Cronicón futbolero desde la Madre Rusia [14]
UN CAFÉ ALIÑADO POR COLOMBIA Y ANDRÉS ESCOBAR

Cronicón futbolero desde la Madre Rusia [14] es la décima cuarta entrega de la serie que aborda la cuarta jornada de octavos de final en el Mundial Rusia 2018. JCDN.

 

La gresca entre paisas e ingleses.

 

El martes 3 de julio, Colombia salió con las botas bien puestas del Mundial Rusia 2018. Los jugadores neogranadinos, no obstante el planteamiento defensivo de Peckerman al inicio del partido [el 3-5-1-1 cuestionado por los medios], se batieron en un duelo arisco, corajudo y sin veleidades técnicas contra su oponente inglés. Fueron doblegados en la tanda definitoria de los tiros desde el punto penal, con el marcador de cuatro aciertos por tres.

Lamentamos dos cosas: la ausencia de James Rodríguez por lesión y, peor aún, el pésimo desempeño del árbitro norteamericano, quien perdió el control de tan rudo juego. Nos pareció que la pena máxima atribuida a Sánchez no fue tal, sino tan sólo un forcejeo del paisa con Harry Keane. Total, Keane adelantó a Inglaterra en el tiempo complementario 1-0 con su sexto gol [otro más de tirito penal], lo cual nos retrotraería la sociedad de cómplices entre británicos y gringos en casos como la Guerra de las Malvinas, el binomio conservador Margaret Thatcher – Ronald Reagan y, recientemente, la abrupta salida del aguafiestas Reino Unido de la Comunidad Europea.

 

Pugna a dentelladas en el área chica colombiana

La última media hora del encuentro fue dominada por Colombia con nuevos ingresos como Matheus Uribe y Carlos Bacca. Los paisas fueron por todo a dentellada limpia. Claro está, Quintero acusó el peso de la responsabilidad como conductor [en ausencia de James], además de naufragar solo en el planteamiento ultradefensivo del inicio.

 

Pese al desbalance arbitral, patente en 7 amarillas para Colombia y apenas 2 para Inglaterra, amén del fluir irregular del fútbol por vía de las peleas y los codazos entre adversarios, a los 88 minutos Yerry Mina anota el del empate in extremis 1-1 con testarazo soberbio [el tercero en su cuenta y del mismo modo]. Si no lo reconsidera su club Barcelona para sacarlo de la banca, este central colombiano será tentado por ofertas de diversos equipos europeos.

Media hora de prórroga después, signada por la tensión ponzoñosa entre anglosajones, costeños y cachacos, la fase de desempate a través de los tiros penales no favoreció al más sute sino al más “posicionado” y “patricio” de este desigual orden occidental. Para los poderes fácticos que se desparraman incluso en el deporte, no cuentan las bases norteamericanas en Colombia que solicitó una decadente oligarquía conservadora.

No hay diálogo entre el Centro y la Periferia: el pez chico [o escuálido] le limpia el lomo al más grande [el escualo mayor, por supuesto]. Valga la analogía política. No se encarrilaría la cosa con la gran tapada de Ospina, pues el portero Pickford y los suyos pasaron a cuartos de final por el mero hombrillo.

Sin embargo, el café negro y aliñado con cocuy [esto es un “carajillo” colombo-venezolano] no nos tiñe de amargura el paladar: la selección de la hermana república [sin el binomio envilecido de Uribe Vélez / Santos ni sus adláteres] posee una camada joven e interesante de jugadores que superarán las dificultades por venir.

Apostamos con mayor terquedad por una auténtica integración política, económica, deportiva y cultural de los pueblos de la América de Bolívar, Martí y el Gabo. Por supuesto, tomemos otro carajillo bolivariano en memoria de Andrés Escobar, el gladiador futbolista de Colombia asesinado en 1994 por la sed de violencia narcotraficante, paraca y política de aquel entonces. Que esto no se repita y los pérfidos sean encogidos, medidos y encanados por una sociedad más justa, responsable y democrática.

 

Frosberg celebra el autogol suizo del triunfo.

 

LEE EL RESUMEN DEL ABURRIDO JUEGO SUECIA-SUIZA EN OCTAVOS DE FINAL

POST-DATA RELATIVA AL JUEGO ENTRE SUECOS Y SUIZOS: El 1-0 que favoreció a Suecia [autogol de Akanji para más ñapa] y mandó a los suizos a la frialdad del aeropuerto, nos aburrió sobremanera. No se puede solapar tal desaguisado futbolístico en ensoñaciones tácticas y razonamientos periodísticos abstrusos [también absurdos].

En ausencia del Sueco egotista y genial Zlatan Ibrahimovic y la previsible orfandad coja del suizo Shaquiri [quien no podía escabullirse por el cedido lado derecho], no se trataba de un partido de noble fútbol sino de una desquiciada maquinita de Pin Ball [proveedora de imprecisiones, trompicones y torpezas de lado y lado].

¿Brincarán de alegría los ingleses cuando se enfrenten en cuartos a este equipo de medio pelo que es Suecia? ¿O le temerán a su juego mezquino, anti-futbolístico y trabado? Véanse en ese espejo roto y hagan crujir los dientes de temor conservador.

 

LEE NUESTRA COLUMNA ANTERIOR SOBRE LA CALIFICACIÓN DE BRASIL A CUARTOS

 

José Carlos De Nóbrega / Ciudad VLC

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