El 4 de octubre del año 2012, el Comandante Eterno, Hugo Chávez, junto a un pueblo bravío y lleno de amor, protagonizaron una histórica concentración en el cierre de campaña de cara a las elecciones presidenciales del 7 de octubre, en una movilización sin precedentes en la historia política de nuestro país.


Días antes, el 30 de septiembre, el candidato del antichavismo y las fuerzas de la antipatria habían escasamente llenado la avenida Bolívar en su cierre de campaña, produciéndoles esto una embriagues de arrogancia y triunfalismo.

Cordonazo de San Francisco


Pero la respuesta del pueblo no se hizo esperar y desde tempranas horas del aquel jueves 4 de octubre, ríos humanos marcharon desde todas partes hacia al centro de la ciudad capital y al poco tiempo, en horas cercanas al mediodía, la avalancha bolivariana había desbordado no solo la avenida Bolívar, sino seis avenidas más, sin contar calles, callejones y veredas adyacentes que estaban repletas de amor compromiso y sentimiento patrio.


La gente esperó desde temprano, apretujados, con flores, pancartas y las cámaras en sus manos, atentos a la llegada del Comandante a lo largo de las avenidas Bolívar, Urdaneta, Baralt, México, Universidad, Lecuna, Fuerzas Armadas. El metro estuvo a reventar, fue una verdadera fiesta de los patriotas, quienes se veían y escuchaban a lo lejos cantando.

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Un bautizo colectivo

Pasada la una de la tarde, el Cordonazo de San Francisco derramó de una manera descomunal el cielo de Caracas, un diluvio que envolvió con la misma agua a todos en una especie de bautizo colectivo.


Chávez entonó el Himno Nacional, ante la emoción de tanta gente que lo seguía con el canto del Bravo pueblo. “¡Viva la revolución! ¡Viva el socialismo! ¡Viva Venezuela libre! ¡Viva el siete de octubre! ¡Viva el pueblo venezolano! ¡Viva Bolívar! ¡Viva la juventud! ¡Viva la lluvia!”, se escuchaba la voz del Comandante ante la algarabía de su pueblo.

Cordonazo de San Francisco


Calado de agua hasta los huesos, continuó: “Llegó la avalancha bolivariana a Caracas y llegó con un palo de agua, compadre, Miren como está la avenida Bolívar allá, miren, y la avenida México allá, y Las Fuerzas Armadas allá, y la Lecuna allá, la Baralt, la Urdaneta”.


Comenzaba así su histórico discurso bajo la lluvia, y los patriotas demostraron ante Venezuela y el mundo que seguímos siendo la indiscutible mayoría.

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Ciudad VLC/Especial

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