EL TERROR EN LA LITERATURA VENEZOLANA

El Terror en la Literatura Venezolana se refiere a un evento conducido por José Vicente Castillo en el Museo de Arte Valencia. JCDN.

 

José Vicente y su conversatorio como si se echasen cuentos de aparecidos

En el Museo de Arte Valencia, ubicado en la Avenida Bolívar Norte cruce con calle Salom, se realizó el conversatorio “El Terror en la literatura venezolana” el martes 23 de abril de 2019, ello en el marco del Día del Libro y el Idioma, a las 10 am. El escritor y periodista José Vicente Castillo fue el ponente de este evento Pre-Feria del libro (FILVEN, 2019, Carabobo).

Un público variopinto colmó la sala del MUVA: El analista político José Ramón Rodríguez, el ingeniero Enrique García Grooscors, el caricaturista Ramón Siverio, el fotógrafo y periodista José Becerra, Edgar Malpica militante del PCV, el periodista y activista social Ismael Noé, entre otros.

Castillo puntualizó que el género del terror es una construcción discursiva del Romanticismo del Siglo XIX, la cual trató la oralidad local y popular con personajes fantásticos y leyendas como el vampiro, el hombre lobo, los espectros y los fantasmas. Tenemos, por ejemplo, los cuentos de los hermanos Grimm, el Frankenstein de Mary Shelley o El Gólem de Gustav Meyrink entre los títulos más emblemáticos.

Un aspecto fundamental del tema es la diferenciación entre los términos “terror” y “horror”: el primero se refiere al miedo a lo susceptible de ser real y el segundo a lo fantástico. Ambos conceptos tienen realizaciones literarias distintas. Por supuesto, ninguno debe considerarse un género menor como el Canon conservador los aprecia fallidamente. A tal fin, Castillo argumentó la obra de Poe, Cortázar y Borges.

 

Cortázar y Borges dos adalides del cuento fantástico

En el caso de Venezuela, la literatura de terror no sólo se haya dispersa sino que no había sido considerada por la crítica literaria tradicional. Sin embargo, en el arte audiovisual ha tenido un mayor desarrollo: Los programas radiales “Nuestro Insólito Universo” y “La Gaceta Lunar”, el seriado sobre Drácula o el unitario El auto con Raúl Amundaray en la extinta RCTV o el youtuber Droos que cuenta con tres millones de seguidores.

Es destacable y curiosa la ausencia de la crítica literaria en el estudio y la divulgación de este género en el país. Entre los críticos que sí lo han hecho, tenemos a Víctor Bravo, Julio Miranda y, en especial, Carlos Sandoval quien además de autor ha realizado antologías como la atinente a los narradores del siglo XIX.

Entre nuestros autores del XIX, tenemos relatos de Eduardo Blanco, Nicanor Bolet Peraza, Tulio Febres Cordero, Julio Calcaño con su cuento Tristán Cataleto, primer vampiro de Latinoamérica publicado antes que el Tanápole del nicaragüense Rubén Darío.

 

Julio Garmendia en su pensión y en bata

LEE UN CUENTO DE JULIO GARMENDIA

En 1931, Antonio Reyes publica el volumen de relatos Cuentos Brujos. Claro está, tenemos los paradigmáticos cuentos de Julio Garmendia Tienda de Muñecos, El médico de los muertos y El Otro Yo. Años después, Salvador incluye cuentos de terror en El Brujo Hípico de 1979 e Israel Centeno publica en 2003 Criaturas de la noche. Por supuesto, no nos podemos olvidar de la novela Un vampiro en Maracaibo de Norberto José Olivar. El mismo José Vicente Castillo y un grupo de escritores merideños publicaron la antología Cuentos de la Sierra bajo el sello editorial de Fundación el perro y la rana.

Por nuestra parte, reseñamos en este medio de comunicación el libro Tiempo de duendes del poeta falconiano Rafael José Álvarez, el cual recopila –aparentando un rigor científico y sociológico- relatos orales de testigos excepcionales como los habitantes de la sierra.

 

Israel Centeno

Las intervenciones interesantísimas del auditorio aliñaron el sentido dialógico del evento: Al calor de las velas una noche de apagones. Por ejemplo, Quique García contaba sus experiencias de muchacho ante el ánima sola en Valencia: Una mujer calva vestida de Nazareno que penaba por nuestras calles. Ramón Siverio adujo la banalización del género del terror y el del horror por vía de la mercadotecnia: esto es el miedo como fetiche comercial e ideológico.

Tanto es así, que pudimos conocer que hasta Dorangel, nuestro come gente, mantiene un blog en internet. ¡Así están las cosas!: El terror se pasea entre la literatura fantástica y la realidad mediática.

LEE EL BOLETÍN DEL MUVA SOBRE EL CONVERSATORIO

José Carlos De Nóbrega / Ciudad Valencia

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