Hay quienes están convencidos de que su investidura los autoriza a decir cualquier cosa y nadie caerá en cuenta de sus desatinos o de sus propuestas irracionales e incoherentes. Tal es el caso del Gobernador de Mérida, Ramón Guevara, que el día jueves 12 de abril durante el primer encuentro de Bibliotecarios del estado Mérida ordenó eliminar de todo el sistema regional de bibliotecas cualquier tipo de material (bibliográfico o digital) que estuviera en sus instalaciones que diera cuenta de la vida y obra de Hugo Rafael Chávez Frías, por cuanto “no quería que se politizara el desempeño de los bibliotecarios y de los usuarios”.
Semejante absurdo ocurrió en el anteriormente denominado Salón del Pueblo, rebautizado por la nueva gestión adeca como Salón Tulio Febres Cordero. Dicho acto, pautado para las 9 am, comenzó con una misa oficiada por el capellán de la Gobernación y luego unas palabras de bienvenida a cargo de la Prof. Thais Roa, presidenta del Instituto de Bibliotecas e Información del Estado Mérida (IBIME), que era el ente convocante.
Luego de la bienvenida y demás saludos protocolares, la Prof. Roa le cedió la palabra al Gobernador de Mérida quien hizo varios anuncios, entre ellos el de un curso en Colombia para los tres mejores bibliotecarios del estado.
Fue allí cuando el Gobernador Guevara, ante el asombro de algunos y la alegría de otros, hizo la solicitud de “eliminar” los textos y cualquier otra documentación referente al Comandante Hugo Chávez de las bibliotecas públicas del estado Mérida.
El absurdo como argumento
Según la Real Academia Española, “absurdo” es un adjetivo que significa “Contrario y opuesto a la razón, que no tiene sentido”, “Chocante, contradictorio”, y “Dicho o hecho irracional, arbitrario o disparatado”.
Anteriormente definimos la solicitud del Gobernador Ramón Guevara como un “absurdo”, es decir, como un sinsentido opuesto a cualquier razonamiento. En el mejor de los casos, sería un disparate. En primer lugar ¿se puede despolitizar una biblioteca? y en supuesto negado de que sí, ¿por qué hacerlo? ¿Cuál es el objetivo (en función del bien común) de semejante medida?
Los libros, los archivos del saber son observatorios de conocimiento sobre el mundo, la historia y los pueblos. Sobre ideas y su intercambio. Sobre cultura y culturas. Son recintos de reflexión, conversación, debate y discusión silenciosa con los textos. Es decir, las bibliotecas son espacios políticos, ¿Cómo y para qué despolitizarlas?
Por otra parte, si despolitizarlas pasa por “eliminar” un referente político de la historia contemporánea venezolana, ¿no cabe el mismo argumento con respecto a otros referentes? Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Rafael Caldera, Carlos Andrés Pérez, Luís Herrera Campins, por ejemplo. De hecho, dicha tesis sería válida también aplicársela a Simón Bolívar, Miranda y Zamora, etc.
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Con respecto a Zamora, valga decir que el mismo fue prácticamente “rescatado” en su transcendencia por la Revolución Bolivariana, después de haber sido sistemáticamente “invisibilizado” por historiadores de derecha y gobiernos a quienes no les convenía conmemorar a un líder del Pueblo que luchó contra la Oligarquía en función de una sociedad más justa.
Quizás sea esa la verdadera intención del supuesto absurdo: invisibilizar, borrar de la memoria colectiva a un líder que luchó contra la oligarquía en función de una sociedad más justa. Repetir en Chávez lo que durante dos siglos hicieron con Zamora. A pesar del silencio, el General del Pueblo Soberano jamás desapareció del corazón y de las luchas del pueblo venezolano, ¿Podrán hacer que desaparezca el Comandante Eterno?
Digna Mente-Ciudad Valencia