BARCA DE PAPEL (27): SIMONNY AZUL URDANETA es una aproximación crítica a la obra de esta poeta a ser homenajeada en Filven Carabobo 2019. JCDN.

LA LÍRICA CARNAL DE SIMONNY AZUL URDANETA

Olho muito tempo o corpo de um poema / até perder de vista o que nâo seja corpo. Ana Cristina Cesar.

Somos ruptura. Imitamos al tiempo para llegar así a lo eterno. Ida Gramcko.

La poeta y docente Simmony Azul Urdaneta

Son frecuentes las ganas de encender el jolgorio por nuestras escritoras, especialmente cuando se trata de su trabajo poético. En esta Valencia de San Desiderio, cuyo río ha sido embaulado en toneladas métricas de basura y detritus burocrático, nos complace refrescarnos a la sombra de la poesía reciente de voces como Norys Nicoliello, Niddy Calderón, Vielsi Arias, María Alejandra Rendón y Simonny Azul Urdaneta. Constituye un quinteto femenino de nuestros afectos y ensueños.

Apostamos, en esta oportunidad, por la vivaz y audaz carnalidad de Azul. Junto a Ana Enriqueta Terán y Tomasa Ochoa, ella es una de las homenajeadas de la Feria Internacional del Libro de Venezuela (FILVEN), capítulo Carabobo 2019. Su tetralogía poética a la fecha [“Los Cuentos de Hadas no Hablan de Sexo” (2000), “Líbrame” (2005), “Como una Costumbre” (2010) y “Piedra de Rayo” (2015)], si bien de diversos registros formales y temáticos, tiene como línea fundamental una lírica que abreva en la terredad más inmediata.

Su poemario inicial parte del desenfado, la imagen surrealista y la aparente dureza de la voz para configurar una búsqueda de la libertad y la autenticidad estética: Las máscaras y las comparsas conducen a la imprescindible transparencia del Ser, “sobretodo / estos poemas / soportan / aburridos y en silencio / todas las visiones / que les muestro / de mí misma”.

“Líbrame” es quizás o, mejor aún, simula un precioso libro de preces invertidas que elogia el tiempo de lluvias: “líbreme Dios // de estas ganas / de beberle creciente y / frotarme / la miel del cuerpo / a pleno sol // líbreme Dios”. Una apropiación religiosa del mundo, en tanto modo de vida, sólo es posible en la degustación erótica y sensual.

“Como una Costumbre”, a la manera de un Agendario o Bitácora del Hastío, consolida un ejercicio mucho más diáfano de una Poesía del Decir, pues el cuerpo es un templo femenino despojado, contingente y metapoético: “La poesía / la olvidó / y el día / no es más / que una lista / de asuntos / inconclusos”. El verso breve se realiza en una respiración ora entrecortada, ora reposada, dada la confrontación de la confederación interior de almas con la aridez impía de afuera [condición inevitable y propicia del crecimiento místico cantado y comentado por la dupla divina de Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz].

Más allá del prestigio y la voz autorizada de los Certámenes Literarios, nos contenta conversar y bautizar en “Piedra de Rayo” (2015, Casa Nacional de las Letras Andrés Bello, obra ganadora del Concurso Festival Mundial de Poesía 2014), este recién horneado conjunto poético de Azul Urdaneta, el cual libera una voz cada vez más madura y esplendorosa a la hora de disfrutar la vida, sus manjares y sus bebidas.

LEE EL POEMARIO «PIEDRA DE RAYO» DE AZUL URDANETA

La luminosidad transparente del discurso va a la par de la simplicidad de las cosas, esto es metamorfosis minimalista y compulsiva del Decir Poético que transita del Bestiario a una Paisajística interiorizada que, a su vez, deviene en antítesis exteriorista y romántica. Partiendo del poro que permea los elementos implacables como el sol y el polvo, se nos viene encima una pantera negra con las pulsiones del día: “allí / de muerte más por dentro / que por fuera / está llegando de a poco / como la mañana se hace / de sentir que llega”.

