Los 60 años de la Revolución Cubana se refiere a un comentario sobre este acontecimiento histórico no exento de polémica. JCDN.

Los barbudos desalojaron al dictador Batista

El 1° de enero de este año de 2019, se cumplieron los sesenta años de la revolución de los barbudos en Cuba. Sin pompa y, curiosamente, sin atosigar a los presentes con consignas desgastadas y desgañitadas ad infinitum, en el Cementerio de Santa Ifigenia, tumba de Fidel en Santiago de Cuba, nos propusimos un panorama de este proceso como si se tratase de la canción “We don’t start the fire”, la imprescindible y tan criticada síntesis musical que Billy Joel hace de la historia contemporánea de los Estados Unidos.

La historia reciente de la isla no ha sido indiferente ni a simpatizantes como el Gabo y Cortázar, mucho menos a la reacción desmedida del Senador Marco Rubio, el Marqués Vargas Llosa y su grey digna del fundamentalismo de la KKK o la Torre de Babel babosa levantada por Trump, eso sí, en el griterío del patrón exhibicionista, egocéntrico y megalómano. El bloqueo económico de larga data contra Cuba, no ha sido suspendido ni por la hipocresía de Barack Obama, mucho menos por el tremendismo politicastro y mediático del actual presidente Trump. Ello no obstante la voluntad mayoritaria de la Asamblea General de la O.N.U.

¿Recuerdan al Canciller venezolano Ignacio Luis Arcaya quien no acompañó el aislamiento latinoamericano de la delegación cubana por obra y gracia del tutelaje norteamericano? ¿No importa el asalto del cuartel Moncada y sí la legitimación de la dictadura de Batista? En el film “El Padrino II”, Michael Corleone, mafioso pero no tonto, ¿no predijo la victoria guerrillera por las ganas libertarias de los rojos del 26 de julio antes que los salarios del Estado Mayor? El escape de los gangsters de la isla no sólo trajo consigo el asesinato del judío Hyman Roth, sino el de su propio hermano Freedo, ambos en la fe del traidor redomado.

LEE ESTE CUENTO DEL CUBANO VIRGILIO PIÑERA

En Bahía de Cochinos naufragó sin fragata propia el presidente Kennedy, irlandés envidiado por católico y cachondo con la Monroe cantada por el poeta Cardenal. Tal fue la saña interna de su magnicidio. Entretanto, Johnson arreció con Vietnam e invadió la República Dominicana en 1965. Por supuesto, el período especial era incomprensible para las vacas gordas que pastaban en Venezuela. Luego de 70 años de equívocos y asedios, el muro de Berlín se vino abajo. Antes, las manos del Che Guevara y luego las de Víctor Jara serían los fetiches de una reacción jubilosa. Sin embargo, los dinosaurios del Sur se fueron extinguiendo con Stroessner, Pinochet y Videla: Hoy tan sólo son fetiches de una era antigua no tan lejana. Sin embargo, Cuba, con sus yerros y fortalezas, sigue allí importunando a Miami. Ello muy a pesar de la consternación que produjo el fusilamiento del General Ochoa, héroe de la descolonización de África.

Se adujo siempre que el arte cubano era 100% realismo socialista del burdo. La ignorancia conservadora desespera, muy a pesar de los baches estéticos del proceso cubano (sobre todo en la exposición pictórica “Nacido en Cuba” en nuestra Valencia, años 80), pues ni siquiera se han asomado a través del ojo crítico del cineasta “Titón” Gutiérrez Alea: la satírica “Muerte de un burócrata” (1966), esa joya cinematográfica que es aún “Memorias del subdesarrollo” (1968) e incluso la controversial “Fresa y Chocolate” (1993).

El escritor cubano Leonardo Padura

¿Y qué pasó con la obra literaria de Lezama Lima, Carpentier, Sarduy, exponentes eximios del Barroco latinoamericano? ¿Y las desoladoras novelas policiales de Leonardo Padura, pese a la ortodoxia burocrática ciega y sorda? ¿Y Fina María Marruz? Más allá del prejuicio político, se ha venido revisando a autores como Virgilio Piñera y Reinaldo Padilla. El caso del gran poeta Heberto Padilla, sin duda traumático para las simpatías por el socialismo cubano, no ha de seguirse confundiendo ni política ni estéticamente con el bluff de Armando Valladares. Cuba no es una mera isla que necesita papel bond para escribir y editar nada más.

¿Acaso la banda de Venezuela, Guaco, no ha recibido el influjo de ese monstruo marino y caribeño llamado Irakere, más allá de los integrantes que optaron por el exilio? Si bien Arturo Sandoval acompaña con florituras logradas las baladas de un decadente Montaner, nos rendimos ante la calidad de los Valdés padre e hijo y Paquito de Rivera. Con todo lo que queremos a la gran Celia Cruz, no nos pareció justo que le jalara las orejas a Andy Montañez por ojeriza ideológica. Por supuesto, Silvio Rodríguez y Pablo Milanés han sido obsequiados con el mote de apologistas de no sé qué régimen y no con el sustantivo de trovadores de segunda generación.

Uno de los primeros discos de la banda cubana Irakere

La envilecida voladura del avión cubano por Posada Carriles y su combo terrorista, los marielitos, la devolución vía judicial de Elián a su papá en Cuba, el fallecimiento de Fidel Castro, la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente, la sucesión de Raúl Castro por Díaz Canel, por ejemplo, merecerían una aproximación nítida, anti-apologética y desprovista de odios histé(ó)ricos. He aquí la agenda de discusión auténtica abierta de par en par. Favor abstenerse las malas lenguas que deshonran a América Latina. ¿El bolivarianismo de José Martí es de una artificial patente comunistoide?

LEE SOBRE JOSÉ MARTÍ

José Carlos De Nóbrega / Ciudad VLC

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