IMPERDIBLES DEL PERIODISMO (6): ELOY PORRAS

Imperdibles del periodismo (6): Eloy Porras está dedicado a su libro y manual “Periodismo para el desarrollo” (1975).

Contraportada del manual de Eloy Porras

En mis días de bachillerato, no sé si en Caracas o Valencia, nos asignaron en Castellano y Literatura la lectura del breve volumen “Periodismo para el desarrollo” (Monte Ávila Editores, 1975) de Eloy Porras. El librito nos movió a la alta estimación del oficio periodístico. Aclaro que, fuera de los periódicos artesanales o murales de la adolescencia, no me imaginaba ejercerlo en materia cultural años después.

Esta obra es de muy fácil lectura, dada su transparencia expresiva como discurso y meta-discurso mediático. El manual periodístico de marras respondió a las necesidades y expectativas propias de la década de los setenta: En el marco de la Guerra Fría, se manejaban categorías socio-políticas binarias como Desarrollo / Subdesarrollo y Desarrollismo / No Alineación. Desde el punto de vista estético y literario, pesaban el Nuevo Periodismo norteamericano y latinoamericano, además de voces fundamentales como la periodista italiana Oriana Fallaci en el campo de la crónica y la entrevista.

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El discurso, si bien atisba las nociones de Cambio Social, Democracia participativa y Periodismo liberador y humanista, deja colar no sólo la preceptiva de los géneros periodísticos sino el pragmatismo vivaracho y equívoco del reportero. El sancocho al que se le añaden la ética profesional, el ardid y la picardía le resta algo de autenticidad al texto desarrollado por Porras. A modo de ejemplo, pareciera ser lícito el chantaje a los informantes: “En ciertas circunstancias no queda otro recurso que amenazar a los familiares renuentes (a declarar) con publicar la foto del cadáver”.

Por una parte, se les recuerda a los lectores que el mito de la objetividad justifica y esconde la política editorial ideologizada y los intereses económicos de los accionistas del medio; mientras que por otra, se contradice con la prudencia conservadora del periodista respecto al conservatismo ejecutivo de raíz burguesa. Esto es la confusión habida entre la libertad de información y la libertad de empresa. Por lo que sugiere el autor escribir la noticia entre líneas en muchas ocasiones.

Del fetichismo mediático como problemática aún vigente y universal, nos dice “Por esto, hoy en día la cultura, a través de los medios, es fabricada en serie y luego difundida (…) Es un sistema cerrado. Un sistema económico que obedece a los intereses del mercado”. El mal llamado Cuarto Poder, concepto arbitrario y arrogante, no es más que otro de los aparatos ideológicos del Estado, tal como lo formulara el malogrado Louis Althusser.

Cónsono con la tesis del periodismo como instrumento educativo, Eloy Porras hace gala de un afán pragmático, didáctico e ilustrativo del discurso y meta-discurso periodísticos. Nos refiere una normativa sencilla y expedita para cubrir las fuentes informativas como la política y la economía, amén de la redacción y titulación de la noticia. Sólo que quedaron como materia pendiente el tratamiento de fuentes de información como Cultura, Exterior o Arte y Espectáculos. Asimismo ocurre con los géneros periodísticos del Editorial, el Artículo de Opinión y el Reportaje.

Portada del libro de Eloy Porras

Sin embargo, destaca que la cobertura integral de diversas áreas temáticas se contrapone al concepto convencional de las fuentes informativas que conduce al vicio de la súper-especialización: Se trata, por el contrario, de actuar en equipo multidisciplinario. El enfoque holístico de la noticia facilitaría enriquecer la conciencia y el intelecto de periodistas y lectores. La realidad presentada como absoluto y picada en pedazos, incentiva la fragmentación del ciudadano y el colectivo.

No en balde sus debilidades, tanto las antes descritas como los desencuentros entre el espíritu crítico y el sentido común, el pequeño manual de Porras puede ser de provecho para los estudiantes de comunicación social y los periodistas espontáneos. Es susceptible como primer papel de trabajo en la edificación de un periodismo físico y digital, siempre que no se pierda de vista la cultura de los satisfechos contrapuesta a la miseria de las mayorías.

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José Carlos De Nóbrega / Ciudad VLC

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