La poeta también fue directora de la Escuela de Teatro Ramón Zapata de esta ciudad

La fragmentación del poema por vía del encabalgamiento, remite a los contingentes espasmos del cuerpo estremecido por una gratificante concupiscencia: “Cuadrícula piel que registra / cifras y signos // sumatoria de voces / se esconden / tejido adentro // ha de ver el día claro / la más pura orilla”.

Azul, en asociación con Ana Cristina Cesar, rasura el paisaje en un afán caníbal y protagónico. Ese oscuro objeto del deseo que cautiva y aterra a los hombres, excede la perdición dionisíaca con el fin último de estimular el oficio subversivo de la mayordomía libre en el mundo. Se trata, pues, de “Ocupar en la Tierra el puesto que le corresponde en vez de aceptar el que le designan” los poderes fácticos, tal como nos insta Manuel González Prada. El valor de goce se desarrolla a contracorriente del valor de cambio que cosifica y envilece a los sujetos, las palabras y las cosas.

No encontraremos ni en este ni en los anteriores libros de Azul, la vocación insulsa de negar al Otro. Por el contrario, priva el humanismo por encima de los “ismos” ideológicos, sexistas y estéticos que esclavizan a pueblos enteros. La poesía no puede concebirse como instrumento libertario, si no se asume con plenitud la responsabilidad de la palabra.

Nuestra encantadora poeta apela a la dureza optimista de la que nos habla Sartre, para reconciliarnos con el prójimo y nosotros mismos. Resulta inútil una hermenéutica del texto poético desvinculada de la posesión lúdica y placentera del cuerpo. El erotismo de Simonny Azul Urdaneta posee una esencia emancipatoria que la emparenta con la poesía de María Calcaño, la extraordinaria ensayística de Susan Sontag y María Zambrano, la fotografía convulsiva de Diane Arbus y las adolescentes impúdicas de Balthus.

Encontramos una serie de poemas carnales que configuran un Jardín de las Delicias personalísimo: “La mano”, “Por debajo”, “Lengua”, “Espalda”, “Dedos”, “Fuego manso” e incluso la compulsión vitalista que es “Salto”.

Por ejemplo, “Lengua” merecería figurar en una antología pertinente y explícita de la poesía erótica en el Continente, pues mixtura la sensualidad del órgano hambriento y la poderosísima facultad de decir el universo hecho tersa y apetitosa piel: “Escribiré un poema / con mi lengua / en la línea de tu espalda // alargo las vocales / como gemidos / en dirección a tu flanco”.

Por otra parte, los dedos desprenden chispas lúbricas que incrustan un haikú cachondo y purificador: “la tibieza de un pecho / no es suficiente / si llega la lluvia”. A propósito de este deslave insólito y delicioso, nos acompaña otra muestra personalizada de este género poético a cargo de Wafi Salih: “Tiene mi mano / demasiadas caricias / para cerrarla”.

La poesía y la danza corporales distan de ser manobras que distraigan las necesidades urgentes del Ser en sí y para sí. La banalización fetichista y pornográfica de lo carnal, se justifica y es inmanente a un Discurso y una Praxis del Poder que oprime a la sociedad con una saña sin par.

Por tal razón, como lo argumenta Rafael Castillo Zapata, los poetas representan o encarnan a los legisladores intempestivos que contrarían el despropósito político e ideológico y la opresión, ello en el acometimiento de “una misión histórica de redención”.

He aquí un salvífico y vivificante llamado a dar un salto digno por el Todo, sin las cortapisas de los aparatos ideológicos del Estado ni por los mojones y cercados de puntuación que pretenden la sumisión del poema: “no te derrumbes en ti mismo / como torreón inmenso de montaña // trágate la culpa y el / hambre espera / paciente // el próximo abrevadero / la próxima pendiente // y sin dudarlo // salta”.

LEE NUESTRA BIOGRAFÍA PORTÁTIL SOBRE MARÍA ALEJANDRA RENDÓN

José Carlos De Nóbrega / Ciudad VLC

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