba algún aprovechado, pero esos eran los menos.
El caso es que este tío jubilado de la amiga de mi vecina le comentaba que en días recientes se había encontrado con un colega de las nuevas generaciones de la CANTV, uno que había sido su alumno, y durante la conversación este colega activo le describió cómo se hacían las cosas ahora por la compañía. Que aquella época de recibir reportes y salir disciplinadamente cada mañana a reparar averías por aquí y por allá, ¡que va!, ahora la cosa es con dólares de por medio, un verde de 50 mínimo para ponerte a funcionar el internet, el WIFI, o para que tenga tono tu teléfono del negocio o de la casa.
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El tío jubilado de la amiga de mi vecina le había comentado a su sobrina que, ante esta situación, él y un grupo de amigos, también jubilados de la CANTV, se habían puesto a la orden para resolver este tipo de problemas en su comunidad, que lo único que necesitaban era el apoyo de la compañía con repuestos y esas cosas, y que no cobrarían nada; pero resultó que la consabida burocracia de siempre saltó enseguida a decir que eso no se podía, que no estaba permitido, que no era legal y bla, bla, bla, bla…
Y cuando el tío jubilado le pedía que al menos arreglaran todo ese cablerío que se veía por allí suelto y colgando, el hombre le aclaraba, que ni locos, que allí estaba precisamente “el negocio”, para que la gente se fuera bajando de la mula con verdes, y si no, nanai…
Total que de ser cierta esa práctica de los actuales técnicos de la CANTV, que solo se mueven si hay dólares de por medio, los usuarios que a duras penas tienen soberanos seguirán comunicándose con señales de humo, porque de paso, según le comentaba una conocida a mi vecina, quien vive cerca de la sede de la CANTV que está en la esquina de calle Sucre con Briceño Méndez, cuando los usuarios van a poner sus quejas en aquella oficina tienen que esperar hasta las 10 de la mañana en punto, ni un minuto antes ni un minuto después.
Entonces sale a atenderlos un señor “muy ocupado” en plena calle (si es que ese día puede, claro), porque no les permiten el acceso a las oficinas; los vecinos exponen su problema, les piden el número del teléfono averiado y otro de contacto, y estas son horas en que estos frustrados ciudadanos siguen esperando la fulana llamada… ¿será verdad todo esto que cuentan por ahí?
